Synopsis: Finney Shaw is a young man who ends up being kidnapped by a sadistic psychopath, who traps him in a soundproof basement. From then on, his life becomes an even greater nightmare when he discovers that he can maintain a strange connection with his previous victims through a telephone in the wall, but that it is disconnected.
One of the worst things that can happen to me when I'm about to watch a movie is expectations that aren't met (I personally get very frustrated when this happens). This movie is a very classic example that expectations can easily not align with reality. However, in this case, I can say that most of the blame was on the reviews I had read before. For the most part, all of them were very positive, others excellent, and few of them were mixed and/or negative (and there is no way to disagree with this third group).
Based on a short story published in 2004 by Joe Hill (who is the son of the master of horror stories Stephen King), everything that happens here has a great premise, but has a very problematic narrative construction as it opts too much for the subjectivity of facts instead of of a more realistic aspect (although there are supernatural elements included). Having child kidnapping in a decade where this was not considered a very “common” act as its main subject, the script tries to do the best within this idea, but its development is severely hampered.
Despite the vast majority of its characters being interesting, charismatic, intelligent and relatively well constructed (with the exception of the villain himself, which ends up being a huge disappointment), the plot fails to pick up a satisfactory pace to the point of turning the project into something truly good. The tense moments exist, and manage to create a very intriguing atmosphere of suspense (in fact, some of them are a very positive surprise because they have very profound impacts on the essence of the narrative), but there is not a very efficient constancy throughout the running time.
I would say that until halfway through the script things are working satisfactorily, and could have easily gone to much more intense and immersive levels. This ends up not happening, and a large part of this problem lies in the movie's great threat: a killer who in theory should be sadistic and very well constructed in the plot, but who in practice ends up just being the representation of something that remains unknown even after the conclusion of the facts. An average performance by Ethan Hawke, but with such a short screen time, it doesn't have any stronger impacts.
The pre-teen cast (which is led by Mason Thames, who may do more promising projects in the future) ends up becoming the most pertinent layer of a plot (their chemistry on screen is very evident, as is the evolution of the protagonist himself), which despite sounding very obvious at times, remains intriguing even though it is not well developed due to the lack of objectivity of the facts. The supernatural side of the plot adds enriching and very controversial elements, but they are still not enough to keep the movie standing the entire time.
Recycling some clichés from the horror genre (more specifically from past decades), the project brings little innovation and fails to connect its events in a convincing way. The best example of this is the fact that the mysterious disconnected telephone on the wall never gets its due role. Any and all explanations about voices or other events linked to it are never explained, leaving the audience to create their own theories about what they want to express within the plot. A simple accessory, but which had much more significant potential.
There are some inconsistencies in the plot that end up making the story even less believable (like the supernatural side itself being carried out without the slightest credulity by a pre-teen who doesn't even really understand how she can have some visions about the future, or the fact that police officers start to believe her visions from one moment to the next simply because they are unable to advance their own investigations). This further undermines the outcome of a climax that is apathetic and at times even “pathetic” due to the way it was executed on screen.
Under the command of director Scott Derrickson (who had in his hands the relatively average script written by six hands... which also does not exempt him from having done a merely reasonable job within a simple “formula”), The Black Phone hides the unexplored potential in its essence, but unfortunately chooses too modest paths (with the exception of some physically and psychologically violent scenes) to try to entertain the audience within a dome of suspense and horror. This is not a total waste, but rather a lack of depth.
Sinopsis: Finney Shaw es un joven que acaba siendo secuestrado por un sádico psicópata, que lo atrapa en un sótano insonorizado. A partir de entonces, su vida se convierte en una pesadilla aún mayor cuando descubre que puede mantener una extraña conexión con sus anteriores víctimas a través de un teléfono en la pared, pero que está desconectado.
Una de las peores cosas que me puede pasar cuando estoy a punto de ver una película es que no se cumplan las expectativas (personalmente me frustro mucho cuando esto sucede). Esta película es un ejemplo muy clásico de que las expectativas fácilmente pueden no coincidir con la realidad. Sin embargo, en este caso, puedo decir que la mayor parte de la culpa la tuvieron las reseñas que había leído antes. En su mayoría, todas ellas fueron muy positivas, otras excelentes y pocas fueron mixtas y/o negativas (y no hay forma de estar en desacuerdo con este tercer grupo).
