Recorriendo mis paraderos aquí, en mi Villa querida, me detengo a observar este espacio y me digo: - "¡Ay, Dios, cómo cambian las cosas con el tiempo!"
No me refiero al climático sino al de la vida.
No hace mucho...atrás un "tiempito", en la calle Miranda - antigua calle Blanca - específicamente entre la esquina en la cual se encuentra la editorial Miranda y la otra esquina en la que funciona la Biblioteca Pública Ezequiel Zamora. Al ladito de ella se encontraba una casa, muy linda, por cierto, con sus pisos de mosaico - como les decían antes - donde funcionó el telégrafo. El mismo estaba regentado por el Sr. Víctor Cabrera. Estaban allí también su esposa Dora y sus hijos. Toda su familia hacia vida allí, en esa casa.
Había los telegrafistas: César Nieves y el señor Honorio López. También contaban con un repartidor, el cual acudía de urgencia a llevar el mensaje.
Las personas enviaban un telegramita de urgencia por algún acontecimiento de la vida diaria, negocio, acontecimiento de la vida social, de salud, de llegada, todo lo referente a la vida del ser humano giraba en un telegrama.
Cuando la forma de comunicarse con el que estaba lejos era por medio de cartas que podían durar desde semanas hasta meses en llegar, para las informaciones que debían darse a conocer de inmediato el recurso efectivo era el telegrama.
Era una forma de comunicación en clave Morse, esa en la cual una combinación de puntos y rayas representaba cada letra. Cada punto se podía sustituir por un sonido corto y cada raya por un sonido largo.
Personas atentas, servidores públicos eran los encargados de hacer esa labor de hacer llegar la información a sitios distantes con la inmediatez requerida.
Y el costo... baratico, por palabras.
Ahora paso por allí y el mensaje es otro, pero la vieja casa que todavía tenía funcionalidad fue derribada. Colocaron una pared simple al frente y una puerta de hierro. Pero... - el bendito "pero" - un día se estaba quemando un pajonal que había allí, detrás de la pared. Las llamas eran intensas. Para poder entrar a apagar el fuego derribaron la puerta de hierro y lograron que se salvaran de las llamas casi milagrosamente la Biblioteca y el Museo.
Respiramos profundo, pero el espacio quedó abierto y ahora pasó a ser un depósito de basura y un clandestino sanitario público y... pare usted de contar.
Muchos transeúntes, al sentir el impulso de una necesidad fisiológica al encontrarse cerca de dicho espacio, recurren a él con tranquilidad, sin escrúpulos ni conciencia - ni ecológica ni de recato y respeto - .
¡Cómo deseo que los bellos actos se propague, que la bondad subversiva empiece despacito con una sola acción y tomen conciencia de la problemática ecológica que produce el uso inadecuado de este espacio.
Nuestra calle Miranda, emblemática en otros tiempos, donde las señoras de la cuadra se sentaban a las puertas de su casa, al frescor de la tarde - noche. Todo esto sólo quedó en las huellas del recuerdo, del pasado.
Al lado derecho funciona una sede del Saime que actualmente no está abierta al público.
Sólo elevo una plegaria y pido una mano amiga que tome un poquito de amor y tratemos de mantener libre de contaminación los espacios. No olvidemos que al lado izquierdo se encuentran la Biblioteca y el Museo, espacios muy visitados por niños. Que él mensaje sea otro, sea comunicativo en aseo y ornato.
Bonito sería ver espacios - que tanto necesitamos y merecemos - en los cuales su buen uso fuera fiel reflejo de la villacuranidad.
Y mando un telegrama urgente - en clave Morse, por supuesto - con este mensaje.
¿Cómo expresarías en un telegrama tu apreciación, opinión y sentir al respecto?
Recordando, por supuesto, que los telegramas eran brevísimos y utilizaban sólo las palabras esenciales (Recordemos que cada palabra se pagaba y por eso no había cabida a adornos, ni siquiera se enviaban palabras de saludo o despedida, sólo el mensaje breve, escueto, con los vocablos indispensables)
Espero sus telegramas en forma de comentarios o, mejor, sus comentarios en forma de telegramas.
Posdata: Al inicio se llamaba "Telégrafos Federales" cambió luego a "Telégrafos de Venezuela" que fue lo que yo conocí.
NOTA: Fotos propias tomadas con celular Samsung J2 Prime.
AGRADECIMIENTOS: A mis amigos Rafael Pérez Silva y Gloriana Marchena quienes me facilitaron los sobres y el telegrama para complementar con imágenes reales no tomadas de internet mi texto.
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