From a Quinta or Hacienda to a big City"
In my childhood, I remember that I was not yet old enough to enter school. At that time, we lived. With our mother Leonides, we lived in a humble house, which she rented at a modest price because its conditions were not very good. When it rained, the pots in the kitchen were not enough to hold the water that fell from the leaks in the roof, also had a dirt floor, my mother before sitting at her sewing machine, sprayed the floor with water, to settle the soil so that the dust would not rise, then with the broom swept it and that floor was so clean, it had nothing to envy to a ceramic floor. Several clients brought him fabrics to have their clothes made. They would tell her: "This little house is so clean and neat, it looks like a golden cup". I loved to sit in a chair next to mom, listening to all the compliments her customers said to her.
This humble little house was located in a neighborhood called Rio Viejo, in Cumana. The streets were dirt, lacked asphalt. And the public water service by pipe, there was a collective tap for all the inhabitants of that community, they called it (la pila de agua). Sometimes there was no water at that tap, as this neighborhood was very close to the Manzanares River. At that time it was called the Cumaná River, it had a great current in its waters, sometimes.
These were so crystalline that they showed excellent cleanliness. When there was no water in the basin. I would go with my mother and my sister Aurora to bathe and wash our clothes, which were very clean, and at one time we would carry water in containers to drink it and do the housework.
Next to this river there was a hacienda called La Quinta, where there were fruit trees, especially mango, coconut, and ornamental trees like Roble, Araguaney, dressed with their yellow flowers like gold, palm trees, chaguaramos and mangroves that refreshed and purified the environment. Abundance of wild flowers, on which butterflies flutter to take their pollen and spread it.
When we would take the road to and from home we would pass by the Quinta, my sister Aurora would sigh and say: "My God, when will they sell this quinta, so that they can urbanize it, 'to buy a house here'. I would answer her:
"Dreaming doesn't cost anything." My mother smiled. With that joy we observed that beyond there was a bridge made of reinforced concrete. That divided the city into two parishes, Altagracia, Santa Inés.
When I was old enough to study elementary school. We moved to Cedeño Street, in a house that had a cement floor and all the services such as water, electricity, sewage system. My mother delegated my sister and me to clean the house and bought us a polishing machine. After cleaning the floor, polishing it, our figure was reflected in the floor, how clean it was.
I remember that my mother made a dress for a lady with a white cloth, to go to a funeral. As I always liked to be with Leonides, I sat down with a cup of coffee with milk and it got out of my hands and I stained the dress at the very moment that the owner came into the house to take it out. My mother's face turned yellow like the wings of the Neon Butterfly. At that moment I wanted to be swallowed up by the earth then mom said:
"Excuse me, to err is human. If you wait ten minutes, I'll wash the piece that got dirty and dry it with the iron". That way the dress where it was stained, was clean and white as a snowflake. After canceling, the owner left very happy.
As the years went by, we moved with Leonides to another house, where we lived until we got married and moved.
Our mother stayed alone in her house, always taking great care to keep it as clean as a whistle.
As time went by, the Quinta, which was next to the river, was sold and a residential apartment complex called Santa Catalina was built, there my sister Aurora realized her dream, she bought an apartment and lives with her son and family.
Currently the Guzmán Blanco Bridge has a new building. The Rio Viejo neighborhood acquired the name of Las Palomas, with a residential complex of houses and apartments, and a passenger terminal. All its surroundings have become a large city with several housing developments and various commercial establishments, with the intersection of several avenues, which remain clean.
Use the translator DeepL
ESPAÑOL
De una Quinta o Hacienda a una gran ciudad
En mi infancia, recuerdo, que aún, no tenía la edad reglamentaria, para ingresar en la escuela. Para ese entonces, vivimos. Con nuestra madre Leonides en una humilde casa, que alquilaba a un módico precio porque sus condiciones económicas no eran muy buenas. Cuando llovía, las ollas de la cocina no alcanzaban para sostener el agua que caí de las goteras del techo, además tenía el piso de tierra, mi madre antes de sentarse en su máquina de coser, rociaba el piso con agua, para asentar la tierra de modo que no se levantara el polvo, luego con la escoba lo barría y ese piso quedaba tan limpio, que no tenía nada que envidiarle a un piso de cerámica. Varios clientes que le llevaban telas para que les confeccionaran su ropa. Le decían: “Esta casita está tan limpia y aseada, que parece una tacita de oro”. A mí me encantaba sentarme en una silla al lado de mamá, para escuchar todos los elogios, que sus clientes le decían.