Basado en un cuento publicado en 2004 por Joe Hill (que es hijo del maestro de las historias de terror Stephen King), todo lo que aquí sucede tiene una gran premisa, pero tiene una construcción narrativa muy problemática ya que opta demasiado por la subjetividad. de hechos en lugar de un aspecto más realista (aunque hay elementos sobrenaturales incluidos). Teniendo como tema principal el secuestro de niños en una década donde este no era considerado un acto muy “común”, el guión intenta hacer lo mejor dentro de esta idea, pero su desarrollo se ve seriamente obstaculizado.
A pesar de que la gran mayoría de sus personajes son interesantes, carismáticos, inteligentes y relativamente bien construidos (a excepción del propio villano, que acaba siendo una gran decepción), la trama no consigue coger un ritmo satisfactorio hasta el punto de girar la proyectarse en algo verdaderamente bueno. Los momentos de tensión existen y logran crear una atmósfera de suspense muy intrigante (de hecho, algunos de ellos sorprenden muy positivamente porque tienen impactos muy profundos en la esencia de la narración), pero no hay una constancia muy eficiente en todo momento de proyección.
Yo diría que hasta la mitad del guión las cosas están funcionando satisfactoriamente, y fácilmente podrían haber llegado a niveles mucho más intensos e inmersivos. Esto termina por no suceder, y gran parte de este problema radica en la gran amenaza de la película: un asesino que en teoría debería ser sádico y muy bien construido en la trama, pero que en la práctica termina siendo sólo la representación de algo que permanece. desconocido incluso después de la conclusión de los hechos. Una actuación promedio de Ethan Hawke, pero con un tiempo en pantalla tan corto, no tiene impactos más fuertes.
El reparto preadolescente (que está liderado por Mason Thames, que puede hacer proyectos más prometedores en el futuro) acaba convirtiéndose en la capa más pertinente de una trama (su química en pantalla es muy evidente, al igual que la propia evolución del protagonista), que aunque a veces suena muy obvio, sigue siendo intrigante aunque no esté bien desarrollado debido a la falta de objetividad de los hechos. El lado sobrenatural de la trama añade elementos enriquecedores y muy controvertidos, pero aún no son suficientes para mantener la película en pie todo el tiempo.
Reciclando algunos clichés del género de terror (más concretamente de décadas pasadas), el proyecto aporta poca innovación y no consigue conectar sus acontecimientos de forma convincente. El mejor ejemplo de esto es el hecho de que el misterioso teléfono desconectado en la pared nunca cumple su función. Todas y cada una de las explicaciones sobre voces u otros eventos vinculados a él nunca se explican, dejando que la audiencia cree sus propias teorías sobre lo que quieren expresar dentro de la trama. Un accesorio sencillo, pero que tenía un potencial mucho mayor.
Hay algunas inconsistencias en la trama que terminan haciendo la historia aún menos creíble (como que el lado sobrenatural en sí es llevado a cabo sin la más mínima credulidad por una preadolescente que ni siquiera entiende realmente cómo puede tener algunas visiones sobre el futuro), o el hecho de que los policías empiezan a creer sus visiones de un momento a otro simplemente porque no pueden avanzar en sus propias investigaciones). Esto socava aún más el desenlace de un clímax apático y en ocasiones incluso “patético” por la forma en que fue ejecutado en pantalla.
Bajo el mando del director Scott Derrickson (que tenía en sus manos un guión relativamente mediocre escrito por seis manos... lo que tampoco le exime de haber hecho un trabajo meramente razonable dentro de una simple “fórmula”), Black Phoneesconde la potencial inexplorado en su esencia, pero lamentablemente elige caminos demasiado modestos (a excepción de algunas escenas física y psicológicamente violentas) para intentar entretener al público dentro de una cúpula de suspense y horror. Esto no es un desperdicio total, sino más bien una falta de profundidad.
Sinopse: Finney Shaw é um jovem que acaba sendo sequestrado por um psicopata sádico, que o prende em um porão a prova de som. A partir daí, à sua vida se torna um pesadelo ainda maior quando ele descobre que pode manter uma estranha conexão com as vítimas anteriores através de um telefone na parede, mas que está desconectado.
