Salud mental: Mi camino a través de la niebla / Mental health: My way through the fog

in #hive-1614472 months ago

Hola, soy Márluy, y soy epiléptica. Ese seria mi saludo si hubiese una asociación de epilépticos anónimos, pero no lo hay.

Para quienes saben sobre la epilepsia, tendrán la imagen de las personas que convulsionan y quedan inconscientes, pero existen otros tipos, siendo la segunda más conocida, aquella que se manifiesta con crisis de ausencia, en la que pierdes la noción de quien eres y en donde estás.

En mi caso, mi abuela materna tenía la versión común de epilepsia, pero a mí me tocó una silenciosa, que se activó saliendo de la adolescencia.

Pero la historia empieza mucho más atrás. Cuando tenía 7 años y mi madre decidió cambiarme de escuela a una mucho mas lejos de casa, con lo cual se afianzó mi miedo a ser abandonada. Desde entonces, la niña extrovertida cambió hacia el otro polo, y eso, por supuesto no fue bien visto, pero tampoco le buscaron el origen a ese cambio.

En casa se conformaron con pensar que era "rara" como mi papá: silencioso y retraído, pero mientras tanto, en mi cabeza pasaban cosas.

Geralt - Pixabay

A mamá no le gustaba una hija rara teniendo un hijo común, pero aunque no era feliz siendo diferente, tampoco quería cambiar para complacer, solo quería respuestas que nadie era capaz de darme.

Yo iba mas rápido que todos en clases, y hasta en mis primeros empleos, y fue esa rapidez la que a los 23 años me dio mi primer sacudón. Tres crisis seguidas, causadas por stress, me hacían no querer seguir en pie, por eso mi cerebro hacia ¡desastres! Bulimia, anorexia e insomnio crónico durante un mes, me llevaron (por suerte) a un diván.

Recuerdo de esa época no parar de llorar casi todo el día, y todos me veían como una verdadera loca, inclusive yo misma.

De esa primera visita, entendí que mi cerebro jugaba en contra, pero igual tocaba seguir, pues en ese entonces era quien proveía en casa, y pagar una terapia no entraba en presupuesto.

Geralt - Pixabay

Cuatro años después, una visita a la UCI para lavar mi estomago con carbón líquido, prendió alarmas peores que las que anuncian las bombas durante las guerras, pero solo yo las escuchaba, para los demás era solo ganas de "llamar la atención". De ese incidente no recuerdo mucho, salvo despertar en una sala llena de tubos y agujas, y preguntar qué hora era y qué día también.

De ahí en más visité una serie de psiquiatras, los mismos que pedía en mi adolescencia y mi madre decía que no eran necesarios, aunque yo sentía que si. La luz apareció cuando llegué a mi terapeuta Abrahan Genis, quien dio con un diagnóstico que si se aproximaba a lo que yo sentía: ¡eres disritmica!

Mi cerebro simplemente va más rápido, pero en esa rapidez excesiva se cansa y "se apaga" apareciendo la crisis de ausencia.

En principio sentí que todas las piezas encajaban, pero a la vez me daba un miedo increíble tener que lidiar con esa nueva realidad que ya tenía nombre y tratamiento. Por suerte, 4 años de psicoterapia y medicación me enseñaron a vivir con esta condición, que todavía existe, pero que en mayor o menor grado he logrado controlar.

Parte de "la cura" fue educar a mi núcleo familiar a vivir conmigo y con mi cerebro, empezando por la aceptación sin burlas ni reproches, creo que ese paso ayudó a que yo volviera a entrar en el carril de la "normalidad".

Ahora estoy parcialmente equilibrada para los demás, pero en mi cabeza, considero que ando al 90% de mi normalidad. Con la maternidad dejé la medicación y me he mantenido de cierta manera estable, aunque los fantasmas no terminan de mudarse, pero ya los reconozco y cuando se activan, sé como reaccionar.

No ha sido un camino fácil, pero encontré a quien realmente ayudó a que recobrar el equilibrio necesario, y sobre todo me enseñó que ser "normal" era aburrido, por lo que en lugar de sentirme mal, debía ver las virtudes de mi condición.

Ahora me encanta andar desentonando entre lo que los demás consideran que debo ser, sin prestar mucha atención al qué dirán, procurando que cada vez me afecte menos escuchar cuando me dicen loca... pues si realmente lo estoy, es algo de lo que siento orgullo haber podido controlar.

Hello, I'm Márluy, and I am epileptic. That would be my greeting if there were an association of anonymous epileptics, but there isn't.

For those who know about epilepsy, they will have the image of people having convulsions and losing consciousness, but there are other types, with the second most well-known being absence seizures, in which you lose the sense of who you are and where you are.

