Es posible perdonar lo imperdonable?, cuando se pierde un hijo, para muchos significa perder la fe y caer en un vacío emocional en el que es imposible recuperarse, tal como le sucedió a Mackenzie “Mack” Phillips (Sam Worthington) en la película “La cabaña”, que se estrenó en el año 2017. Cuando Mack era niño, vivía con sus padres, ambos religiosos, siempre iban a la iglesia juntos, sin embargo, no todo era tan lindo como parece. Su padre era un bebedor de closet y esa condición lo llevaba a maltratar física y emocionalmente a su madre. Por supuesto, también Mack sufría los abusos, hasta que un día, ya siendo un adolescente tomó una drástica determinación que cambió su vida.
Ya siendo adulto, quizás para saldar su culpa por lo que había hecho para terminar con el maltrato de su padre, contrae nupcias con Nan (Radha Mitchell), una mujer religiosa con quien tuvo tres hijos, Kate (Megan Charpentier), Josh (Gage Munroe) y Missy (Amélie Eve). Nan era creyente y llamaba a Dios “papá”. Un día la familia se va de campamento y ocurre un accidente donde están involucrados sus dos hijos mayores. Mientras todos están centrados en salvar a Josh que se había ahogado, Missy desaparece. Horas después solo encuentran su vestido rojo y unas manchas de sangre en una vieja cabaña. A partir de ese momento, comienza el calvario de Mackenzie Phillips.
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La cabaña es una película cristiana, donde se aborda el tema de la fe, el karma y el perdón. Me llamó la atención la actitud serena de Nan ante la muerte de Missy, mientras que a Mack lo consumía la culpa y lloraba desconsoladamente la pérdida de su hija. Pienso que como madre, Nan no mostró dolor, era como el pilar de ese hogar y como él mismo decía, “ella era el pegamento que mantenía unida a la familia”. Por su parte, este hombre queda devastado, pero con un fuerte agravante que no lo dejaba vivir, la impotencia de no poder castigar al asesino de su hija. Con el pasar de los días, Mackenzie pierde la fe, se vuelve retraído y comienza cuestionar la bondad y la misericordia del creador.
Mack cuestiona lo ocurrido con su hija y se hace preguntas como las que cualquier mortal se haría ante alguna adversidad, incluyendo una tan cruel e irreparable como la muerte de un hijo. Porque Dios permite este tipo de cosas?, porque nos abandona en los momentos más difíciles?, o si, es su voluntad lo que nos toca vivir con tanto dolor?. Este cuestionamiento tenía que ser respondido en el film, y es que, me pareció todo un reto que estas preguntas fueran respondidas en la película porque en mi opinión personal (y tal vez la de muchos) nadie sabe cómo piensa Dios. Y como he leído por allí, “nadie sabe porque suceden estas cosas”, “el señor actúa de maneras misteriosas”.
El karma sí existe
En estos días que he estado viviendo una situación personal muy difícil y luego de ver esta película que me recomendó un amigo, he reflexionado mucho sobre el tema del karma, sí existe, y lo que aquí hacemos de alguna manera lo tenemos que saldar, tarde o temprano y cuando menos lo esperamos. Cuando Mack era adolescente, tomó la justicia por sus propias manos para frenar los abusos de su padre, no obstante, este acontecimiento además de atormentarlo por años tuvo sus consecuencias. Vivimos inmersos en una constante toma de decisiones y sus consecuencias, con intención o sin ella, hacemos daño y es allí cuando entra el karma y nos pega donde más nos duele.
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El perdón
Además de la prueba de fe, porque a Mackenzie le tocó volver a creer, el perdón fue el eje central de esta película. Perdonar es un proceso y no se trata de “poder” si no de “querer hacerlo”, es una decisión. Como decía un viejo amigo y considero muy sabias sus palabras, “no perdonar es como tomarse un frasco de veneno y esperar que el otro muera”. En el caso de Mack, nunca pudo castigar al asesino de su hija, nadie lo había visto, no lo encontraban, y lo peor de todo, a ese hombre tan despiadado no le importaba el sufrimiento que le causaba a los padres cuando secuestraba y mataba a sus víctimas. Mientras tanto, Mackenzie se hundía en su propio rencor, en la culpa, se alejaba de su familia y de Dios. Entonces, de quien era el conflicto?, definitivamente, solo de Mack, solo él debía y tenía que resolverlo.
Me identifiqué mucho con esta parte de la película, así como le sucedió al personaje principal del film, nos pasa a muchos de nosotros. Puede que a quien nos haya lastimado no le importe, pero el conflicto interno nos queda a nosotros, por eso es importante perdonar. Quién nos hizo daño no tiene que saberlo, y otras veces, sin saber a quién, debemos perdonar tal como lo hizo Mackenzie Phillips. La verdad nos hace libre y el perdón también.
Gracias por su atención
@hylene74
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