EL BURRO QUE ALBOROTABA
Pasado ya el mediodía
se oyó al burro rebuznando
y luego salió saltando
de forma que parecía
que estaba alegre y danzando.
Y era tal ese alboroto
que del alto caracaro
voló presto el tarataro
la paraulata, el conoto
y el loro comecaujaro.
Ladró el perro que ya estaba
alarmado por las voces
que prevenían de las coces
que el burro al aire soltaba
con ímpetus muy feroces.
Y bien arisco el ganado
nervioso se apretujaba
junto al toro que ya estaba
testuz bajo y bien plantado
por si el burro se acercaba.
En tanto el bicho seguía
dando saltos sin cesar
y el sonoro rebuznar
que nadie atinar sabía
cuándo se habría de callar.
Los peones que se asomaron
el espectáculo a ver,
sin siquiera comprender,
de una vez opinaron
lo que era a su parecer.
Como siempre aquel burrito
se vio triste y cabizbajo
todos pensaron de cuajo
que seguro al pobrecito
lo puso loco el trabajo.
Que bailaba alguien decía.
Otros, que era protestando.
Que eso da de vez en cuando.
Que así está en la profecía.
Que algo el burro está indicando.
Y así, minuto a minuto,
la noche llegó ligero
y nadie supo el primero
que se había acostado el bruto
encima de un hormiguero.
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Gracias por sus amables lecturas
Texto e imagen de Tomás Jurado Zabala