¡Hola! Amantes de los libros, un gusto saludarles nuevamente. En esta oportunidad les traigo una reseña de un libro llamado Una herencia misteriosa, escrito por Danielle Steel, quien es una de mis escritoras favoritas.
Está historia comienza con Hal Barker, un hombre que trabaja en un banco verificando las cajas de seguridad, tarea que a muchas personas les parecía tediosa, pero a Hal le gustaba porque le permitía tener contacto con los clientes y disfrutaba hablar mucho con ellos, más que todo con las personas mayores.
En muchas ocasiones habían clientes que dejaban de pagar el alquiler de las cajas de seguridad y nunca iban a reclamar sus pertenencias. Por lo que Hal Barker era el encargado de enviarles una carta solicitando el pago de las cajas de seguridad, aunque no siempre recibían respuestas, en esas ocasiones debían esperar trece meses después de que el cliente dejara de pagar, para poder así llamar a un cerrajero y poder abrir las cajas de seguridad. Algunas estaban vacías, pero en otras habían pertenencias que eran entregadas al Tribunal Testamentario.
Nuestra historia está basada en una de esas cajas de seguridad, pertenecía a una mujer anciana, a la que Hal Barker no veía desde hace cinco años atrás, y el pago había cesado tres años atrás. Hal Barker había realizado todo el debido proceso de enviar cartas y notificaciones a la dueña y también había esperado el tiempo correspondiente para poder llamar a un cerrajero y abrir la caja de seguridad frente a un notario.
En el momento de abrir la caja de seguridad, se encontraron con muchas joyas,paquetes de cartas, pasaportes caducados y fotografías, lo cual fue especificado en un inventario.
Habían pasado dos años desde la apertura de la caja y ningún familiar se había presentado a reclamar sus pertenencias, así que ya era hora de que todo el contenido que estaba en el banco fuera llevado con el Tribunal Testamentario, para así poder investigar que había sucedido con la dueña del contenido de la caja y en caso de que hubiese fallecido y no se encontrara testamentos o familiares, los artículos serían subastados y el dinero iría a los fondos de estado.
Hal Barker realizó una llamada al tribunal, y le respondió una señorita llamada Jane Willoughby, estudiante de Derecho, practicante en el tribunal, aunque no por decisión propia, pues habría querido hacer parte del Tribunal familiar. Jane le dijo al señor Hal, que enviarían a alguien en la brevedad de lo posible.
El nombre de la dueña de la caja de seguridad era Marguerite Pearson Di San Pignelli, y Jane sabía que lo primero que tendrían que hacer era verificar si ella había fallecido, lo siguiente sería concertar una cita con el banco, para que alguien fuera a verificar el contenido de la caja y posteriormente montar anuncios para que si existían familiares, pudieran realizar la solicitud de que el contenido de la caja se les fuera entregado.
Luego de verificar que la señora Marguerite había fallecido, Jane realizó un informe y se lo entregó a su jefa, quien le pidió que fuera ella misma la que se dirigiera al banco a revisar el contenido de la caja.
Semanas mas tarde, Jane estaba realizando la inspección de la caja de seguridad, mientras quedaba pasmada ante tantas piedras preciosas y joyas de marca y tamaños inimaginables. Jane pudo darse cuenta de que Marguerite fue una condesa italiana; vió también todas las cartas que Marguerite había enviado y recibido, todas las fotos que tenía, especialmente la de una niña, que le hizo preguntarse que habría pasado con la pequeña.
Le daba mucha pena que todo eso fuera a parar al fondo de estado sin tener a alguien que pudiera reclamar, era tanta historia junta y la entristecía que todo quedaría en el olvido.
Al llegar a la oficina nuevamente realizo una llamada a una subastadora llamada Christie's para poder realizar una tasación de todo lo que se encontraba encontraba en la caja de seguridad.
Para obtener una cita le envió a Phillip, quien sería el encargado de darle precio del material encontrado, las fotos que había tomado a las joyas anteriormente. Phillip quedó verdaderamente sorprendido, porque esperaba que fuera un contenido muchísimo menor al que sus ojos veían, y de inmediato estuvo entusiasmado con revisar esas piedras preciosas.
Pasados los días Phillip le comentaba a su madre Valerie el trabajo que había tenido que realizar y su madre se vió muy interesada en el tema, pues le pareció gran coincidencia que su hermana, también se llamaba Marguerite, y su apellido de soltera era Pearson, al igual que el de la condesa. La hermana de la madre de Phillip, murió a los diecinueve años de gripe, por lo que Valerie no había llegado a conocerla, quizá por eso tenía tanta curiosidad con la caja de seguridad.
Valerie había sido la más afectada con la muerte de su hermana, pues su padre vivía metido en su despacho y su madre tenía el corazón muy frío y distante. Siempre se había sentido como la oveja negra de la familia.
