English Version |
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When Napoleon Fatales' mom and dad saw how he looked at the doctor after giving him the spanking to make him cry at birth, they knew that the little man's character was going to be something particular about him.
They named him Napoleon because of his father's fondness for French history, his admiration for the genius of the conquering general Bonaparte, and because he would at most be about five feet six inches tall if luck favored him, since in the Fatales family, only one person had ever been over five feet tall.
Every night, before putting him to sleep, his mother would tell him "little boy, the size of a man is measured from his head to the sky and not from the ground to his hair", it was the only time the child smiled during the day.
The clock of life passed and so many turns of the sun that Napoleon, without major conquests, had reached the age of 43, he lived alone, because no woman tolerated his iron and incendiary character.
His parents had died a few years ago and Napoleon had become more introverted and explosive at the same time, the slightest provocation and he would explode in anger, he would utter offensive words and did not hesitate to come to blows with anyone.
One afternoon of red skies, Napoleon Fatales wanted to call his doctor's phone number because he felt a discomfort in his chest when he needed to breathe the most, he had been told that his tantrums could be the result of an ulcer, so he wanted to schedule an appointment for a preventive check-up.
He picked up the yellow pages, pointed with his index finger to the number of the Mercedes de la gran Paciencia clinic and let it ring a couple of times before hanging up violently.
It was in his rage about to explode that he made the mistake of redialing by pressing a zero instead of an eight at the end, which would direct the call to the public telephone on 86th Street in the "Suerte Única" sector of Palomares.
As fate would have it, among so many passers-by on the busy street, when the phone rang next to the sidewalk, a Little DeafMute felt the vibration of the horn against the hook and raised his horn.
-Hello? -I think they should be more attentive to make customers happy, don't you think? Get me Doctor Salvador Bonnatarde.
The Little DeafMute, who didn't know what to answer, only uttered a moan similar to an "aha" and then gesticulated something like "umm tuommm".
Napoleon, who did not understand the receptionist's lack of respect, thought they were making fun of his request and exploded in fury.
-But who do you think you are? -I have been a client of the clinic since I was 22 years old, I have fed more members of the owners of the clinic than you yourself, you insolent wretch.
On the other side of the speaker, with his eyes searching for a way to communicate, the Little DeafMute dialed the keys trying to be understood by the other side in a sort of Morse code.
-Listen, you depraved animal, my time is valuable, do me a favor and call the doctor before I leave immediately and turn the reception desk upside down," Napoleon was as red as a tomato and his breathing was accelerating like Ferrari.
The little mute shouted another set of Unintelligible syllables "aba-bá, bá be" repeatedly but without achieving anything more than infuriating his interlocutor who was pulling his hair on the other side of the line with his festering rage.
Napoleon, determined, ripped off the telephone receiver, threw it out of the apartment window, stormed out of his home and started the car as best he could, crossing 12 streets without braking even at red lights to arrive as soon as possible to demand respect for him at the clinic.
He left the car at the entrance of the clinic, hit the elevator button -which not going down quickly- made him go up three floors leading to the clinic, when he arrived at the reception desk a nice young man was talking on the phone.
He did not manage to say two words, when Napoleon collapsed on the reception desk.
Tired of waiting for an answer, the mute hung up the receiver and left, mumbling what for him was the melody of the song "You only live once".
Napoleon was lucky, he arrived just in time to be rescued from a heart attack.
This event changed Napoleon's life forever; he even changed his name to Amador, joined a church and found peace.
One day a brother from the church asked him what was the reason for his radical change, he answered: "When God answers the phone and death knocks at your door and you manage to escape, it means that it is time to change.
He took a breath and walked down the sidewalk laughing as a little mute walked by him trying to sing what sounded like the song "Así es la vida" (That's life).
The end
Spanish Version |
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Cuando el papá y la mamá de Napoleón Fatales vieron como miró al doctor después de darle la nalgada para que llorara al nacer, sabían que el carácter del hombrecito iba a ser algo particular en él.
Le pusieron Napoleón por la afición de su padre a la historia francesa, por la admiración al genio del general conquistador Bonaparte y porqué a lo sumo mediría unos 1,60 metros de altura si le favorecía la suerte, ya que en la familia Fatales, solo alguien había superado el metro y medio de estatura.
