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«El valor supremo no es el futuro sino el presente; el futuro es un tiempo falaz que siempre nos dice "todavía no es hora"».

«The supreme value is not the future but the present; the future is a fallacious time that always tells us "it is not yet time"».

— Octavio Paz

E S P A Ñ O L

MORQUE

Los gritos no fueron escuchados aquella noche, cuando Raquel solo investigaba, había llegado un enigma médico que debía ser investigado. La fascinación a veces nos ciega, amén de nuestro raciocinio y cordura. Raquel tenía tantas ganas; tantas ansias de saber lo que había en aquel cadáver. Una joya de la medicina había cruzado las puertas de su morgue, y con echar solo un vistazo superficial, ella supo lo que tenía.

Raquel tenía cincuenta y cuatro años, había trabajado en aquel hospital forense por más de dos décadas. Era su pasión la disección y análisis de la anatomía del cuerpo humano. Con tanto tiempo en el oficio, ya nada le sorprendía, pues le parecía superfluo tantas cosas que llegaban: anomalías en los órganos, muertes instantáneas, mal funcionamiento, y en el peor de los casos, intoxicaciones provocadas.

Tanta cosa ha visto, que ya llevaba la mirada fría, como los cuerpos que tanto se ponía a examinar. Hace poco, surgió la noticia de una especie extraña. Algo se arraigaba en los cuerpos humanos cual huésped indeseable. Modificaba la estructura. Otorgaba extrañas características. Se presentaba como un virus al que nadie podía escapar.

Todo se hizo público cuando las autoridades no pudieron retener tal situación. Había documentación tanto escrita como filmográfica de los efectos. Las infectadas a simple vista parecían normales, hasta que presentaban sus habilidades sobrehumanas. Eran escasos los casos, pero impactantes. Los pocos análisis que se han hecho, han demostrado una gran densidad de ionización en la sangre. Alta gama en destreza y músculos. Una gran capacidad y aumento de los sentidos. Podían percibir cualquier cosa a kilómetros de distancia, y eran muy sigilosos, por lo que era muy difícil atraparlos.

Mucha gente aseveraba que solo eran rumores; ediciones de fantasía para, quizás, una nueva obra de ciencia ficción que se estaba gestando. Pero para Raquel, todo era real, había llegado hasta obsesionarse un poco con la idea de tener a uno enfrente. La poca documentación que había no mencionaba demasiado, de hecho, solo había detalles superficiales con los que ella tuvo que recurrir a la deducción.

La sola idea de descubrirlo la seducía, hasta el punto de excitarla para conocer más. Finalmente, uno de esos seres había cruzado las puertas de su morgue. Lo reconoció al instante y se puso nerviosa, ya que, según la información que deambulaba sobre ellos, tenían una mancha roja en el cuello con la forma de un frijol.

«Podría ser simplemente un lunar cualquiera», pensó, con un poco de miedo a quedar decepcionada a que lo que finalmente estaba frente a ella fuera simplemente eso; un lunar cualquiera. Si resultaba ser otro humano corriente, ella básicamente bajaría sus ansias y continuaría con su trabajo. Llegó el momento de la disección. Trató de no emocionarse mucho y empezar rápidamente, pues había otros cadáveres a la espera.

Insertó el bisturí. Abrió camino desde la parte alta del pecho hasta la parte baja del abdomen. Se estremeció, esperaba ver algo impresionante, pero se equivocó. El interior del cuerpo era igual a cualquier otra persona. Sintió decepción y dio un suspiro. Continuó con su trabajo, pero al darle la espalda al cadáver solo un instante, escuchó un ruido que la puso alerta súbitamente.

El cuerpo estaba levantado. La incisión había desaparecido como por arte de magia. El sujeto la miró fijamente como si quisiera atacar a Raquel. Ella tuvo mucho miedo y se quedó quieta después de soltar un alarido con los ojos desorbitados, pero el individuo dio un salto y pasó de ella por completo. Raquel tomó un respiro y se dobló del alivio. De repente, un par de agentes del gobierno aparecieron buscando a su objetivo, pero este había desaparecido, quizás a kilómetros de distancia.

Ese día, Raquel se quedó con las ganas de conocer a uno de esos individuos superhumanos. Nunca había sentido altibajos de emociones tan brutales. Ahora sabía que existían y que, algún día, sería capaz de examinar a uno finalmente.

FIN

E N G L I S H

MORQUE

The screams went unheard that night, when Rachel was just investigating, a medical enigma had arrived that needed to be investigated. Fascination sometimes blinds us, apart from our reasoning and sanity. Raquel was so eager; so anxious to know what was in that corpse. A jewel of medicine had crossed the doors of her morgue, and with just a cursory glance, she knew what she had.

Raquel was fifty-four years old, she had worked in that forensic hospital for more than two decades. Her passion was dissecting and analyzing the anatomy of the human body. With so much time in the profession, nothing surprised her anymore, because it seemed superfluous to her so many things that came in: anomalies in the organs, instantaneous deaths, malfunctions, and in the worst cases, provoked intoxications.

He had seen so many things that his eyes were as cold as the bodies he was examining. Recently, news of a strange species came to light. Something was taking root in human bodies as an undesirable host. It modified the structure. It bestowed strange characteristics. It presented itself as a virus that no one could escape.

Everything became public when the authorities could not hold back such a situation. There was both written and film documentation of the effects. Those infected at first glance appeared normal, until they presented their superhuman abilities. The cases were rare, but shocking. The few analyses that have been done, have shown a high density of ionization in the blood. High range in dexterity and muscles. A great capacity and enhancement of the senses. They could perceive anything from miles away, and were very stealthy, so it was very difficult to catch them.

Many people claimed they were just rumors; fantasy editions for, perhaps, a new work of science fiction that was in the works. But for Rachel, it was all real, she had even become a little obsessed with the idea of having one in front of her. What little documentation there was didn't mention much, in fact, there were only superficial details with which she had to resort to deduction.

The very idea of discovering it seduced her, to the point of exciting her to learn more. Finally, one of those beings had crossed the doors of her morgue. She recognized it instantly and became nervous, since, according to the information wandering about them, they had a red spot on their neck in the shape of a bean.

"It could just be any mole," she thought, a little afraid of being disappointed that what was finally in front of her was just that; a random mole. If it turned out to be just another ordinary human, she would basically lower her anxieties and get on with her work. The time came for the dissection. She tried not to get too excited and start quickly, as there were other cadavers waiting.

He inserted the scalpel. He worked his way from the upper chest to the lower abdomen. He shuddered, expecting to see something impressive, but he was wrong. The inside of the body was just like anyone else. He felt disappointment and gave a sigh. She continued with her work, but as she turned her back on the corpse for only an instant, she heard a noise that suddenly made her alert.

The body was up. The incision had disappeared as if by magic. The subject stared at her as if he wanted to attack Raquel. She was very afraid and stood still after letting out a wild-eyed shriek, but the individual jumped up and passed her completely. Raquel took a breath and doubled over in relief. Suddenly, a couple of government agents appeared looking for their target, but he had disappeared, perhaps miles away.

That day, Raquel was left wanting to meet one of these superhuman individuals. She had never felt such brutal ups and downs of emotions. Now she knew they existed and that, someday, she would finally be able to examine one.

THE END