In my case, my maternal grandmother had the common version of epilepsy, but I got a silent one, which was triggered as I entered adolescence.

But the story starts even further back. When I was 7 years old and my mother decided to change my school to one much further from home, which made my fear of abandonment solidified. Since then, the outgoing girl shifted to the other pole, and that, of course, was not well-received, but the origin of that change was also not sought.

At home, they settled with thinking that I was "weird" like my father: quiet and withdrawn, but in the meantime, things were happening in my head.

Geralt - Pixabay

Mom didn't like having a strange daughter having a common son, but although I wasn't happy being different, I didn't want to change to please, I just wanted answers that no one could give me.

I was ahead of everyone in classes, and even in my early jobs, and it was that speed that gave me my first jolt at 23 years old. Three consecutive stress-induced crises made me not want to continue standing, so my brain was a mess! Bulimia, anorexia, and chronic insomnia in just a month led me (luckily) to a therapist's couch.

I remember from that time not being able to stop crying almost all day, and everyone saw me as truly crazy, myself included.

From that first visit, I understood that my brain was working against me, but I still had to continue, as I was the provider at home at that time, and paying for therapy wasn't in the budget.

Geralt - Pixabay

Four years later, a visit to the ICU to wash my stomach with liquid charcoal raised worse alarms than those announcing bombs during wars, but only I heard them, for others, it was just a desire for "attention". I don't remember much from that incident, except waking up in a room full of tubes and needles, and asking what time it was and what day it was.

From then on, I visited a series of psychiatrists, the same ones I asked for in my adolescence and my mother said were not necessary, although I felt they were. The light appeared when my therapist Abraham Genis arrived, who came up with a diagnosis that was closer to what I felt: you are dysrhythmic!

My brain simply moves faster, but in that excessive speed, it gets tired and "shuts off," leading to the absence seizure.

At first, I felt like all the pieces fit together, but at the same time, I felt an incredible fear of having to deal with this new reality that now had a name and treatment. Luckily, 4 years of psychotherapy and medication taught me to live with this condition, which still exists, but I have managed to control it to a greater or lesser extent.

Part of "the cure" was educating my family nucleus to live with me and my brain, starting with acceptance without mockery or reproach. I believe that step helped me return to the "normalcy" lane.

Now I am partially balanced for others, but in my head, I consider myself at 90% of my normality. With motherhood, I stopped taking medication and have managed to remain stable in a certain way, although the ghosts have not completely moved out, but I recognize them and know how to react when they arise.

It hasn't been an easy road, but I found someone who truly helped me find the necessary balance, and above all, taught me that being "normal" was boring, so instead of feeling bad, I had to see the virtues of my condition.

Now I love to stand out by being different from what others consider I should be, paying little attention to what they might say, trying to let it affect me less each time I hear them call me crazy... because if I really am, it is something I am proud to have been able to control.


Foto/Photo by: Geralt from Pixabay and @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.

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Voy a comenzar mi comentario reprobando tu oración final con todo respeto, pues no creo que estés loca porque eso justamente no se puede controlar, además que estás tan cuerda que sabes lo que tienes y puedes vivir con eso sin medicamento y deseo de todo corazón, que siempre sea así, pero en el caso de que necesites volver a tomar medicina no dudes en hacerlo, a veces son necesarias para estabilizarnos.

No sabía que existían ese tipo de epilepsia, solo la común que mencionas, la conocí en el momento que comenzamos a compartir, y te cuento que en mi familia hay un gran porcentaje de enfermedades mentales, unas que son tratadas y reconocidas otras que no y esas son las que abundan, a mí me dicen cariñosamente la loca Ana María o que siempre salgo con mis locuras, esa loca interna está más madura y se porta bien, pero yo la adoro y la acepto como tú y esa locura es la que nos unió en esta vida, jejej sigamos siendo unas locas divertidas haciendo el bien sin mirar a quien, pero eso sí, jamás pisadas ni derrotadas.

Lo que has vivido aún con dolor es lo que te ha llevado a convertirte en la mujer que eres.

P.D: si te vas a matar no lo hagas con un ñame, mejor usa una yuca, si te la entierras bien y mueres quedarás por lo menos medio feliz jejeje. 😛🤣 toma tu yucota.

Jajajaja. Eso era una papa que parecía un arma.
Yo no me considero ni me siento loca, pero si diferente y aprendí a disfrutarlo sobremanera.
Y si, la vida me ha llevado a conocer personas que rompen la normalidad y me ha hecho ver qué está bien ser quien soy.

