Tres con cinco no es la gran cosa, cierto, tan solo enamórales y verás que treinta y cinco es mucho más, compárales con sesenta y cinco años, cuya cantidad exacta es la que ahora reciente mi cuerpo. Sabes, los años no son solo minutos de vida, realmente son caminos que recorridos, recuerda ese primer paso, allí empieza la aventura. A estas alturas el asfalto habrá calcinado un número irrisorio de suelas de zapatos, y lo va a seguir haciendo hasta que voluntariamente yo decida detenerme, lo malo es que la vida sigue dibujando caminos, ella nunca se detiene, y mucho menos lo va a hacer el tiempo; él irá barriendo tus recuerdos debajo de la alfombra, tú recuerdos valdrán tan poco como esas monedas perdidas en un viejo sofá.
A estas alturas he creído, erróneamente, que la edad, la vida o las circunstancias de la misma nos traían sabiduría, ahora sé con certeza que las desgracias tatúan en nosotros lo que se debe saber en el momento exacto. Pero tranquilo, no digo que debamos vivir desgracias para volvernos sabios individuos, además la vida no alcanza para tal despropósito. Lo verdadero es que estamos en constante aprendizaje, el problema esta si solemos vivir dormidos...