En días pasados leía con angustia la evolución de la dermatitis atópica de la princesita de @evelynchacin y de verdad puedo entender su preocupación, ya que también pasé recientemente por una situación angustiante con mi hijo menor.
Y es que cuando la salud se ve comprometida, se convierte en motivo de alarma, más aún cuando los hijos son sanos. Así ha sido mi caso, ellos de un resfrío no pasan, por lo que episodios de asma, bronquitis y demás no forman parte de mi experiencia con ellos.
Sin embargo, no son de piedra, por lo que una situación atípica terminó un tanto fuera de control.
Empezó con un ligero malestar de mi pequeño que presentó fiebres y algo de mocos, por lo que imaginé podía ser una amigdalitis, ya que de niña yo tuve cuadros similares a ese. Solo que un ligero punto rojo se veía cerca del lagrimal de uno de sus ojos, pero según él nada lo había picado, ni se había rascado ahí, así que quizás era un orzuelo.
Ese día, por la fiebre, no lo mandé a clases, pero tampoco podía faltar al trabajo, para que no me descontaran por inasistencia, pues vivo con la ganancia justa para cumplir con todos los pagos mensuales.
Pero al verlo en este estado, fueron mis jefes los que me dijeron que me retirara. Acto seguido, pedí una cita con un pediatra en una clínica, para que me atendieran el mismo día, ya que al no ser una emergencia, ir al hospital era esperar demasiado por atención.
Cuando llegamos, el doctor lo primero que vio fue su ojo. En un par de horas se había inflamado demasiado! Parecía un boxeador al terminar una pelea y yo, tratando de levantarle el ánimo le decía que se veía como Rocky Balboa, pero ni eso lo hacía sonreir. Ahí fue cuando empezó realmente mi semana del terror.
El médico luego de revisarlo me dijo que era un cuadro atípico de celulitis y que debía actuar rápidamente, antes de las 48 horas, o caso contrario debía ser internado para evitar comprometer su ojo. Con la amigdalitis (que en ese no fallé mi diagnóstico) también mandó tratamiento. Así que saliendo del consultorio fuimos directo a la farmacia y compramos todo, que por suerte eran solo 3 medicamentos y tenía el dinero para costearlos.
Volvimos a casa y de inmediato empezamos el tratamiento, pero yo veía que su ojo estaba cada vez más hinchado y llegó un punto en el que no se veía sino un gran bulto de piel. Lo cansaba preguntándole a cada momento si lograba ver por ese ojo, pues siempre me decía que si.
No sé si sería por el malestar, o efectos del tratamiento, pero mi pequeño remolino que siempre anda brincando y hablando, solo dormía y debía despertarlo para darle la medicación o hacerlo comer algo, pues hasta el apetito perdió. Estuvo a dieta líquida, pues la amigdalitis no le permitía tragar normalmente.
Por suerte, a las 24 horas la inflamación empezó a ceder, la fiebre ya no estaba y a las 48 horas comía un poco más. Sin embargo no fue un proceso rápido, estuvimos 5 días con tratamiento y levantadas de madrugada para no perder la secuencia del tiempo entre toma y toma.
Esa semana, por supuesto, no trabajé, y la verdad no pensé en presupuesto, ni gastos, solo en lograr que mi pequeño mejorara. Mantenía informada a mi supervisora, quien al momento de incorporarme me dijo que no debitarían esos días de mi pago!
Superamos esta crisis rápidamente, gracias a que acudimos a tiempo al médico, y aunque yo sabía sobre la aparición de celulitis en cualquier parte del cuerpo, jamás me imaginé que en el rostro también se dieran casos. Y creanme que pensé mucho antes de compartir esta experiencia, pero quizás a alguien le sirva conocer al respecto.
Por eso es super importante que estemos pendientes de cambios en los hijos, algún moretón, raspadura, o en este caso, lo que parecía ser una picada inofensiva, pero que terminó siendo una experiencia que no se la deseo a nadie.
In recent days I was reading with anguish the evolution of the atopic dermatitis of the little princess of @evelynchacin and I truly can understand her concern, as I also recently went through a distressing situation with my youngest son.
When health is compromised, it becomes a cause for alarm, even more so when the children are healthy. That has been my case, as they don't just get over a cold, so episodes of asthma, bronchitis, and the like are not part of my experience with them.
However, they are not made of stone, so an atypical situation ended up slightly out of control.
It began with a slight discomfort of my little one who had fevers and some mucus, so I imagined it could be tonsillitis, since as a child I had similar episodes. Except that a slight red spot was seen near the tear duct of one of his eyes, but according to him nothing had bitten him, nor had he scratched there, so maybe it was a sty.
That day, due to the fever, I didn't send him to school, but I also couldn't skip work, so I wouldn't get deducted for being absent, as I live on a tight budget to cover all monthly expenses.
But seeing him in this state, it was my bosses who told me to leave. I immediately asked for an appointment with a pediatrician at a clinic, to be attended the same day, since it wasn't an emergency, going to the hospital would mean waiting too long for care.
When we arrived, the doctor's first concern was his eye. In a couple of hours it had swollen too much! He looked like a boxer at the end of a fight and I, trying to cheer him up, told him he looked like Rocky Balboa but not even that made him smile. That's when my week of terror truly began.
The doctor, after examining him, told me it was an atypical case of cellulitis and that I had to act quickly, within 48 hours, or else he would have to be admitted to prevent his eye from being compromised. For the tonsillitis (of which I didn't fail in my diagnosis) he also prescribed treatment. So upon leaving the doctor's office we went straight to the pharmacy and bought everything, luckily it was only 3 medications and I had the money to afford them.
We returned home and immediately started the treatment, but I could see that his eye was getting more swollen and there came a point where it was nothing but a large skin lump. I tired him out by asking him all the time if he could see through that eye, as he always answered yes.
I don't know if it was due to the discomfort, or effects of the treatment, but my usually lively little whirlwind who is always jumping and talking, would only sleep and I had to wake him up to give him medication or make him eat something, as he even lost his appetite. He was on a liquid diet, as the tonsillitis didn't allow him to swallow normally.
Fortunately, after 24 hours the swelling started to go down, the fever was gone, and at 48 hours he was eating a bit more. However, it wasn't a quick process, we spent 5 days with treatment and getting up in the middle of the night to not miss the timing between doses.
During that week, of course, I didn't work, and truth be told, I didn't think about budgeting or expenses, just about getting my little one better. I kept my supervisor informed, who upon my return told me they wouldn't deduct those days from my pay!
We overcame this crisis quickly, thanks to the fact that we went to the doctor in time, and although I knew about the appearance of cellulite in any part of the body, I never imagined that there were also cases on the face. And believe me, I thought long and hard before sharing this experience, but maybe it would be useful for someone to know about it.
That's why it's super important to be vigilant of changes in children, any bruise, scrape, or in this case, what seemed like a harmless bug bite, but ended up being an experience I wouldn't wish on anyone.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.ctt