Una de las cosas que me gusta decir en la clase de antropología cuando hablo de la evolución del ser humano es que el llamado eslabón perdido deade el punto de vista científico-empírico siempre estará perdido, en el sentido de que cuando hablamos de la evolución del ser humano hay un salto cualitativo que hay que buscarlo en el plano ontológico, es decir, dentro de la misma constitución de la esencia humana. En palabras sencillas explico que en la evolución somática de nuestra especie,desde los homínidos hasta los diversos homo, hubo un momento en que emergió la conciencia del ser, y es allí cuando propiamente podemos hablar de la existencia del ser humano, independientemente del estado evolutivo en el cual estuviésemos.
Para mí ha sido de mucha satisfacción intelectual encontrarme con posturas filosóficas que van en consonancia con lo que anteriormente he anunciado. Planteamientos qué profundizan mucho más lo que yo apenas señalo, puesto que se trata de grandes pensadores que tienen todo un sistema filosófico que da un sustento sólido a sus argumentaciones.
Antes de entrar un poco en ellos me gustaría aquí hacer un paréntesis para mostrar o poner de manifiesto una de las bondades de la filosofía y es que no partimos de cero completamente ya que la humanidad a través del tiempo y gracias a sus análisis y reflexiones se mantiene haciendo aportes de valor con el fin de comprendernos mejor.
Xavier Zubiri (1898-1983), filósofo español, es uno de los que me ayuda a explicar este tema de la evolución, ya que este en contraste con Aristóteles no denomina al hombre como un animal racional sino como un animal inteligente, pues, mientras la inteligencia nos ubica en un nivel básico de comprensión de las cosas, la razón supone una evolución del pensamiento, la cual no tuvo que estar tal como la conocemos hoy en los primeros seres humanos, a los cuales nos basta para llamarlos así que hayan sido seres inteligentes.
Zubiri ve la inteligencia como esa capacidad propiamente humana de entender que las cosas tienen un sentido específico aunque de momento no se comprenda en plenitud. Por ejemplo, cuando nos acercamos a alguien como un amigo, desde la comprensión de amistad que tengamos. Una manera tradicional de distinguir esta capacidad intelectiva de la racional es pensar en un niño, el cual al nacer aprende a hacer uso de su inteligencia (el cual le hace rechazar espontáneamente a un extraño, a un no-amigo) pero debe esperar unos cuantos años más para hacer uso de la razón y otros más para que esa capacidad racional se perfeccione en él.
El otro pensador en el cual me baso para explicar la interesante evolución del ser humano, especialmente el momento puntual en el cual podemos empezar a referirnos a este de esta manera es Teilhard de Chardin (1881-1955), sacerdote y filósofo francés que desde sus estudios de paleontologia plantea una evolución cósmica ascendente programada y guiada por el Punto Omega que tiene su culmen y máxima expresión en el ser humano que en la línea evolutiva ha sido el único ser con capacidad de reflexión, esto es, de conciencia de sí mismo, es decir, con palabras de Chardin "no sólo saber sino saber que se sabe."
Lo interesante de Teilhard de Chardin es que plantea la evolución desde un punto de vista amplio, padre de la vida en general (biogenesis), pasando por la materia hasta llegar al pensamiento humano (anthropogenesis). Es aquí donde podemos ver la unión también con el pensamiento de Xavier Zubiri que dice que en un principio el hombre animal inteligente fue evolucionando en el hombre animal racional.
Hoy nosotros podemos decir que esta capacidad racional es la que a través de las épocas hasta hoy en día nos ha llevado hasta donde estamos, aquí se incluye la era industrial y la actual civilización de la tecnología. Hasta donde llegaremos? No sabemos con total certeza y en concreto, lo importante es asegurarnos de que nos dirijamos hacia un humanismo real, donde las buenas costumbres y la dimensión social de la vida humana sigan presentes.
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