Cuanta ternura
Toda la noche había estado lloviendo a intervalos y así amaneció; bajo un torrencial aguacero de primavera. El sonido de la lluvia, era como un sedante, para el espíritu. Aunque un potente trueno interrumpió, por instante, aquel agradable ambiente; aun así, la pequeña permaneció profundamente dormida.
Cuanta ternura, contenida en una escena. Escena que no era muy común ver; pues normalmente cada tres horas, la pequeña despertaba hambrienta y comenzaba a llorar por su toma de leche. Pero esta vez, y producto talvez, al placentero ambiente que traía la melodía de la lluvia y el agradable frescor. Fresco que hacía llevadero la falta de electricidad. Todo lo cual formaban un escenario que pocas veces se repetiría.
Por lo cual, sus padres, contemplaran a su pequeña, que estaba profundamente dormida. Uno al otro se miran, estableciendo un diálogo a través de sus miradas. Ambos se peguntan, si debían despertarla o esperar un poco más. Consideraban que era una irresponsabilidad déjala dormir cinco horas continuas. Pero al mismo tiempo sentían que el sueño le hacía mucho bien a su pequeña. La muestra fehaciente era la sonrisa que por momentos brotaba en su rostro.
Despertarla era un crimen, interrumpir aquel agradable sueño, era como perturbar su alma con un trágico suceso. Por otro lado, dejarla dormir, podía producir trastornos digestivos en la pequeña beba, inclusive, podría contribuir a su deshidratación. Lo correcto era despertarla y alimentarla. Así que, mediante una mirada, ambos entendieron que era el momento y se dispusieron a levantar lentamente el mosquitero de la cuna, fue así que la voz de mamá interrumpió aquel tranquilo ambiente.
Hadasa es hora de despertar. Vamos pequeña de mamá, hay que despertar y tomar la lechita. Su padre contemplaba aquella profunda escena de ternura y afecto. Cuanta belleza envolvía aquel momento, debía ser guardado y no solo en su mente y corazón. Así tomó su lápiz y comenzó a redactar estas estrofas que podrá ser leída por ella, la pequeña Hadasa, cuando crezca.
Así como por todos aquellos que se motiven a leer este breve relato, donde abunda, la ternura, el amor y un formidable ambiente, que no pudo ser destruido ni por los más rugientes truenos, ni por la interrupción del sueño. Momento que se extendió un poco más de quince minutos, al ser la pequeña amamantada por su madre, mientras luchaba entre dormir y alimentarse.
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How much tenderness
All night it had been raining at intervals and so dawned; under a torrential spring downpour. The sound of the rain was like a sedative for the spirit. Although a mighty clap of thunder interrupted the pleasant atmosphere for an instant, the little girl remained sound asleep.
How much tenderness, contained in a scene. A scene that was not very common to see; because normally every three hours, the little one woke up hungry and began to cry for her milk. But this time, and perhaps due to the pleasant atmosphere brought by the melody of the rain and the pleasant freshness. Freshness that made the lack of electricity bearable. All of which formed a scenario that would rarely be repeated.
Whereupon, her parents, gazing at their little girl, who was fast asleep. They look at each other, establishing a dialogue through their gazes. They both wondered whether they should wake her up or wait a little longer. They felt it was irresponsible to let her sleep for five hours straight. But at the same time they felt that sleep did their little girl a lot of good. The proof of this was the smile on her face at times.
To wake her up was a crime, to interrupt that pleasant sleep was like disturbing her soul with a tragic event. On the other hand, letting her sleep could cause digestive disorders in the little girl, and could even contribute to her dehydration. The right thing to do was to wake her up and feed her. So, with a glance, they both understood that it was the right moment, and they started to slowly raise the mosquito net of the crib, when mom's voice interrupted the quiet atmosphere.
Hadasa, it's time to wake up. Come on, mommy's little girl, we have to wake up and drink the milk. Her father contemplated that profound scene of tenderness and affection. How much beauty surrounded that moment, it should be kept not only in his mind and heart. So he took his pencil and began to write these stanzas that could be read by her, little Hadassah, when she grows up.
As well as for all those who are motivated to read this brief story, where tenderness, love and a formidable atmosphere abound, which could not be destroyed even by the most roaring thunder, nor by the interruption of sleep. A moment that lasted a little more than fifteen minutes, as the little one was breastfed by her mother, while she struggled between sleeping and feeding.
Gracias por acompañarme.
- Imagen creada en https://www.bing.com/ Copilot a petición del autor.
- Foto tomada con mi teléfono móvil.
- Relato real, vivencia del autor.
- Traducción al inglés mediante https://www.deepl.com/ (versión gratuita)