Una misión de esperanza
Tal vez lo más desesperanzador es perder total comunicación con alguien que amas. Mucho más si está a cientos de miles de kilómetros de distancia, en un lugar del espacio infinito, donde lo oscuro es casi el único rostro visible de la inmensidad.
Aún recuerdo el día en que fuimos a comer a un restaurante que quedaba en la misma ciudad donde se lanzaría el transbordador, incluso podíamos verlo por la ventana; él con gran admiración, y yo con un sentimiento de angustia, pero que aún así, intentaba darle mi mejor sonrisa.
Mientras comíamos nos mirábamos a los ojos con mucha pasión. Supe que algo quería decirme pero parecía no atreverse, no hasta que no se haya dado el momento oportuno, y fue cuando otras personas se retiraron del local que se animó, se paró del asiento de ese restaurante y se inclinó hacia mí. —¿Quieres casarte conmigo, Brianna? —Dijo Adam, mi prometido.
En ese momento quedé perpleja, pues no me esperaba algo así, mucho menos sabiendo que pronto lo vería a él viajando hacia el espacio, quizás a un rumbo sin destino o regreso. Sabiendo eso no lo dudé y acepté, por lo que deslicé mi dedo hacia él y un anillo me consagró como su futura esposa.
Luego de ese momento tan único y hermoso, pedimos un café y tratamos de relajarnos disfrutando de esta unión que merecía todos los brillos posibles. Así fue que nuestras miradas se combinaron y ambos miramos hacia la ventana, donde podíamos apreciar lo bello del lugar.
Esa nave, no lo puedo negar, me generaba un gran malestar, pero no solo a mí, veía que se esbozaba en él algo de intranquilidad, pues se le notaba cuando se hablaba del tema y empezaba a titubear. Algo que despertó mi preocupación quizás del todo, pensando en que no era buena idea que avance con ello. Aún así, me lo guardé para mí y no le prohibí que cumpliera sus sueños, pues yo estaría feliz por él, así que no lo detuve ni me animé a hacerlo.
Habían pasado cerca de dos semanas cuando recibió una carta. Se trataba de la invitación oficial del jefe del programa aeroespacial, en la que se lo animaba a ser parte de la tripulación, ya con un día y horario predefinido. En ella decía que el lanzamiento sería en tan solo cinco días.
La misión era supuestamente algo simple, viajar hasta el espacio a realizar algunos estudios sobre la órbita por la que pasan los satélites y hacer unas reparaciones, aunque de ello se encargarían los especialistas, pues él estaría dentro sin ningún tipo de riesgo. Solo quería que el tiempo pasara lo más rápido posible y tenerlo de vuelta en casa junto a mí.
Veintitrés días de incertidumbre en los que solo podíamos comunicarnos con la orden de uno de los oficiales de la plataforma cada cierto tiempo, pues tenían mucho trabajo por hacer y yo no quería detenerlo de avanzar sobre ello, quería que logre tener éxito sobre esa misión, aunque ya estaba muy orgullosa de él si no fuera ese el resultado esperado.
El día del lanzamiento llegó y en cuestión de minutos lo vi despegar hacia lo desconocido, al menos para mí. Me volví a casa viendo por detrás de mi hombro aquella estación espacial de la que tanto hablamos aquél día en el restaurante, tomando el tema como una aventura sin igual.
En el día diecisiete luego de algunas comunicaciones que tuve con él y una serie de charlas express, perdimos total comunicación con la nave. Se extendió por dos días más hasta que se logró hacer contacto otra vez, pero...
—¡Algo dañó la nave y perdimos control sobre ella! —Llegaba la señal con interferencias. —Creo... ¡Creo que está cada vez más cerca señor!
—¿Qué es lo que ve ingeniero? —Preguntó el coronel desde la base.
—¡Es algo de otro mundo y están sobre nosotros! ¡Aaaaah! —La señal finalizó abruptamente con un gran estruendo, similar al de aplastar una lata de gaseosa.
Desde la base se podía ver en la noche despejada lo que parecía ser una estrella iluminarse de un color anaranjado, titilando algunas veces por unos cuantos segundos hasta apagarse por completo.