Tiempo después, Valerie había conseguido que su hijo le enseñara las fotos de la condesa y la niña, y muy sorprendida se dió cuenta de que la niña de la foto tenía mucho parecido con ella, pensó que quizá la condesa sería su hermana, habían muchas pruebas y no podría ser coincidencia, por lo que empezó su propia investigación, primero hablando con su hermana, pero fue una conversación en vano. Así que se dirigió al asilo dónde se encontraba su antigua niñera, quien ya tenía 94 años pero seguía muy lúcida; ésta le contó a Valerie la verdad, Marguerite no era su hermana, era su madre, quedó embarazada cuando tenía 17 años y sus padres la enviaron a un internado para que allí mismo diera en adopción a la bebé, pero ella se negó, así que fueron sus abuelos quienes criaron a Valerie, no sin antes obligar a su hija a marcharse a Italia para siempre y diciéndole a todo el mundo que Marguerite había muerto por una gripe. En Italia, Marguerite había encontrado el amor en un duque, con el cual se casó y vivió muchos años de su vida.Le contó también que Marguerite había intentado en muchas ocasiones regresar por ella, pero sus padres no se lo permitieron.
Valerie estaba asombrada y pensativa, imaginaba como hubiese pasado su infancia si sus abuelos hubiesen permitido que Marguerite se quedara con su niña. Le entristecía que al final su madre había muerto en Nueva York y ella nunca la había conocido, debido a que Marguerite tenía miedo de acercarse y destruir la vida que su pequeña había formado.
Días más tarde Valerie por fin le contó a Phillip lo que había descubierto, y el también quedó muy asombrado con el cambio que había dado sus vidas con ese descubrimiento.
Notificaron ante el tribunal testamentario que había aparecido un heredero de Marguerite y comenzaron las labores de reconocimiento de ADN entre los restos de su madre y Valerie.
Al haber dado positivo, todo pasó a estar a nombre de Valerie, quien decidió que la subasta siguiera en marcha, debido a que nunca podría utilizar joyas de su madre, exceptuando un pequeño relicario y el anillo de bodas de su madre. Lo más importante para ella eran todas las cartas que estaban en la caja de seguridad, de las cuales muchas estaban escritas por su madre y dirigidas a su Pequeño Ángel, Valerie.
Valerie también pudo conocer su familia por parte de padre, quien había muerto hace muchos años. Conoció al hermano de su padre, y a su primo, y se alegraba de que su familia estuviera en crecimiento y por fin poder sentirse parte de una verdadera familia.
Con el paso de los meses y después de la subasta, Valerie , a pesar de su edad, decidió hacer un viaje por Europa, conocer los lugares donde había estado su madre y la casa donde había vivido con el conde que la había hecho feliz por muchos años.
Y para su sorpresa, ese viaje le otorgaría mucho más que recuerdos. Le otorgaría amor.
Valerie sentía que ahora su vida estaba completa y por fin podría ser feliz, con el recuerdo de su madre, que la vida le había otorgado sorpresivamente.
Este libro oculta muchas más sorpresas de las que no pude hablar en esta ocasión, quise centrarme en la parte primordial de la historia, la herencia para Valerie y el cambio de su vida, pero hay muchos otros aspectos dentro del libro que incluyen a su hijo, su hermana y la misma Jane y el cambio que también ocurre en la vida de ellos.
Muchas gracias por leer mi publicación.
Banners y separadores hechos en Canva.
Las fotos fueron tomadas con mi teléfono Xiaomi Redmi Note 8
Hello! Book lovers, nice to greet you again. This time I bring you a review of a book called A Mysterious Inheritance, written by Danielle Steel, who is one of my favorite writers.
This story begins with Hal Barker, a man who works in a bank checking the safe deposit boxes, a task that many people found tedious, but Hal liked it because it allowed him to have contact with the customers and he enjoyed talking to them a lot, especially the older people.
On many occasions there were customers who stopped paying rent on the safe deposit boxes and never came to claim their belongings. So Hal Barker was in charge of sending them a letter requesting payment for the safe deposit boxes, although they didn't always receive a response, on those occasions they had to wait thirteen months after the client stopped paying, so they could call a locksmith to open the safe deposit boxes. Some were empty, but others contained belongings that were turned over to the probate court.
Our story is based on one of those safe deposit boxes, it belonged to an elderly woman, whom Hal Barker had not seen for five years, and payment had stopped three years earlier. Hal Barker had gone through all the due process of sending letters and notices to the owner and had also waited the appropriate amount of time to call a locksmith and open the safe deposit box in front of a notary.
At the time of opening the safe deposit box, they found a lot of jewelry, packets of letters, expired passports and photographs, which were specified in an inventory.