Uma das piores coisas que eu pode acontecer comigo quando eu estou prestes a assistir algum filme, são expectativas que não são atendidas (eu particularmente fico muito frustrado quando isso acontece). Este filme é um exemplo muito clássico de que as expectativas podem facilmente não ser alinhadas com a realidade. No entanto, neste caso, eu posso dizer que a maior parte da culpa foram das críticas que eu já havia lido antes. Em sua maioria, todas elas eram muito positivas, outras excelentes, e poucas delas eram mistas e/ou negativas (e não há como discordar deste terceiro grupo).
Baseado em um conto publicado em 2004 por Joe Hill (que é filho do mestre dos contos de horror Stephen King), tudo o que acontece aqui tem uma ótima premissa, mas tem uma construção narrativa bem problemática por optar muito pela subjetividade dos fatos ao invés de um aspecto mais realista (ainda que haja elementos sobrenaturais incluídos). Tendo o sequestro infantil em uma década onde isso não era considerado um ato muito “comum” como o seu principal assunto, o roteiro procura fazer o melhor dentro desta ideia, mas tem o seu desenvolvimento prejudicado fortemente.
Apesar da grande maioria dos seus personagens seres interessantes, carismáticos, inteligentes e relativamente bem construídos (com exceção do próprio vilão, o que acaba sendo uma grande decepção), a trama não consegue engatar um ritmo satisfatório a ponto de tornar o projeto em algo realmente bom. Os momentos tensos existem, e conseguem criar um clima de suspense muito intrigante (aliás, alguns deles são uma surpresa muito positiva porque tem impactos bem profundos na essência da narrativa), mas não há uma constância muito eficiente ao longo do tempo de projeção.
Eu diria que até a metade do roteiro as coisas vão funcionando de maneira satisfatória, e poderiam ter facilmente ido para níveis muito mais intensos e imersivos. Isso acaba não acontecendo, e uma grande parte desse problema reside na grande ameaça do filme: um assassino que em teoria deveria ser sádico e muito bem construído na trama, mas que na prática acaba sendo apenas a representação de algo que permanece incógnito até mesmo após a conclusão dos fatos. Uma performance mediana do Ethan Hawke, mas com o tempo de tela tão curto, não tem impactos mais fortes.
O elenco pré-adolescente (que é liderado por Mason Thames, que pode vir a fazer projetos mais promissores no futuro) acaba se tornando a camada mais pertinente de uma trama (a química deles na tela é muito evidente, assim como à evolução do protagonista em si), que apesar de soar muito óbvia em alguns momentos, se mantém intrigante mesmo não sendo algo bem desenvolvido pela falta de objetividade dos fatos. O lado sobrenatural da trama agrega elementos enriquecedores e bem controversos, mas que ainda sim, não são suficientes para manter o filme de pé o tempo inteiro.
Reciclando alguns clichês do gênero horror (mais especificamente de décadas passadas), o projeto traz pouca inovação e não conseguem conectar seus acontecimentos de uma maneira convincente. O maior exemplo disso é o fato do tão misterioso telefone desconectado na parede nunca ter o devido protagonismo. Toda e qualquer explicação sobre vozes ou outros acontecimentos ligados a ele nunca são explicados, deixando o público criar às suas próprias teorias sobre o que ele quer expressar dentro da trama. Um acessório simples, mas que tinham um potencial muito mais significativo.
Há algumas inconsistências na trama que acabam tornando a estória em algo ainda menos crível (como o próprio lado sobrenatural sendo protagonizado sem a maior credulidade por uma pré-adolescente que nem entende direito como ela pode ter algumas visões sobre o futuro, ou o fato dos policiais começarem a acreditar nas visões dela de uma hora para outra simplesmente porque não conseguem avançar nas suas próprias investigações). Isso vai minando ainda mais o desfecho de um clímax que é apático e em alguns momentos até “patético” pela maneira como foi executado na tela.
Sob o comando do diretor Scott Derrickson (que tinha disponível em suas mãos o roteiro relativamente mediano escrito a seis mãos... o que também não o isenta de ter feito um trabalho apenas razoável dentro de uma “fórmula” simples), O Telefone Preto esconde o potencial inexplorado na sua essência, mas que infelizmente opta por caminhos modestos demais (com exceção de algumas cenas fisicamente e psicologicamente violentas) para tentar entreter o público dentro de uma redoma de suspense e horror. Não se trata de um desperdício total, mas sim de uma falta de aprofundamento.
