Bienvenidos a un nuevo paseo. Espero que te hayas arreglado y vestido con tus mejores galas, porque hoy visitamos el que se conoce en Zaragoza como salón de la ciudad.
Tenemos por delante una de las plazas peatonales más grandes de Europa, solo superada por la plaza Roja de Moscú.
Por si no tienes idea todavía de dónde estamos, es aquí:
Para empezar este paseo entraremos en la plaza desde el río Ebro, por calle Salduba. Cuando demos la vuelta a la esquina del único edificio hay en ese lado, hacia la izquierda, nuestros ojos contemplan esta maravilla.
Esta plaza es conocida también como plaza de las Catedrales y en la siguiente foto se aprecia el motivo. Muchos no saben que la Basílica de Nuestra Señora del Pilar tiene categoría de catedral, igual que La Seo o Catedral del Salvador.
Fue reformada en 1991 para reconvertirla en un enorme espacio peatonal que se ha convertido en punto de convocatoria esencial para la mayor parte de las actividades que se celebran en la ciudad. Desde conciertos hasta recitales de jotas, pasando por manifestaciones o celebraciones deportivas, todos los zaragozanos conservan en la memoria momentos especiales vividos en ella.
Tras sobrepasar unos cuantos metros la Fuente de la Hispanidad, es momento de girarnos y apreciar las nuevas vistas. ¿Te has fijado en lo que forma la silueta de la fuente? Si miras al suelo verás el resto de continente que falta, en forma de piscinas.
Las torres que sobresalen tras la fuente corresponden a la Iglesia de San Juan de los Panetes. La más alta está un poco ladeada, pero no corre peligro.
Nos damos la vuelta de nuevo y avanzamos hasta... ¿una bola? ¡Sí, una bola! Aviso: no es aconsejable que intentes emular a Messi o a Cristiano Ronaldo. Es una escultura de hormigón que representa el globo terráqueo.
Una vez rebasada la bola del mundo, alcanzamos el centro neurálgico de la plaza: la magnífica Basílica de Nuestra Señora del Pilar.
Es un templo barroco del siglo XVII. La Basílica contó con una única torre (la de Santiago, de 1715, situada en el lado oeste de la fachada principal) hasta el siglo XX. La última terminó de construirse en 1961.
Este monumento es de acceso gratuito. Forma parte de la Ruta Mariana compuesta por los templos de El Pilar, Torreciudad, Lourdes, Meritxell y Montserrat.
Además de albergar la imagen de la Virgen del Pilar, podemos disfrutar de la sillería del coro, el retablo del Altar Mayor y de dos grandes frescos pintados por Goya sobre una bóveda y una cúpula.
Pagando entrada se puede acceder al Museo Pilarista, en el que se encuentran las joyas y mantones de la virgen y subir a una de las torres desde donde hay unas vistas privilegiadas de toda la ciudad.
Regresamos un poco sobre nuestros pasos para colocarnos frente a la fachada. Justo en su centro podemos contemplar un retablo que representa la venida de la Virgen. Su autor es el escultor aragonés Pablo Serrano, considerado como uno de los más destacados del siglo XX en España.
Justo frente a este retablo se accede a la calle Alfonso I (el mismo que tiene su estatua en el Parque Grande y que vimos en el post anterior). Este es el acceso natural a la plaza si llegamos desde la plaza de España, y la sensación de ver la imagen de la Virgen que poco a poco queda más cerca, hasta el instante en que se abre el gigantesco espacio hacia ambos lados, impresiona.
El edificio que sigue al Pilar es el Ayuntamiento o Casa Consistorial de la ciudad. Es de obra moderna, terminado en 1965. Está inspirado en los palacios renacentistas aragoneses, de cuyo estilo destaca el gran alero de madera. La puerta principal está franqueada por dos esculturas de Pablo Serrano: el Ángel Custodio (protector de la ciudad) y San Valero (su patrón).
A pesar de que algunas concejalías han trasladado su sede a otros edificios municipales, la institución mantiene actividades administrativas y de representación en esta construcción. Asimismo es el lugar donde el Alcalde recibe a los visitantes ilustres de manera oficial.
El edificio siguiente es la Lonja de Mercaderes, que data del siglo XVI. Fue la primera construcción renacentista de la ciudad. Si has visitado Florencia puede recordarte al Palacio de los Médici-Riccardi, y es que al proyectarlo se inspiraron en los palacios italianos de la época.
En la actualidad alberga exposiciones temporales y casi siempre son gratuitas, por lo que acercarse a visitarla lleva premio doble.
Delante de la Lonja nos encontramos el homenaje de Zaragoza al pintor aragonés Francisco de Goya y Lucientes.
El conjunto de estatuas fue donado por el Banco Zaragozano y obtuvo su disposición actual combinada con los surtidores y láminas de agua con la reforma del resto de la plaza de 1991.
En las esculturas, de Fernando Marés, podemos admirar a un Goya en plena faena artística, en posición relajada. Delante de él, dos parejas de majos y majas en diferentes posiciones como si estuviesen disfrutando en la Pradera de San Isidro de Madrid.
Y con el aragonés universal por excelencia, llegamos al final de este paseo. Dijimos al principio que esta plaza se conoce como la de las Dos Catedrales, y eso es cierto. Sin embargo, en realidad es una mentirijilla porque, aunque hemos visto al fondo todo el tiempo la Catedral del Salvador, ésta tiene su propia plaza. Y la recorreremos otro día.
Aprovechemos el frescor de la fuente y descansemos en uno de los bancos cercanos contemplando la plaza de Nuestra Señora del Pilar en plenitud. Nos lo merecemos.
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