Que importante llegar a encontrar, a esos médicos, que dan en la tecla con el diagnóstico. Aunque estimo, que conforme pase el tiempo, todo va cambiando. Por lo tanto, estimo que es una lucha constante, pero por suerte, lo puedes controlar. No encajar en la "normalidad", debe ser bonito y también conlleva una gran responsabilidad.

Me encanto, conocer más de ti.

Loca hermosa

Obvio que van cambiando, pero la raíz es la misma, y sé cuando se viene una crisis y me obligo a parar antes que sea peor.
Pero si, es un proceso, sobre todo porque es hereditario, y debo estar en constante observación de mis hijos.

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Ya me lo sospechaba, por algo tenemos esa afinidad apenas sin conocernos.
No sé, si somos diferentes o la sociedad pretende encasillarnos y nos dificulta el ser. Afortunadamente, encontraste quien te ayudo a conocerte y manejar lo que puede ser no enfermedad, simplemente no todos somos iguales.
En mi último encuentro con el psiquiatra, se sorprendió por los cambios que me observo y aunque estuvo en desacuerdo con que abandonara la medicación, ya han pasado muchos años y creo que me conozco mejor que antes y mejor él con ser profesional.
No recomiendo abandonar los tratamientos sin considerar las observaciones del profesional, pero desconfió de la medicación de por vida, que mantiene, pero no cura y ya tengo suficiente con el hipertensivo.
Y por supuesto, que si un día siento que se alborota la azotea, saldré corriendo a la consulta del psiquiatra.

Salud, paz y un dulce fin (principio) de semana @mamaemigrante

En mi caso no abandone la medicación, estaba en procesos de prueba de irla suspendiendo cuando salí embarazada y el médico me dió el visto bueno, aunque con la advertencia de que si observaba algo debía regresar a ello. Inclusive habló con mi obstetra y lo puso al tanto. Realmente fue una gran ayuda en todo el proceso.

Mi decisión fue a raíz de un segundo cambio de medicamento por la escasez, cuando desapareció de las farmacias el que venía tomando con regularidad, el médico me lo sustituyo por uno muy similar y que implicaba una dosis menor, pero al desaparecer este también, me receto otro. Pero este implicaba posibles efectos no deseados más negativos que mi condición y opte por tomar el riesgo.
Ya han pasado muchos años de mi último episodio de euforia, y para cuando asistí a la consulta había pasado, sin medicación.
El Doctor se sorprendió de los cambios en mí, y me pregunto si había consumido algo para lograrlo, y más se sorprendió con la respuesta: Libros. Lectura y autoconocimiento.
Creo que fue una época de reseteo.

Esto demuestra lo importante que es buscar especialistas y no solo quedarse con “solo quiere llamar la atención” me alegra mucho que conseguiste la ayuda que necesitabas

Si. Por algo están los psicólogos y psiquiatras, y la verdad son una granm ayuda para canalizar eso que nos inquieta.
Una visita a tiempo puede hacer una gran diferencia.

Siento que el tema que se eligió para este mes, La Salud Mental, es uno de esos que sirve para abrir los ojos a muchas realidades que son desconocidas por el entorno en que uno se desenvuelve. Si bien tienes una condición que si estás pendiente de proteger tu salud mental, puede cambiarse y/o controlarse, entonces se ha logrado el objetivo. Poder convivir con ella, y con el mundo. Pero lo mejor de todo es, que al conocerla bien y manejarla a tu medida y posibilidad, se va a convertir en solo un "descontrol controlable", para tu beneficio y el de tu salud mental. Suena raro, pero así lo veo. Saluditos, mi querida amiga.😍

Me encantó esta publicación y, en tus escritos hay parte de esa dulce locura que dices que profesas.

Como profesor he visto malas prácticas, algunas han terminado en modo fatal porque los adolescentes más drásticos o menos "valientes"para seguir su vida han decidido acabar con ella.

En este proceso es esencial la familia y la educación, para mí son vitales y, en mi experiencia personal he posido ayudar a evitar situaciones dramáticas.

Compartí una experiencia que tuve con algunos adolescentes que me hizo enamorarme más de mi profesión.

Ojalá la vida tuviera tantos locos como tú, disculpe que la tutee, sería mucho mejor.

Gracias por comparir.
Ojalá sea leída por muchas familias, padres sobre todo.

Salud y saludos.

Para mi tus excentricidades son exquisitas, una genia absoluta! Igual 90% es un numerazo! Yo no se si podría exhibir un número tan alto para mi mismo! Pero tambien hay una frase de Krishnamurti que a mi me liberó de lo que me hace desentonar "No es signo de salud mental estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma"

Los equivocados son los otros y sanseacabó!

Lindo post amiga, me gustó conocerte un poco mas!