¿Esto es mío? Se escucha una voz asombrada. Dos miradas se cruzan, reclamos en susurro y una risa pícara invaden una sala de zonas cercanas al mar. Un brazo agarra otro y coloca un cuerpo excitado sobre el sofá. Fue saliendo poco a poco la expresión máxima de su locura, de la locura perpetua de ambos.
Las respiraciones se hacían profundas, trasladaban a sus protagonistas a zonas de navegación corporal de un mar interno. Es curioso ese hallazgo, solo ha sido visto en cascadas por la persona que recibió la pregunta con la que se inició.
3, 2, 1… vibraban las membranas de cada célula muscular activada para viajar a los cosmos asamblearios. y entre risas y jadeos, se pisaban 1, 2, 3… charcos. Tal vez un detergente disfrutaba bailar con los mares que también quedaban en las sábanas.
Eso es tuyo, mira. Y volvía a empezar una historia muy húmeda.
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