a @bettogongora para que su llegada sea luminosa
Apenas bajaste del ómnibus tus miedos se hicieron realidad, no había nadie esperándote. La ilusión, la escena del reencuentro, la sonrisa de la muchacha al final del pasillo... Todo aplastado por una ciudad que no te quiere dentro de sus entrañas, la capital va a expulsarte en un vómito porque el tembleque de tus piernas le produce náuseas.
Después de media hora de vueltas, salidas y entradas de la terminal ves una espalda conocida, el pelo corto que acariciaste en noches de mucha briza y salitre, el cuerpo casi infantil como lumbre de esperanza… y la mano… La mano agarrada a otra mano más oscura que la aprieta. Los dos rostros comienzan a voltearse y tus piernas quieren escapar, sacarte por el pasillo, tus manos quieren gastar el poco dinero, ofrecerlo al primer taxista y perderte sin rumbo a cualquier escondrijo de la ciudad. Pero te quedas en el sitio, varado, petrificado, aferrado al aza de la maleta para no derrumbarte. Comemierda, comemierda, comemierda…
Reconoces al negrito por alguna foto mostrada hace años, cuando la Jess era tu amiga y te contaba de sus drogadas en G y de su novio rastafari y pintor. No puedes creerlo y ella lucha porque lo creas, por darlo a demostrar, lo acaricia mientras te mira, porque sabe que no vas a armar un escándalo, que eres muy civilizado, pero tú no eres civilizado ni pinga, eres un pendejo, un comemierda, comemierda, comemierda… Te saludan sonrientes. El negro parece no sabe nada, qué tipa tan hijadeputa, decirte anoche que vengas para la Habana, y aparecerse en la terminal con el marido, pa’ joderte, na’ma que pa’ joderte. Quieres matarla y a él agarrarlo por el collar de Oggún y partirle la cara, aunque sea tan víctima como tú, si no fueras tan pendejo…
Qué clase remaricón eres, mira como los saludas. ¡Ay!, si eres una florecita sumisa, perro, comemierda y perro. No importa que no tengas a donde ir, no importa que no tengas un plan de escape. Te metes debajo del puente Almendares antes que hacer esta mierda, chico. ¿Qué vas a hacer?, ¿Te vas a ir para la casa de Alamar como si nada?, ¿Vas a hacer un trío con ellos?, va y dejas que el negro te la meta, vaya, por su hospitalidad, por buenagente.
Necesitas aferrarte a cualquier cosa, necesitas una tabla para agarrarte y no hundirte con toda tu autoestima.
En un atisbo de lucidez recuerdas al tío de La Habana, si sólo tuvieras su número, alguna vez te dijo que si ibas a la capital lo llamaras "aquí tienes tu casa, sobrino" pero cuál era el número, 5268..05..10 o 19.
Le preguntas a los traidores dónde hay un teléfono público, dices que a lo mejor no tienen que preocuparse por ti, porque tienes un tío en alguna parte de la ciudad y te está esperando. Mientes, pero es eso o atormentarte dos días hasta que puedas entrar al hotel por lo del concurso.
Coño… ya habías olvidado el premio. Ahí tienes tu tablita, monina…
En un plan improvisado llamas a Guantánamo, le pides a tu padre el número del tío habanero y explicas que estás en la capital porque ganaste un premio de poesía, que sí papi que al final no pude con carrera de veterinaria, ahora escribo y me dieron un premio nacional. Recitas toda una vida desde que dejaste de hablar con él hace ya más de cuatro años. Paradójicamente, ahora te está salvando el pellejo, el mismo tipo que te lo azotaba con el plan del machete.
Llamas al tío bote-salvavidas. Contesta al teléfono, le explicas por arribita. Te responde desde el celular, raudo, veloz:
vehastalaparadadelpeonceenelvedadoyesperaqueyopaseporallíenunjeepverdeydecapónegro… Cuelga
En una última contención evitas la arqueada al hablar con los infieles o con la infiel más bien, el pobre negro no tiene la culpa. El retorno de la esperanza te ha dado un poco de compasión por esos dos. Pides como último favor que te acompañen hasta la parada del P11 en el Vedado. Te disculpas por las molestias ocasionadas…
Micronovela LA LUNA NOS ESPERA EN 23 Inédito.
Autor: @noakmilo
Portada: Fotografía del autor
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