Para quienes venimos de un país en donde siempre es primavera, vivir esta experiencia del cambio de estació,n es simplemente algo que tenemos que experimentar para poderlo entender.
En mi caso, la llegada de la primavera tiene más una connotación romántica que realmente un cambio en sí. Recuerdo que la primera primavera que vivía aquí en Argentina, me resultó un tanto sorpresiva, pues pensaba que el frío polar se iría de inmediato, pero la realidad fue que pasamos la mitad de esta estación tan abrigados, como si fuera invierno todavía.
Lo que sí me gusta, es la tradición de regalar flores para empezar la primavera, ya que este colorido brinda cierta felicidad, en medio de un clima que fue muy duro durante tres meses seguidos.
Con el paso del tiempo, ya mentalmente nos vamos acostumbrando a la llegada de cada una de las estaciones, sabiendo cómo proceder ante los cambios climáticos y alimenticios que son necesarios para pasar de la mejor forma todo el tiempo que dure cada una.
Y es que cada una tiene su encanto, aunque particularmente, una de las que menos disfruto es el verano tan amado por los sureños, pues aunque lleves menos ropa, no se soporta tanto calor (por lo menos yo no)
Pero aprendí también a no estresarme por eso, ya que al llegar la primavera, mi mente se programaba con el pensamiento de que pronto vendrían los días de calor. Mientras, se disfrutan las tardes coloridas, las brisas frescas y poder seguir tomando bebidas calientes, pues cada primavera realmente se festeja por el hecho de haber podido aguantar el invierno, y el paso a un nuevo ciclo de la vida, en el que plantas y animales aprovechan cada segundo para dejar su huella en el planeta.
For those of us coming from a country where it's always spring, living through this experience of the changing of seasons is simply something we have to go through to be able to understand it.
In my case, the arrival of spring has more of a romantic connotation than an actual change itself. I remember that the first spring I experienced here in Argentina was somewhat surprising, as I thought the polar cold would immediately disappear, but the reality was that we spent half of this season bundled up as if it were still winter.
What I do like is the tradition of giving flowers to welcome the spring, as this colorful gesture brings a certain happiness amidst a climate that was very harsh for three consecutive months.
Over time, we mentally get used to the arrival of each season, knowing how to deal with the necessary climatic and dietary changes to better navigate through the duration of each one.
Each season has its charm, although personally, one of the ones I enjoy the least is the summer so beloved by those in the southern regions, as even wearing less clothing, the heat is unbearable (at least for me).
But I also learned not to stress about it, as with the arrival of spring, my mind would be set on the thought that the hot days would soon come. Meanwhile, one enjoys the colorful evenings, the cool breezes, and being able to continue drinking hot beverages, because every spring is truly celebrated for having endured the winter and transitioning into a new cycle of life, where plants and animals take advantage of every second to leave their mark on the planet.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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