It had been two years since the box had been opened and no relatives had come forward to claim their belongings, so it was time for all the contents that were in the bank to be taken to the Probate Court, so that they could investigate what had happened to the owner of the contents of the box and in the event that she had passed away and no wills or relatives could be found, the items would be auctioned and the money would go to the state funds.
Hal Barker made a call to the court, and was answered by a young lady named Jane Willoughby, a law student, a practitioner in the court, though not by choice, as she would have wanted to be part of the family court. Jane told Mr. Hal that they would send someone as soon as possible.
The name of the owner of the safe deposit box was Marguerite Pearson Di San Pignelli, and Jane knew that the first thing they would have to do was to verify if she had passed away, then make an appointment with the bank, so that someone would go to verify the contents of the box and then make announcements so that if there were relatives, they could make a request that the contents of the box be delivered to them.
After verifying that Mrs. Marguerite had passed away, Jane made a report and gave it to her boss, who asked her to go to the bank herself to check the contents of the box.
Weeks later, Jane was inspecting the safe deposit box, as she was stunned by so many precious stones and jewelry of unimaginable brands and sizes. I ask her to realize that Marguerite was an Italian countess; she also saw all the letters Marguerite had sent and received, all the photos she had, especially the one of a little girl, which made her wonder what had happened to the little girl.
She was very sad that all that was going to end up in the state fund without having someone who could claim, it was so much history together and it saddened her that everything would be forgotten.
When she got to the office again, she made a call to an auctioneer called Christie's in order to get an appraisal of everything that was in the safe deposit box.
To get an appointment he sent Phillip, who would be in charge of giving him a price for the material found, the photos he had taken of the jewelry earlier. Phillip was truly surprised, because he expected the contents to be much less than what his eyes could see, and he was immediately excited to look at the precious stones.
After a few days Phillip told his mother Valerie about the work he had had to do and his mother seemed very interested in the subject, because it seemed to her a great coincidence that her sister was also named Marguerite, and her maiden name was Pearson, as was that of the Countess. Phillip's mother's sister, died at the age of nineteen of influenza, so Valerie had not gotten to know her, perhaps that was why she was so curious about the safe deposit box.
Valerie had been the most affected by her sister's death, as her father lived tucked away in his office and her mother was very cold-hearted and distant. She had always felt like the black sheep of the family.
Some time later, Valerie had gotten her son to show her the photos of the countess and the girl, and very surprised she realized that the girl in the photo was very similar to her, she thought that maybe the countess was her sister, there was much evidence and it could not be a coincidence, so she began her own investigation, first talking to her sister, but it was a conversation in vain. So she went to the asylum where her old nanny was, who was already 94 years old but still very lucid; she told Valerie the truth, Marguerite was not her sister, she was her mother, she became pregnant when she was 17 years old and her parents sent her to a boarding school to give the baby for adoption, but she refused, so it was her grandparents who raised Valerie, but not before forcing her daughter to leave for Italy forever and telling everyone that Marguerite had died of the flu. In Italy, Marguerite had found love in a duke, whom she married and lived with for many years of her life, and she told him that Marguerite had tried many times to return for her, but her parents would not allow her to do so.
Valerie was amazed and thoughtful, imagining how she would have spent her childhood if her grandparents had allowed Marguerite to stay with their child. She was saddened that in the end her mother had died in New York and she had never met her, because Marguerite was afraid to come close and destroy the life her little girl had formed.
A few days later Valerie finally told Phillip what she had discovered, and he, too, was amazed at how their lives had been changed by the discovery.
They notified the probate court that an heir of Marguerite's had come forward and began DNA recognition work on the remains of her mother and Valerie.
When the DNA came back positive, everything became the property of Valerie, who decided to keep the auction going, since she would never be able to use her mother's jewelry, except for a small locket and her mother's wedding ring. Most important to her were all the letters that were in the safe deposit box, of which many were written by her mother and addressed to her Little Angel, Valerie.
Valerie also got to know her family on her father's side, who had died many years ago. She met her father's brother, and her cousin, and was glad that her family was growing and finally being able to feel part of a real family.
As the months passed and after the auction, Valerie, despite her age, decided to take a trip to Europe, to see the places where her mother had been and the house where she had lived with the count who had made her happy for many years.
And to her surprise, that trip would bring her much more than memories. It would bring her love.
Valerie felt that now her life was complete and she could finally be happy, with the memory of her mother, which life had surprisingly bestowed upon her.
This book hides many more surprises that I could not talk about on this occasion, I wanted to focus on the primary part of the story, the inheritance for Valerie and the change in her life, but there are many other aspects within the book that include her son, her sister and Jane herself and the change that also occurs in their lives.
