Bienvenidos a mi blog. En esta ocasión les traigo un poema de verso libre que escribí hace unos días, luego de reflexionar durante horas sobre el peso que tienen las creencias en nuestras vidas (como si estas fueran el agua y nosotros los peces, a menudo ignoramos cuánto dependemos de ellas para seguir funcionando con normalidad).
Si buscamos en google la palabra «creencia», nos encontramos con la siguiente definición:
Conjunto de principios ideológicos de una persona, un grupo social o un partido político.
Por otro lado, en Wikipedia podemos encontrar lo siguiente:
Las creencias son estados de la mente en los que uno supone que algo es verdadero o probable. Se expresan lingüísticamente mediante afirmaciones.
En líneas generales, todos creemos en algo. Incluso el más escéptico necesita creer en las razones que tiene para no creer en nada. De esta forma, podemos asegurar que las creencias son imprescindibles para el ser humano. Aunque se trate de alguna superstición, religión o ideal político. Al final, creemos.
De esto trata el poema: de las creencias en general, de la incapacidad del ser humano para ver de cara al vacío que produce la ausencia de las mismas, de las que nos transmiten nuestros padres o nuestras culturas, de las que surgen tras experiencias de la vida y de aquellas que nos acompañan a la hora de dormir y, por supuesto, de aquellas que nos ciegan e impiden ver más allá.
No acostumbro hacer introducciones en mis publicaciones por cuestiones de estética. Pienso que le resta valor al texto porque impide que el lector interprete y saque sus propias conclusiones (a nadie le gusta el pesado que lo explica todo, como si los demás carecieran de criterio propio); pero esta vez quise hacer algo diferente, y quizá continúe haciéndolo si la publicación trata de algún poema como este, el cual, puede llegar a ser mal interpretado.
De antemano agradezco por la lectura, espero que la disfruten.
Creencias
Omnipresentes piezas musicales,
en armonía con el tempo
del corazón y su lenguaje.
Agua, luz, aire y alimento
para espíritus que moran
entre millones de interrogantes.
Marcas de nacimiento.
Estigmas de lo vivido.
Cuentos para dormir
que nos mantienen «despiertos».