Mis recuerdos de aquellos tiempos no están tan claros como quisiera; quizá por la cantidad de años que han pasado o porque mi mente bloqueó algunos recuerdos no gratos de mi infancia. Sin embargo, con lo poco que quedó grabado en mi mente, voy a contarles lo que me ocurrió en casa de la nona, aquella noche de plenilunio.
Permítanme ponerlos en contexto. De niño, mamá solía dejarnos en casa de la abuela, quien vivía en una zona rural en las afueras de la ciudad. Detrás de la humilde casa había un gran árbol de mango, desde donde se bifurcaban caminos que conducían hacia una ciénaga que dividía la propiedad de mis abuelos y una granja donde criaban ganado.
Algunas veces, cuando mis hermanos las molestaban, las vacas cruzaban la alberca, sumergiéndose casi completamente en el fango para después perseguirnos hasta el gran árbol de mango donde nos refugiábamos, trepando hasta lo más alto.
Pero, algunas tardes, mientras mis hermanos mayores dormían agotadados de tanto jugar, a mí me gustaba internarme solo por esas caminerías tupidas de árboles, terminando siempre frente al pantano, donde me sentaba a observar cómo se alimentaba el ganado vecino.
Un toro negro azabache siempre se acercaba a donde yo estaba; sumergía medio cuerpo en la ciénaga y se detenía a mirarme fijamente con sus grandes ojos de mirada penetrante, mientras yo le decía: “¡Quieto! No me haras nada porque tú eres la reencarnación de mi abuelo”, aunque a esa edad no sabía lo que significaba esa palabra y además mi abuelo para ese entonces estaba vivo.
Aún tengo un vago recuerdo de la última tarde en que me adentré en ese pantano. Ese día me agarró la tarde persiguiendo un enjambre de libélulas que revoloteaban por el sendero hacia la ciénaga. Ya casi caía la noche y cuando llegué a la orilla donde solía sentarme ya el ganado no estaba en los prados contiguos. La luna llena se reflejaba sobre la superficie del pantano y en el lugar donde mi toro se detenía a mirarme, podía ver unos cuernos largos y afilados sobresaliendo del agua.
Me quedé petrificado mientras agudizaba mis ojos para ver si mi toro reencarnado salía a saludarme o si se había ahogado; pero mi mente y mi cuerpo presentían que algo siniestro estaba a punto de ocurrir. Mi corazón comenzó a palpitar fuertemente, y un zumbido en los oídos me desenfocó del tiempo presente.
Escuché un ruido de pasos detrás de mí y volteé instintivamente. Dos grandes pisadas, como de cascos vacunos estaban marcadas en el lodo justo detrás de mí, pero nada ni nadie había ahí.
Retrocedí despavorido, y las pisadas avanzaron en mi dirección. De inmediato me di la vuelta y corrí lo más fuerte que pude sin volver a mirar atrás, mientras un tropel de pasos me perseguía de cerca a punto de atraparme; era como el sonar de una cabalgata en tiempos de cacería.
Agotado y tembloroso llegué como pude y entré corriendo a casa de la abuela y lanzándome sobre la mesedora, me refugié entre sus piernas, rompiendo en llanto, pero sin poder pronunciar ni una palabra.
Mi nona sin perder tiempo me abrazo con fuerza, y al ver el terror dibujado en mis desorbitados ojos me levantó la cabeza, y sin preguntarme nada, con un seseo en sus labios me dijo:
Shiiiiii, shiiiiii… ya está, tranquilo mi niño, acá estás seguro. Conmigo nada malo podrá ocurrirte, pero por el amor de Dios, ¡deja de frecuentar esa ciénaga maldita!
veac250922
RETO HISPALITERARIO 10: Pantanos
... un campo de piedras para arar; un pantano, un terreno baldío; un espacio escabroso al que tendrán que sembrarle vida a través de una historia.
La historia debe ocurrir o un pantano o un desierto. El personaje debe estar huyendo de algo.
ENGLISH VERSION
The cursed swamp
My memories of those times are not as clear as I would like them to be; perhaps because of the number of years that have passed or because my mind blocked some unpleasant memories of my childhood. However, with the little that remained engraved in my mind, I am going to tell you what happened to me at the nona's house, that full moon night.
Let me put it in context. As a child, mom used to drop us off at grandma's house, who lived in a rural area on the outskirts of the city. Behind the humble house was a large mango tree, from which roads branched off into a swamp that divided my grandparents' property and a farm where they raised cattle.
Sometimes, when my brothers bothered them, the cows would cross the pool, plunging almost completely into the mud and then chasing us up to the big mango tree where we took refuge, climbing to the top.
However, some afternoons while my brothers rested, I liked to wander along those tree-lined paths, always ending up in front of the swamp, where I would sit and watch the neighboring cattle feeding.
A jet-black bull would always come close to where I was; he would dip half his body and stop to stare at me with his big, piercing eyes, while I would say: "You are the reincarnation of my grandfather", although at that age I didn't know what that word meant and besides, my grandfather was alive at that time.
I have a vague memory of the last afternoon I went into that swamp; that day I was caught in the afternoon chasing a swarm of dragonflies that flitted along the path to the swamp. It was almost nightfall and by the time I reached the bank where I used to sit the cattle were no longer in the adjacent meadows. But, I could see on the surface of the swamp some long, sharp horns sticking out of the mud.
I was petrified as I watched to see if my reincarnated bull would come out to greet me or if he had drowned; but my mind and body sensed that something sinister was happening. My heart began to pound, and a ringing in my ears took me out of focus from the present time. I heard footsteps behind me and turned instinctively. Two large, bovine hoof-like footsteps were marked in the mud just behind me, but nothing and no one was there.
I recoiled in panic, and the footsteps advanced in my direction. I immediately turned around and ran as hard as I could without looking back, while a troop of footsteps chased me closely about to catch me, it was like the sound of a cavalcade in hunting times.
I ran into my grandmother's house and took refuge between her legs, bursting into tears, but unable to utter a word. My grandmother, seeing the terror in my huge eyes, hugged me tightly, and without asking me anything, with a shudder on her lips, she said to me:
Shiiiiiiiiii, shiiiiiiiiii... calm my child, you are safe now. With me nothing bad can happen to you, but for God's sake, stop going to that damned swamp!
veac250922
HISPALITERARY CHALLENGE 10: Swamps"
... a field of stones to plow; a swamp, a wasteland; a rugged space to which they will have to sow life through a story.
The story must take place in either a swamp or a desert. The character must be running away from something.
Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)