Esta humilde casita estaba ubicada en un barrio llamado Río Viejo, en Cumaná. Las calles eran de tierra, carecían de asfalto. Y del servicio público de agua por tubería, había un grifo colectivo para todos los habitantes de esa comunidad, lo llamaban (la pila de agua). A veces no llegaba agua a ese grifo. Como este Barrio quedaba muy cercano al Río Manzanares. Que para aquel momento lo llamaban Río Cumaná, tenía una gran corriente en sus aguas, a veces estas estaban tan cristalinas, que traslucían una excelente limpieza. Cuando no había agua en el grifo colectivo. Iba con mi madre y mi hermana Aurora a bañarnos y a lavar la ropa, que quedaba muy limpia. Además, cargamos agua en unos envases, para ingerirla y hacer las tareas domésticas.
Al lado de este río había una hacienda que la llamaban La Quinta, donde había árboles frutales, sobre todo mango, coco, y árboles ornamentales: Roble, Araguaney, vestido con sus flores amarillas como el oro, palmeras, chaguaramos y manglares que refrescan y purifican el ambiente. abundancia de flores silvestres, sobre las que revolotean las mariposas para tomar su polen y esparcirlo.
Cuando tomábamos el camino de ir y de regreso a casa pasábamos por la Quinta, mi hermana Aurora suspiraba y decía: “”Dios mío, cuando venderán esta quinta, para que la urbanicen, ´para comprar una casa aquí. Le respondí:
“Soñar no cuesta nada”. Mi madre sonrió. Con esa alegría observábamos que Más allá había Un Puente elaborado con concreto armado. Que dividía a la ciudad en dos parroquias, Altagracia, Santa Inés.
Cuando tuve la edad reglamentaria, para estudiar educación primaria. Nos mudamos a la calle Cedeño, en una casa, que tenía su piso de cemento y todos los servicios públicos como agua, electricidad y sistema de red de cloacas. Mi madre delegó a mi hermana y a mí la limpieza de la casa y nos compró una pulidora. Después de limpiar el piso y pulirlo, nuestra figura se reflejaba en el piso, de lo limpio, que quedaba.
Recuerdo que mi madre le confeccionó a una señora un vestido con una tela blanca, para ir a un funeral. Como me gustaba estar con Leonides, me senté a su lado, con una taza de café con leche y esta se me ha salido de las manos y he manchado el vestido en el preciso momento que viene entrando a la casa, la dueña a retirarlo. El rostro de mi madre se puso amarillo como las alas de la Mariposa Neón. En ese momento quería que me tragara la tierra, luego mamá le dijo:
“Disculpa, errar es de humano. Si esperas diez minutos, le lavó el pedazo que se ensució y lo seco con la plancha”. De esa manera el vestido donde se manchó, quedó limpio y blanco como un copo de nieve. Después de cancelar, Su dueña se fue muy contenta.
Con el transcurrir de los años nos mudamos con Leonides a otra casa, Allí vivimos hasta que nos casamos y cada quien se mudó.
Quedando nuestra madre en su casa, sola
siempre se esmeraba por mantenerla limpia similar a la patena.
Con los años, la Quinta que quedaba al lado del río, la compraron y construyeron un conjunto residencial de Apartamentos denominado Santa Catalina, allí mi hermana Aurora realizó su sueño, compró un apartamento y vive con su hijo y su familia.
En la actualidad, el Puente Guzmán Blanco, tiene una edificación nueva. El Barrio Río Viejo, Adquirió el nombre de Las Palomas, con un conjunto residencial de casas y apartamentos, y un terminal de pasajeros. Todas sus adyacencias, se convirtieron en una gran Urbe con varias urbanizaciones y diversos locales comerciales, con intersección de varias Avenidas, que permanecen limpias.