English
Apparently not. The signs of a perfect financial storm are piling up right before our eyes. The hangover after the great easy money party is about to begin. And this time there seems to be no possible salvation for traditional banking as we know it.
After years of expansionary monetary policy by the U.S. Federal Reserve and the unrestrained government spending during the Covid-19 pandemic, the bill is about to come due. Lean times are ahead.
First things first, let's do the math. How much money do you have in the bank? 50, 100 or maybe 200 thousand dollars? Whatever the amount, the truth is those numbers are just an illusion, ones and zeros on a computer screen. When you go running desperately to withdraw cash at the first rumor of a bank failure, it is very likely that you will only find cobwebs at the bottom of the vaults.
The stark reality is that banks have been technically bankrupt for several years now. They remain operational only because the U.S. Federal Reserve has been saving them week after week. The same Reserve that has injected trillions and trillions of fresh dollars since 2020 to keep a decrepit global financial system afloat and away from the abyss.
But next March 2024 the lifelines and creative accounting end. The bank bailout programs expire and all entities will have to pay back every last penny borrowed from the Fed. Spoiler: they won't be able to do it.
The growing need to request new emergency loans by large banks such as JP Morgan, Citigroup and other “too big to fail” entities is the unequivocal sign that these institutions remain in critical condition, connected to artificial respirators, about to enter into an irreversible coma.
Meanwhile, in the face of failed attempts in recent years to contain and postpone the crisis, central banks are already accumulating trillion-dollar losses on their balance sheets, due to bad bets on now devalued bonds. It even seems that their only plan at this point is to implement CBDCs (central bank digital currencies) under the excuse of “modernizing” and “making the financial system more efficient.”
But the truth is this would actually mean eliminating all traces of privacy around your personal finances, while at the same time granting an absolute Orwellian control to Big Brother de jour over your every expense, even the smallest ones. The great financial inquisitors don't even bother to conceal their true intentions anymore.
Amid such an apocalyptic landscape, ironically a glimmer of hope is offered by a new and unexpected kind of money created in 2008 by an unknown genius under the pseudonym Satoshi Nakamoto.
This innovative monetary network called Bitcoin allows anyone to send money directly to someone else without going through banking intermediaries. And best of all, being decentralized in a peer-to-peer network, it is impossible for it to be manipulated, censored or destroyed by any government or central bank.
Bitcoin seems to be preparing itself for its great historical moment on the world stage, with 83% of the available units currently in profit, according to specialized data services. Small and big investors from all over the world have quietly begun taking refuge in it in the face of the unrestrained inflationary avalanche unleashed by central banks.
And that's because here lies a fundamental difference: While central banks can generate fiduciary money without limits, in an endless Ponzi scheme, there will only ever be 21 million bitcoins. Hence the certainty that its dollar or other government currency price must rise exponentially in the near future in the face of potential demand from billions of people around the world.
So you know, if you have some savings, maybe it’s time to seriously consider exchanging at least a small part of your dollars for bitcoin, as insurance for when the inevitable bank collapse finally unleashes. You will thus buy financial peace of mind and solid monetary protection for what's coming.
Your future will deeply appreciate it when the traditional financial system as we know it today definitely goes into total crisis mode. Don’t waste any more valuable time and start educating your family and friends on this important topic while you’re still on time. The time to take decisive action is now or never.
Español
Aparentemente no. Los signos de una tormenta financiera perfecta se acumulan frente a nuestras narices. La resaca tras la gran fiesta del dinero fácil está por comenzar. Y esta vez no parece haber salvación posible para la banca tradicional tal y como la conocemos.
Después de años de política monetaria expansiva por parte de la Reserva Federal de EE.UU. y el desenfrenado gasto gubernamental durante la pandemia de Covid-19, la factura está a punto de llegar. Se avecinan tiempos de vacas flacas.
