Son los espacios los que nos dan cabida para encontrar nuestro destino final. Encontrar la valentía para despedir un amigo; ya sea un vecino, un pariente o el amigo más fiel del mundo.
Son esos momentos en que nos detenemos a pensar en ese cúmulo de experiencias vividas y las que deseábamos compartir con ellos. Son varios adiós muy cercanos en el tiempo, son perdidas millonarias en el alma del destino. Son seres que se van antes y nos van guiando en el camino. Nos esperan más allá de las lineas marcados del que aquí no pases.
Hay que tener valor para despedir un amigo y más para dejarlo ir por ese instante, porque siempre estarás en tu mente reflejándose y esa pizca de luz brillara continuamente en los recuerdos más valiosos, los momentos vividos. Se me quedaron muchas cosas por hacer, pero disfrute cada camino seguido.
Voy a tener el valor de seguir y aprender lo que duele el destino.
Voy a seguir teniendo este sentimiento de abrazar continuamente para no perder ni un minuto el destino.
Voy a tener el valor de recordar que son los momentos más valiosos los que tienes delante de ti y se vuelven el destino.
Voy a tener el valor de recordar el momento que llegaste a mi vida y te volviste mi mejor destino.