El muro de Tomás
■ Dale un tin para la derecha.
□ Tan, tan. (Suena el martillo contra la tabla)
■ No, no. No tanto mijo. Era solo un tin. Ahora suavemente dale a la tabla un tin para el lado opuesto. Pero un tin.
□ Tan. (Otra vez suena el martillo contra la tabla)
■ Deja ver. Vuelve a darle otro tin.
□ Taan. (Nuevamente, suena el martillo contra la tabla)
■ ÑO. Te pasaste de nuevo. TE DIJE UN TIN.
》Así solían ser, las porfías de Tomás y Juanito durante toda la jornada laboral. Tomás es albañil A; así dice la plantilla laboral, a pesar de su nivel cultural. Pues tanto él como su ayudante Juanito eran casi analfabetos, había vencido el nivel primario con dificultad en la Facultad Obrera Campesina.
》Lo peor de estos dos amigos no era su nivel educacional, sino sus resabios y su testarudez. Ellos a pesar de usar medidas como la de un tin. Lograban hacer acabados que dejaban a cualquier ingeniero civil loco.
》Como la inmensa mayoría de los cubanos. Tenían que hacer sus trabajitos extra, para lograr llegar con dinero al fin de mes. Así que al salir del trabajo, o los fines de semana, hacían sus trabajitos particulares. Que por cierto le resultaban más lucrativos, que el empleo formal. En esta ocasión construirían una tapia, o cerca de concreto, para el frente de una casa.
■ Juanito ve desmontando de la parte repellada el entablado. En lo que yo termino este paño.
》Sin protestar, Juanito tomó el martillo y comenzó a zafar tabla por tabla.
■ Recuerda sacarle los clavos y limpiarlas.
□ Me vas a enseñar, a hacer mi trabajo. - Respondió Juanito, afilándose los dientes para comenzar la pelea.
■ No, solo me cercioro que hagas tu trabajo bien.
□ Ah, porque ahora resulta que hago mi trabajo mal.
》Poco a poco, se fueron calentando los ánimos y con ellos se calentó la sangre. Hasta el momento que comenzaron a colocar el entablado, en el resto del muro que faltaba por repellar.
■ Marca bien, por donde debo cortar la tabla.
□ Y dale Juana con la palangana. Claro que la estoy marcando bien. Es justo aquí donde está mi dedo.
》Tomando el serrucho en sus manos Tomás, comienza a cortar la tabla por donde le indicó Juanito. Y mirando a su ayudante, le dice.
■ Mira y mira con atención, para que aprendas a cortar una tabla. Con un corte perfecto de 90°, sin tener ponerle una escuadra.
□ Dame el serrucho a mí, para que veas lo que es un corte recto de verdad. 》Responde Juanito con cara de busca pleito.
■ Ja, ja, ja, ven y demuéstralo Ja, ja, Ay, Ay. Ay 》Comienza a gritar Tomás.
》Tomás se acaba de serruchar la pierna derecha. Y de inmediato se forma un charco de sangre. Juanito lo socorre, mientas le pelea, por la imprudencia.
》Esa es la forma de ser de ambos amigos, son peleones, cascarrabias, porfiados. Pero también son muy solidarios y fiel compañero. Y muy responsables con el trabajo, tanto así que apenas recién curada la herida. Regresan al trabajo para terminar el muro en la fecha prevista.
Gracias por acompañarme.
Foto tomada con mi movil y modificada con AI goart.fotor.com modo logotipo, versión gratuita para pruebas.
Texto original del autor.
