El dilema del profesor

Qué crimen he cometido,
Gritaba un profesor,
Que de su clase era expulsado,
Por dar un simple sermón.

El hombre no salió del mono,
Él es, creación de Dios.
Si otros detallan su tesis, citando la evolución,
Yo presento, como prueba, la palabra del Señor.

Dos hombres le toman del brazo.
Salga del aula, profesor.
Esta escuela no es una iglesia,
Enseñé su ideología, en otro sitio, por favor.

Exijo ver al conserje, o mejor al director,
Pues, si se prohíbe enseñar ideología,
Discriminado, me siento yo, ya que aquí,
se enseña feminismo, por un ejemplo citar, estimado director.

También existe una asignatura,
sobre, la igualdad de género.
Eso entre muchas otras cosas,
Es ideología, director.

No sabe usted lo que dice,
replicó el director.
Eso son derechos humanos,
Lo de usted es religión.

De una vez haga silencio,
Expulsado está, profesor,
Aquí se enseña con ciencia.
Y lo que, a mí, me parezca mejor.

Lamentando se dirige,
a su casa, el abnegado profesor.
Luego de reflexionar un rato,
Regresa donde el director.

Sabe usted, compañero director,
En parte, ¡usted tiene razón!
La escuela no es una iglesia, para enseñar religión.
Pero debido a mi expulsión, en el día de hoy.

Ya no daré más nunca clases,
En esta hermosa institución.
Pero espero, que aquí se priorice,
Matemática, computación.

Idioma, ciencias y física.
Literatura, biología,
historia y geografía,
y sobre todo, directos.

Que los niños se formen con valores,
respetuosos, con educación,
que el conocimiento que adquieran,
sea provechoso, señor director.

Para enfrentarse a la vida,
con buena preparación.
Así me sentiré orgulloso, de haber sido, un día parte,
del sector de la educación.

De lo contrario, digo yo.
Que habrá usted fracasado, acometido director.
Si lo que forma son holgazanes,
Que solo reclamen derechos y a la sociedad,
poco aporten, estimado director.