Primero lo primero, saquemos las cuentas. ¿Cuánto dinero tienes en el banco? ¿50, 100 o acaso 200 mil dólares? Sea cual sea el monto, lo cierto es que esos números son solo una ilusión, unos y ceros en una pantalla de computador. Cuando vayas corriendo sucumbido al pánico a retirar efectivo ante el primer rumor de quiebra bancaria, es muy probable que solo encuentres las telarañas del fondo de las bóvedas.
La cruda realidad es que los bancos están técnicamente quebrados desde hace ya varios años. Únicamente siguen operativos porque los viene salvando semana a semana la Reserva Federal de Estados Unidos. La misma reserva que ha inyectado billones y billones de dólares frescos desde el 2020 para mantener a flote un sistema financiero global decrépito y al borde del abismo.
Pero este próximo mes de marzo del 2024 se acaban los salvavidas y el maquillaje contable. Vencen los programas de rescate bancario y todas las entidades deberán devolver hasta el último centavo prestado por la Fed. Spoiler: no van a poder hacerlo.
La creciente necesidad de solicitar nuevos préstamos de emergencia por parte de grandes bancos como JP Morgan, CitiGroup y otras entidades “demasiado grandes para caer”, es la señal inequívoca de que estas instituciones siguen en estado crítico, conectadas al respirador artificial, a punto de entrar en coma irreversible.
Mientras tanto, ante los fallidos intentos de los últimos años por contener y postergar la crisis, los bancos centrales acumulan ya pérdidas billonarias en sus balances, producto de las malas apuestas en bonos ahora depreciados. Pareciera incluso que su único plan a estas alturas es implementar CBDCs (dineros digitales del banco central) con la excusa de “modernizar” y “hacer más eficiente” el sistema financiero.
Pero lo cierto es que esto significaría en realidad eliminar todo vestigio de privacidad sobre tus finanzas personales, al tiempo que le otorgaría un control absoluto y orwelliano al gran hermano gubernamental de turno sobre hasta el más mínimo de tus gastos. Los grandes inquirentes financieros ya ni siquiera se molestan en disimular sus verdaderas intenciones.
En medio de semejante panorama apocalíptico, irónicamente un halo de esperanza lo ofrece una nueva e insospechada clase de dinero creada en 2008 por un desconocido genio bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto.
Esta novedosa e ingeniosa red monetaria llamada Bitcoin permite a cualquiera enviar dinero de forma directa a otro sin necesidad de pasar por intermediarios bancarios. Y lo mejor de todo es que, al estar descentralizada en una red peer-to-peer, resulta imposible que pueda ser manipulada, censurada o destruida por ningún gobierno o banco central.
El bitcoin parece estar preparándose para su gran momento histórico a nivel mundial, con el 83% de las unidades disponibles actualmente en ganancia según indican servicios especializados de datos. Inversores pequeños y grandes de todo el mundo han empezado a refugiarse sigilosamente en ella ante la avalancha inflacionaria sin control desatada por los bancos centrales.
Y es que aquí radica una diferencia fundamental: mientras los bancos centrales pueden generar dinero fiduciario sin límites, en un esquema Ponzi sin fin, solo existirán 21 millones de bitcoins. De ahí la certeza de que su precio en dólares u otras monedas gubernamentales deba subir exponencialmente en el futuro cercano ante una demanda potencial de miles de millones de personas en todo el mundo.
Así que ya sabes, si tienes unos ahorros, tal vez ha llegado el momento de considerar en serio cambiar al menos una pequeña parte de tus dólares por bitcoin, como seguro para cuando el inevitable colapso bancario se desate finalmente. Comprarás así tranquilidad financiera y una sólida protección monetaria para lo que se avecina. Tu futuro te lo agradecerá profundamente cuando el sistema financiero tradicional tal como lo conocemos hoy entre definitivamente en crisis total. No pierdas más tiempo valioso y comienza también a educar a tu familia y amigos sobre este importante tema mientras estás aún a tiempo. El momento de tomar acciones decisivas es ahora o nunca.
