Fuente: @saulos
Era un cerdo que volaba
con un par de alas prestadas;
quería escapar del chiquero
porque diciembre llegaba
y la dueña de la casa
quería una chicharronada.
El cerdo estaba muy triste
y se enfermaba de nada,
lloraba a moco tendido
y así lo encontró su hada,
quien le ofreció un par de alas
y escapar de madrugada.
No había rayado en el cielo
el sol su hermosa tonada
y ya el cerdito iba lejos,
por los lados de Granada.
«¡Hostias!,¡vale!» pensó un chico
al ver que el cerdo volaba.
Recorrió a España, Marruecos
y no entró a la afrancesada
porque un granjero atrevido
casi le da en la quijada
con una piedra que iba
con las puntas afiladas.
Asustado volvió al pueblo,
se reencontró con su amada,
la señora que antes dijo
que haría la chicharronada.
El cerdo la abrazó fuerte
y ahí ella dio la estocada.
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