De las tantas cosas con las que nos topamos en la vida, sin duda el estrés es una de las más comunes con las que todo ser humano debe lidiar. Y es que con el cada vez más agitado ritmo de vida que llevamos en estos tiempos es casi una tarea imposible no sentirnos estresados de alguna manera en algún momento.
El estrés: Una respuesta natural
Pero el asunto es que una cosa es sentirnos estresados en algún momento puntual o ante algún evento ocasional en nuestras vidas, y otra muy distinta es sentirnos estresados todo el tiempo. Porque el estrés es una respuesta natural.
Sí, como lo lees, amigo lector, resulta que el estrés es una respuesta natural del cuerpo cuando nos topamos con situaciones de presión o amenaza, lo que desencadena una serie de reacciones físicas y emocionales en nuestros cuerpos. En todo esto, aunque muchos digan que en pequeñas dosis puede ser beneficioso para afrontar retos y superar obstáculos, la realidad de las cosas es que, más allá de que realmente sea así o no, cuando se vuelve crónico puede tener efectos negativos en la vida de las personas.
Ahora, como ya dije antes, es comprensible que nos sintamos estresados ante ciertos eventos en la vida, o en momentos puntuales, pero el problema aquí es cuando se vuelve algo constante que nos mantiene en zozobra y no nos deja tener tranquilidad en nuestras vidas.
Así que el estrés es un verdadero problema a considerar, sobre todo en la sociedad actual, donde las demandas laborales, familiares, sociales, y de todo tipo, son constantes. Lo que ha hecho que el estrés se haya convertido en un asunto cada vez más común que afecta la calidad de vida de la mayoría de la gente.
Como ya he mencionado en otras oportunidades, según los científicos modernos, el estrés es todo hecho que desencadena en nuestros cerebros primitivos una reacción, que hace que ante situaciones amenazantes tomemos una resolución: Pelear o correr. Ellos dicen, además, que esto nos viene de la época de las cavernas cuando el ser humano se topaba con fieras salvajes y otras amenazas, por lo que fue un factor clave en la supervivencia y desarrollo del ser humano desde los tiempos más antiguos.
La naturaleza del estrés: Las patologías que puede generar y otros hechos importantes
Pero más allá de que haya sido así o no, el caso es que vivimos en tiempos en los que el ser humano ya no tiene que lidiar con la clase de amenazas con las que debía lidiar en los tiempos antiguos. Ya que la calidad de vida del ser humano ha mejorado significativa y exponencialmente en el curso de los miles de años que han transcurrido desde aquellos tiempos tan remotos y primitivos hasta los actuales. Tan es así que el ser humano posee una expectativa de vida promedio muy alta en la actualidad, comparado con cualquier milenio o siglo anterior.
El estrés en el pasado siempre fue un detonante para reaccionar ante las situaciones de vida o muerte. Era una especie de detonante primario que servía para que el ser humano pudiese sobrevivir ante situaciones amenazantes. Pero en tiempos modernos... ¿De qué nos sirve tener el estrés como detonante primario?
Si lo analizamos a fondo, actualmente el estrés solo serviría entonces para generarnos efectos negativos. En ese sentido, uno de los efectos negativos más evidentes es la afectación en la salud física. Ya que el estrés crónico puede desencadenar una serie de trastornos como enfermedades cardíacas, trastornos digestivos, problemas de sueño, dolores de cabeza y debilitamiento del sistema inmunológico. Tan serio como puede sonar, esto es así, a pesar de que muchos puedan pensar que se trata de una exageración.
Y tal es la seriedad del asunto que además, por lo ya mencionado puede contribuir al desarrollo de patologías crónicas como la hipertensión, la diabetes o la obesidad.
Otros efectos negativos del estrés
Pero, espera amigo lector, resulta también que el estrés no solo genera enfermedades a nivel físico, sino que también tiene implicaciones negativas a nivel psicológico. Me refiero aquí a que el estrés también tiene un impacto significativo en la salud mental y emocional del ser humano. Ya que las personas que experimentan altos niveles de estrés suelen experimentar síntomas como ansiedad, depresión, irritabilidad, falta de concentración y cambios de humor.
Lo más grave de todo este aspecto es que estos problemas pueden afectar (y afectarán) las relaciones interpersonales, el rendimiento académico y laboral, y la calidad de vida en general de las personas afectadas. Porque, cómo es lógico intuir también, el estrés crónico puede afectar la capacidad de tomar decisiones de manera efectiva y puede provocar problemas de memoria y concentración. Esto influirá negativamente en el desempeño intelectual y en la capacidad para realizar tareas cotidianas de manera eficiente.
