Mi reloj va marcando
las gotas de rosas
Mis manos ansiosas,
sedientas, hambrientas
Las cuentan los cuentos
de horas y sueños.
Los ojos cansados,
furiosos, graciosos
de un sol agotado
que lucha al brillar.
Mis senos traviesos
objetos diversos
que dan alimento,
ternura y pasión.
Mis caderas rotas,
laboriosamente.
Mi mente coherente
que quiere dejar
la razón gloriosa
de ser armoniosa
para mil locuras
ella transitar.
Los años que pasan
van haciendo surcos
en el tiempo absurdo
que ya no vendrá
y de mi se expulsa
cualquier cosa oculta
que pretende hacer
mi ser claudicar.
Soy una tormenta
que de amor revienta
Y vuelvo a ser terca
una y otra vez
cuando mis valores
debo defender.