Cristian Key, nacido en la Parroquia Las Mercedes aquí, en nuestra querida Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela, el 13 de noviembre de 1982.
Estudió en la Escuela Nacional Teresa Carreño. Luego ingresa a la escuela de Niños Cantores de Villa de Cura y finaliza su Bachillerato en el Liceo Alberto Smith también de nuestra ciudad.
Dotado de un buen oído musical ejecuta quince instrumentos con mucha facilidad, pero el preferido por él es la trompeta.
Escribe música para banda - orquesta. Estudió en Unearte, en Caracas, sin embargo no llega a graduarse por lo irreverente que siempre ha sido. Esa es su esencia natural.
Amante del género del jazz, música negroide - los negros renegados de su tiempo - es un investigador de la música.
Compuso una marcha fúnebre - su primera composición - en el acto velatorio de su madre. Esta pieza la tituló "La Cremación de mi Madre".
Igual ocurrió en la muerte de su abuela. Esta pieza la llamó "La muerte es el comienzo". Obra musical que fue tocada un miércoles santo en la ciudad de Caracas a la imagen del Nazareno de San Pablo.
Uno de esos momentos pasajeros que vive el artista, donde lo increíble pasa a ser creíble, realizó un concierto que tituló "Amo a la vida" como apología al regreso a la música como parte de su ser.
Esta grabando un tema: "Vamos" (Let's go). Una canción de protesta.
Especialista de Música en la Escuela José Casanova Godoy.
Me cuenta que nunca disfrutó de la torta de cumpleaños, esa famosa torta que le hacen a uno cuando niño y también a todo lo largo de su vida. Pero su maestro de música, el gran trompetista, el profesor Germán Cordero Padrón, con motivo de sus quince años, le había ofrecido su pastel. Pero él llega muy contento una mañana a la escuela de los Niños Cantores, tempranito, observa un silencio sepulcral. Esto lo inquieta y comienza s preguntar ¿Cuál es la sorpresa? Ese hombre al que admiraba tanto, el cual le había prometido su pastel, un 12 de noviembre, un día antes de su cumpleaños, había pasado a otro plano y lo dejó con el más profundo dolor. Esto le marcó tanto que no le agrada su cumpleaños. Dice que es un año menos que le resta a su vida.
Lo importante es olvidar las tristezas y los desasosiego que podamos tener. Luchar por la paz, la armonía y la unidad entre todos para dejar nuestro legado a aquellos semejantes que siguen nuestros pasos y siempre tener una mirada encantadora al cielo y a los infinitos vuelos de la luna en su majestuosa plenitud de la noche.