Pixabay, cortesía de Thevirtualdenise
Los padres somos ejemplo vivo para nuestros hijos. Por eso debemos estar enfocados en el gran compromiso y responsabilidad que tenemos en la formación y educación de esos seres que vienen a través de nosotros, pero que no nos pertenecen, como bien lo dice el poeta khalil Gibrán. Debemos tomar en cuenta que ellos siguen nuestro ejemplo y, en consecuencia, desarrollan así sus comportamientos.
Somos los padres los que debemos inculcarles valores y principios a los hijos desde una edad temprana, para que de esta manera puedan crecer y desarrollarse como seres humanos integrales. Por esto, es muy importante comprender que somos un modelo para ellos que imitarán y repetirán dentro y fuera del hogar, siendo niños o, más adelante, cuando sean adultos.
Considero que, en la actualidad, los patrones de crianza han venido cambiando, aunque, es posible que, todavía queden vestigios de aquella crianza que se practicaba en la época de nuestros abuelos, nuestros padres e incluso en la nuestra en la que se formaba a partir de una autoridad con todo el poder, y que la mayoría de las veces, recaía sobre los hombros de los papás, a los que se les tenía más miedo que respeto.
Creo que algunas creencias y paradigmas en la crianza de los hijos han quedado en el pasado. Los padres de estos nuevos tiempos buscan prepararse para asumir la responsabilidad con más conocimiento, más confianza y menos temores, y aunque cada caso es diferente, siempre es mejor manejar información basada en la experiencia de otros padres, pero que sirva para practicar en carne propia el más hermoso y noble rol que se asume cuando se decide traer hijos al mundo.
En la nueva era de la crianza respetuosa, se busca criar hijos que se sientan valorados por sus padres en el núcleo familiar como seres únicos y muy especiales, hijos amados y respetados, hijos sin traumas. Así pues, en ese sentido, los padres debemos estar abocados a criar de la mejor manera posible a nuestros hijos, tanto a los niños como a las niñas.
El debe ser es apartar la creencia que también está muy arraigada, de que las hembras se crían de una forma distinta a los varones como todavía piensan muchas familias. Lo que ha contribuido al crecimiento de una sociedad machista.
Ahora bien, como decía más arriba, somos ejemplo vivo para nuestros hijos y en el seno del hogar ellos se forjan con lo bueno y lo malo que tenemos los padres como individuos. Por esto debemos procurar un comportamiento positivo, respetuoso y tolerante. Si en los pilares de un hogar existen marcadas diferencias en el pensamiento y en el comportamiento de cada uno, pienso que estas diferencias influyen determinantemente en la concepción que los hijos se hacen de ese entorno y así mismo las reproducirán en el futuro, según lo que vieron y vivieron en ese hogar así.
Si los hijos crecen en un hogar en el que no se reconoce el valor del respeto, de la solidaridad, de la tolerancia, en el que la mentira o el engaño reinan, no será diferente en la mayoría de los hogares que se formen a futuro, aunque, por supuesto, existen las excepciones y hay quienes rompen esos esquemas para hacer las cosas de una forma distinta.
Es válido preguntarnos ¿qué modelos somos o hemos sido para nuestros hijos, qué ejemplos les hemos compartido? y es válido, también, hacer esa autoevaluación para cambiar lo que se deba y mejorar nuestra forma de ser y de actuar ante los ojos de nuestros hijos, a sabiendas de que ellos nos tienen como los primeros ejemplos que siguen en sus vidas.
Estamos llamados, como padres, a educar sobre la base de valores y principios, a ser buenos ejemplos para los hijos y a respetarlos y a amarlos como lo más valioso que tenemos en la vida.
Espero que estas reflexiones que comparto hoy puedan motivar a un ejercicio para la autoevaluación y autorreflexión de otros padres.
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As parents, we are a living example for our children. That is why we must be focused on the great commitment and responsibility we have in the formation and education of those beings who come through us, but who do not belong to us, as the poet Khalil Gilbrán rightly says. We must take into account that they follow our example and, consequently, develop their behavior.
We, the parents, are the ones who must instill values and principles in our children from an early age, so that they can grow and develop as integral human beings. For this reason, it is very important to understand that we are a model for them that they will imitate and repeat inside and outside the home, as children or, later on, when they are adults.
I believe that, at present, the patterns of upbringing have been changing, although it is possible that there are still vestiges of that upbringing that was practiced in the time of our grandparents, our parents and even in our own, in which we were formed from an authority with all the power, and that most of the time, fell on the shoulders of the parents, who were more feared than respected.
I believe that some beliefs and paradigms in parenting have been left in the past. The fathers of these new times seek to prepare themselves to assume the responsibility with more knowledge, more confidence and less fear, and although each case is different, it is always better to handle information based on the experience of other fathers, but that serves to practice in the flesh the most beautiful and noble role that is assumed when you decide to bring children into the world.
In the new era of respectful parenting, we seek to raise children who feel valued by their parents in the family nucleus as unique and very special beings, loved and respected children, children without traumas. So, in this sense, parents should be committed to raise the best possible way to our children, both boys and girls.
The must is to set aside the belief, which is also deeply rooted, that females are raised differently from males, as many families still think. This has contributed to the growth of a macho society.
However, as I said above, we are a living example for our children and in the bosom of the home they are forged with the good and the bad that we as parents have as individuals. For this reason, we should strive for a positive, respectful and tolerant behavior. If in the pillars of a home there are marked differences in the thinking and behavior of each one, I think that these differences have a determining influence on the conception that the children have of that environment and they will reproduce them in the future, according to what they saw and lived in that home.
If children grow up in a home that does not recognize the value of respect, solidarity, tolerance, in which lies or deceit reign, it will not be different in most of the homes that will be formed in the future, although, of course, there are exceptions and there are those who break those schemes to do things in a different way.
It is valid to ask ourselves what models we are or have been for our children, what examples we have shared with them, and it is also valid to make this self-evaluation in order to change what is necessary and improve our way of being and acting in the eyes of our children, knowing that they have us as the first examples they follow in their lives.
We are called, as parents, to educate on the basis of values and principles, to be good examples for our children and to respect and love them as the most valuable thing we have in life.
I hope that these reflections that I share today can motivate an exercise for self-evaluation and self-reflection of other parents.
Agradecida a #Motherhood por la oportunidad de compartir en esta hermosa comunidad nuestras vivencias y experiencias vividas como padres.
Grateful to #Motherhood for the opportunity to share in this beautiful community our experiences as parents.
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