Desde esa noche Brianna perdió del todo las esperanzas y el tiempo de la misión ya había finalizado superando los treinta días. Sin embargo, luego de varios días sin respuestas, una llamado llegó a la base aeroespacial.
Él estaba vivo junto a otros tripulantes que lograron evacuarse a un lugar de la nave y lograr desacoplarse de ella en un compartimiento, tal vez diminuto, pero que les daría una segunda gran oportunidad. El coronel hizo los preparativos para lograr el rescate con éxito.
Brianna esperó un tiempo más sintiendo que todo saldría bien. Ahora había otra misión que lograr; la de regresar a Adam a su hogar con su amada esposa esperándolo en casa. En la tierra, donde él sin dudas pertenece.
A mission of hope
Perhaps the most hopeless thing is to lose total communication with someone you love. Even more so if he or she is hundreds of thousands of kilometers away, in a place of infinite space, where darkness is almost the only visible face of immensity.
I still remember the day we went to eat at a restaurant in the same city where the shuttle would be launched, we could even see it through the window; he with great admiration, and I with a feeling of anguish, but still, I tried to give him my best smile.
As we ate we looked into each other's eyes with great passion. I knew he wanted to tell me something but he didn't seem to dare, not until the time was right, and it was when other people left the place that he perked up, stood up from his seat in that restaurant and leaned over to me. —Will you marry me, Brianna? —said Adam, my fiancé.
At that moment I was perplexed, because I didn't expect something like that, much less knowing that soon I would see him traveling into space, perhaps to a destination with no destination or return. Knowing that, I did not hesitate and accepted, so I slid my finger towards him and a ring consecrated me as his future wife.
After that unique and beautiful moment, we ordered a coffee and tried to relax enjoying this union that deserved all the glitter possible. So it was that our gazes combined and we both looked out the window, where we could appreciate the beauty of the place.
That ship, I can not deny it, generated a great discomfort in me, but not only me, I saw that he was outlining something of uneasiness, as it was noticeable when talking about the subject and began to waver. Something that aroused my concern perhaps entirely, thinking that it was not a good idea for him to move forward with it. Still, I kept it to myself and didn't forbid him to fulfill his dreams, as I would be happy for him, so I didn't stop him or encourage him to do so.
About two weeks had passed when he received a letter. It was the official invitation from the head of the aerospace program, encouraging him to be part of the crew, with a predefined day and time. It said that the launch would be in just five days.
The mission was supposedly something simple, to travel to space to carry out some studies on the orbit through which the satellites pass and to make some repairs, although the specialists would be in charge of that, since he would be inside without any kind of risk. I just wanted time to pass as quickly as possible and have him back home with me.
Twenty-three days of uncertainty in which we could only communicate with the order of one of the officers of the platform every so often, because they had a lot of work to do and I did not want to stop him from advancing on it, I wanted him to succeed on that mission, although I was already very proud of him if that was not the expected result.
Launch day arrived and within minutes I saw it take off into the unknown, at least for me. I went home looking over my shoulder at that space station we talked so much about that day at the restaurant, taking it as an adventure like no other.
On the seventeenth day, after some communications I had with him and a series of express chats, we lost total communication with the ship. It went on for two more days until contact was made again, but....
—Something damaged the ship and we lost control of it! —The signal was coming in with interference. —I think... I think it's getting closer sir!
—What do you see engineer? —Asked the colonel from the base.
—It's something from another world and they're right on top of us! Aaaaah! —The signal ended abruptly with a loud bang, similar to the crushing of a soda can.
From the base one could see in the clear night what appeared to be a star light up in an orange color, flickering a few times for a few seconds until it was completely extinguished.
Since that night Brianna lost all hope and the time of the mission had already ended exceeding thirty days. However, after several days without answers, a call came to the aerospace base.
He was alive along with other crew members who managed to evacuate to a place of the ship and managed to undock from it in a compartment, perhaps tiny, but that would give them a second great opportunity. The colonel made preparations for a successful rescue.
Brianna waited a while longer feeling that all would be well. Now there was another mission to accomplish; that of returning Adam home with his beloved wife waiting for him at home. On earth, where he undoubtedly belongs.
The text has been translated with the help of Deepl from Spanish to English. I used Canva to edit the main image.