Ulises y las Sirenas / Domino público
¡Callen a esas sirenas!
¿Ustedes escuchan las sirenas? Yo también.
¡Callen!, ¡callen a esas sirenas! Por favor.
Temo por Ulises, me angustia que lo despeguen del mástil. ¡Soldados!, no escuchéis lo que dice Ulises, no le hagáis caso, espántenle esas voces mortales que lo endulzan, esa música que lo invita a arrojarse al mar. Protéjanlo que se puede cansar, que Ítaca lo espera y Telémaco no puede, solo, con tantos. Muevan el barco, ¿pero qué digo? Si ustedes no escucháis, si ustedes, soldados, tenéis tapados los oídos; ¡remen!, ¡remen! que espero a Ulises en casa, que tejo y destejo, que tampoco paro de esperar; no paren porque las sirenas no quieren callar ni allá ni aquí, donde son más amargas y también anuncian los infiernos, callen también a esas sirenas antiaéreas que asustan a los niños, que no dejan dormir, que despiertan al miedo.
Callen a todas las sirenas para que todos regresen a casa, para que los hijos se encuentren con sus padres, para que las mujeres besen a sus hombres, para que los pájaros regresen a los cielos, para que los muertos descansen, para que la vida regrese a los vivos.
Callen a esas sirenas que salpican al mundo, que despiertan la guerra, que le quitan los sueños a un pueblo, los sueños que no sueñan, que le anuncian la muerte.
¡Oh!, tú, Ulises, que escapaste de las ninfas mortales, de esos cuerpos de ave con rostro de mujer, ven y ayuda también en esta guerra, ven a empuñar tu valor contra el tirano, que no vino, como siempre, pero mandó a los suyos a matar.
Ven y enséñale a los ucranianos que se aten a los mástiles de su vida, a los mástiles de sus sueños, que no se dejen llevar por los estruendos infernales de los misiles, ven y calla estas sirenas que son más peligrosas porque anuncian tragedia, no solo a los soldados, sino al mundo donde tú también vives, en la imaginación, de miles.
¿Vendrán también vosotros, los demás Ulises? Es hora de salvarnos.
Si deseáis participar en el concurso, entra y echa un vistazo, vale.