El cielo tomaba matices rosáceos y luego tintes grises, ella suspiró en el ventanal moviendo los dedos con ligereza sobre la fría madera astillada. ¿Pondría villancicos? ¿Alguien le traería un regalo? ¿Comería en familia?
No, sabía que la respuesta era no. Siempre es no.
Se sentó en aquella vieja silla esperando que la oscuridad la rodeara, sintió al gato callejero que se paseaba por entre sus piernas, y siguió esperando.
En el rincón frente a ella, un par de ojos comenzó a observarla. Una mirada rojiza, codiciosa. Ella tembló ligeramente y habló.
—¿Eres un fantasma, un demonio? —Apretó los labios reprimiendo llanto—. Eres algo, te veo.
El gato siseó con un poco de recelo, percibiendo al espectro.
—¡No lo espantes! —Le reprendió—. Lo veo, lo ves, este año no estaré sola. No importa que es, no quiero estar sola.
𝗧𝗵𝗮𝗻𝗸 𝘆𝗼𝘂 𝗳𝗼𝗿 𝗿𝗲𝗮𝗱𝗶𝗻𝗴 <3
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