Quiero que la noche se quede sin ojos
y mi corazón sin la flor del oro.
Y que el prodigio amanecido sea,
que ni por breve se ausente
Después de la noche ciega.
Orbita el ritmo enrarecido
Sístole persiguiendo al diástole
No te rindas pequeña máquina de tiempo.
Habrá amanecido la pena,
Merecida por cierto, el llanto a mansalva
Sobre la florecida estela.
Será o seremos depende del augurio
Eso irredento que espera la luz
Una oración o promesa.
Seremos o será el oro de la flor,
Ojos de noche cerrada
Que anuncia pristinas nuevas.
Texto original de @joalheal/ Portada: imágen de Pixabay editada en Canvas/ Endcard diseño en Canva