Cada noche, antes de dormirlo, su madre le decía "pequeñito, el tamaño de un hombre se mide desde su cabeza al cielo y no desde el suelo hasta sus cabellos", era el único momento en que el niño sonreía en el día.
Pasó el reloj de la vida y tantas vueltas al sol que Napoleón sin mayores conquistas, había llegado a los 43 años, vivía solo, porque ninguna mujer toleró su carácter férreo e incendiario.
Los papás habían muerto hace unos años y Napoleón se había vuelto más introvertido a la vez que explosivo, la más mínima provocación y estallaba en irá, profería palabras ofensivas y no dudaba en irse a los golpes con quien fuese.
Una tarde de cielos rojos, Napoleón Fatales, quiso marcar al número de teléfono de su doctor porque en su pecho un malestar se cernía cuando más necesitaba respirar, le habían dicho que sus rabietas podían ser resultado de una úlcera, así que quería agendar una cita para un chequeo preventivo.
Tomó las páginas amarillas, señaló con el dedo índice el numero de la clínica Mercedes de la gran Paciencia y dejó repicar un par de veces antes de colgar violentamente.
Fue en su rabia a punto de explotar que se equivocó al remarcar pulsando en vez de un ocho al final un cero que dirigiría la llamada al teléfono público de la calle 86 del sector "Suerte Única" de Palomares.
Quiso el destino que entre tantos transeúntes de la muy concurrida calle, cuando sonó el teléfono al lado de la acera, un Mudito sintiera la vibración de la bocina contra el gancho y levantase la bocina.
-¿Alo? -Saludo Napoleón para después disparar su inconformidad con el servicio- Creo que deben estar más atentos para que los clientes estén felices, ¿No lo creen? Comuníqueme con el Doctor Salvador Bonnatarde.
El mudito que no sabía que contestar, solo vociferó un gemido parecido a un ajá y luego gesticuló algo como "umm tuommm".
Napoleón que no entendía la falta de respeto del recepcionista creyó que se estaban burlando de su solicitud y estalló en furia.
-¿Pero quien se ha creído usted que es? -Soy cliente de la clínica desde mis 22 años, he alimentado a más miembros de los dueños de la clínica que usted mismo, miserable insolente.
Del otro lado de la bocina, con la mirada buscando una forma de comunicarse,el mudito marcaba las teclas tratando a especie de clave morse le entendiesen del otro lado.
-Escuche, animal depravado, mi tiempo es valioso, haga el favor y llamé al doctor antes de que salga de inmediato y le voltee el mostrador de la recepción -Napoleon estaba rojo como tomate y su respiración se aceleraba como Ferrari.
El mudito vociferó otro juego de onomatopeyas "aba-bá, bá be" repetidas veces pero sin lograr más que enfurecer a su interlocutor que se halaba los cabellos del otro lado de la línea de la rabia enconada que tenía.
Napoleón decidido, arrancó el auricular del teléfono, lo arrojó por la ventana del apartamento, salió como fiera de su hogar y encendió el carro como pudo atravesó 12 calles sin frenar ni en los semáforos en rojo para llegar cuanto antes a Exigir respeto para él en la clínica.
Dejó el carro atravesado en la entrada de la clínica, golpeó el botón del ascensor -que al no bajar rápido- lo hizo subir tres pisos que conducían a la clínica, al llegar a la mesa de la recepción un joven amable hablaba por teléfono.
No alcanzo a decir dos palabras, cuando Napoleón se desplomó sobre el escritorio de la recepción.
Cansado de esperar respuesta, el mudito colgó el auricular y se fue balbuceando lo que para él era la melodía de la canción "Solo se vive una vez".
Tuvo suerte Napoleón, llegó justo a tiempo para ser rescatado de un infarto fulminante a su corazón.
Cambió la vida de Napoleón este evento para siempre; hasta el nombre se cambió y se puso en su documento de identidad Amador, se unió a una iglesia, logró hallar la paz.
Un día un hermano de la iglesia le preguntó a que se debía su cambio tan radical, él respondió: "Cuando Dios te atiende el teléfono y la muerte llama a tu puerta y tú te logras escapar, quiere decir que es el tiempo para cambiar.
Tomó un respiro y camino por la acera riéndose de ver como un mudito pasó a su lado tratando de cantar lo que parecía la canción "Así es la vida".
Fin