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Una carta que murió.
La carta que me enviaste, jamás llegó.
Se perdió en algún lugar entre estos 15 mil kilómetros que nos separan.
No sabré como es tu caligrafía. No podre leer como plasmas en un papel sin vida, todo lo que sientes por mí.
¿Quisiera saber que llevo a esas palabras, que hacías mientras escribías, será que tomabas el té de la mañana? ¿Pensaste en la última vez que me besaste, y en como ese último beso se convirtió en eterno y no ha mantenido juntos durante todos estos años?
La carta que me enviaste se perdió en el océano que hay entre los dos. Y si, en algún momento llega nunca lo sabré, la dirección a la cual la enviaste ya no es mía. Me he mudado tantas veces intentando tener un hogar que ya no recuerdo, el último lugar donde fui realmente feliz, donde conseguí dormir en paz.
La carta que me enviaste, debe estar llena de polvo, olvidada al fondo de un casillero sin número. Un casillero donde van a morir todas las cartas que no consiguen su camino a casa.
Donde todas las palabras quedan mudas, silenciadas porque nadie las pronuncian. Palabras que quedan ciegas, sin rumbo, en una oscuridad eterna, porque nadie las ve.
¿Cuántas cartas de amor y dolor estarán olvidadas?
Huérfanas de amantes que las adoren y las lean. Cartas donde había promesas de amor eterno si eran leídas y respondidas.
¿Cuántos amores quedaron olvidados y corazones destrozados por qué las cartas jamás llegaron?
Lágrimas derramadas y promesas de jamás volver a amar.
Carta con promesas de besos dulces y lentos.
De caminatas juntos; tomados de la mano alrededor del parque, o tal vez sentado en una terraza, acompañados de una copa de vino para ver el atardecer. Tal vez, de ir a festivales y bailar juntos hasta ver la salida del sol.
Leer juntos un día de lluvia, o de desayunar en la cama.
Nadar en el mar sin ropa, preparar juntos la cena de navidad.
Ir juntos a compromisos tediosos de las familias.
¿Cuántos corazones terminaron separados y vidas alteradas por las cartas que se desvanecieron en el medio de la nada?
Tengo miedo de que así como se perdió la carta, se pierda nuestro amor.
Que muera en algún lugar entre la distancia que nos separa.