De la misma manera, el estrés puede impactar en la autoestima y la confianza de las personas, lo que desencadenará nada más y nada menos que un círculo vicioso de negatividad y autocrítica.
Por si fuese poco, el estrés también puede tener repercusiones en la vida social y familiar de las personas. Ya que las personas que experimentan altos niveles de estrés suelen aislarse, tener dificultades para relacionarse con los demás o para disfrutar de actividades sociales. Como es lógico, esto incide negativamente en sus relaciones interpersonales y provoca conflictos en sus entornos familiares. Por todo lo mencionado, el estrés además, puede influir en la toma de decisiones impulsivas o irracionales que pueden tener consecuencias negativas a largo plazo.
Pero el problema de fondo no es el estrés
A pesar de todo lo que he dicho a lo largo de esta reflexiones, te sorprenderá saber, amigo lector, que el problema no es el estrés en sí mismo, ya que siempre el ser humano se podrá topar (y se topará) con factores o eventos que pueden resultarle potencialmente estresantes. El verdadero problema en todo esto es la falta de capacidad para manejar el estrés. Ese es es el "Elefante en la Sala"
Dicho de otro modo, lo que todo ser humano debe aprender para tener mejor calidad de vida en general es a gestionar el estrés. Porque el problema no son las situaciones per sé, sino cómo percibimos las situaciones de diversos tipos y cómo las gestionamos.
Por lo tanto, es fundamental aprender a gestionar el estrés de manera adecuada para prevenir problemas de salud a largo plazo y para tener una mejor calidad de vida en general. Esto puede lograrse de muchas maneras, como buscando ayuda profesional, haciendo ejercicio, practicando yoga, meditación, aumentando nuestra espiritualidad, etc.
Existen muchos métodos y particularmente no estoy recomendando ninguno en especial, sino que cada quien deberá encontrar su propio camino. Pero lo que sí recalco es la importancia que tiene aprender a manejar las situaciones que consideramos estresantes.
Más allá de todo lo dicho, sí creo que desarrollar nuestra capacidad reflexiva ante la vida también nos ayudará a afrontar mejor las situaciones estresantes a todos los niveles en que se nos puedan presentar; es por ello que siempre recomiendo el acto de filosofar. Aunque la mayoría de las personas suelan pensar que la filosofía solo se trata de pura "paja verbal".
La subjetividad del estrés
Además de nuestra capacidad para gestionar el estrés, otro factor a tener en cuenta es el de la subjetividad del estrés, porque no es solo que debemos lidiar con las cosas que nos generan estrés a nosotros, sino también con las cosas que le generan estrés a los demás. Esto puede suponer un nivel de estrés adicional para todas las partes implicadas en toda interacción humana.
Esto es así, ya que lo que genera estrés en una persona no necesariamente generará estrés en otra, tal como las cosas que generan tranquilidad en una persona no necesariamente la generarán en otra.
Tenemos que entender que las expectativas propias y ajenas, los miedos, las aspiraciones, son básicamente los mayores generadores de estrés. Todo esto se resume en que la expectativa de una realidad que aún no acontece es lo que nos genera estrés.
Es justo acotar que situaciones tanto reales como imaginarias pueden ser desencadenantes de sensaciones de estrés, según la persona de la cual se trate. Por lo tanto, ¿Cuál es la mejor forma de superar el estrés?... La solución es bastante obvia... Vivir en el aquí y en el ahora. No centrarnos ni en el pasado, ni en el futuro, sino en el presente. Tal como lo lees. Suena a cliché, lo sé, pero si lo analizas un poco amigo lector, encontrarás que es una verdad irrefutable.
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Porque, como ya dije, el estrés crónico puede tener efectos negativos en todos los aspectos de la vida de una persona, desde la salud física y mental hasta las relaciones interpersonales y el rendimiento académico y laboral. Por lo tanto, es fundamental aprender a reconocer los signos de estrés y buscar estrategias para enfrentarlo adecuadamente a fin de mantener un equilibrio emocional y mejorar nuestra calidad de vida. Es así que la gestión del estrés debe ser una prioridad en nuestras vidas para prevenir problemas de salud y mejorar nuestro propio bienestar general.
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