When one is a first-time mother, all the fears come in line regarding the baby, from when it's in the womb, but already with the second and subsequent ones, that first experience allows us to be more relaxed and enjoy, if possible, a calmer and more fun motherhood.
In my previous posts, the protagonist has been my eldest son, with whom I thought I had experienced everything new, but it really wasn't. When my second baby arrived, another little boy, I thought the dynamic would be very similar, but the reality was completely different.
Fabrizzio went from being the baby with zen movements in my belly, to being a whirlwind at home! However, this unconventional mom managed to turn him into a doll to play with, making it something fun and not stressful.
This reminds me of when I was a child, once I asked baby Jesus for a doll as a gift, I mean, a boy doll, not the typical baby girl replicas. Mine had to be a boy, because I felt (I think) like moms who have many children of the same sex and keep trying until a baby of the opposite sex is born, as if it were a collection.
So, I was a "mother" of many girls and wanted a boy, and miraculously a doll appeared under the tree that could be fed water with a syringe and peed from the bottom. I imagine that's why his name was "Pipino."
Life then blessed me with two "Pipinos" made of flesh and bone, and although I played a lot with the eldest when he was a baby, with the second the fun was much greater, as between his brother, who was 7 by then, and me, we played games with our new little doll.
One of the things the older brother regretted was that he wanted a boy to play and communicate with, not a baby who just slept, so trying to somewhat correct this mistake in delivering what he longed for, I made Fabrizzio start talking through me.
I would invent stories and tales for when his brother returned from school, and as he grew older, we took photos with items that obviously he didn't eat or use, but that we found funny.
At just 4 months old, he played cards and ate popcorn while watching children's movies on the DVD with his brother, who ended up eating all the popcorn and he didn't mind.
And even pretending to eat mangos, we took photos of him and made up stories!
One of my favorite photos was when unintentionally, he made the same gesture his brother made for photos, and was immortalized making the peace sign.
One thing I remember from those days was that his sleep was very light, anything would wake him up, so many times I chose to leave him on the same nursing pillow or if I managed to place him in the crib, I tried to make as little noise as possible to rest a bit, although his brother was attentive and sought his turn to be alone with mom.
Cuando se es primeriza, todos los miedos vienen en fila con respecto al bebé, desde que está en la barriga, pero ya con el segundo y los siguientes, esa primera experiencia nos permite estar más relajados y disfrutar, si se puede, de una maternidad más tranquila y divertida.
En mis publicaciones anteriores, el protagonista ha sido mi hijo mayor, con el que creía haber pasado todo lo novedoso, pero realmente no lo fue. Al llegar mi segundo bebé, otro varoncito, pensé que la dinámica sería muy similar, pero la realidad fue completamente opuesta.
Fabrizzio pasó de ser el bebé de movimientos zen en mi barriga, a ser un torbellino en casa! Sin embargo, esta mamá para nada convencional se las arregló para hacer de él un muñeco con quien jugar fuera algo divertido y no estresante.
Esto me hace recordar cuando de pequeña, una vez pedí de regalo al niño Jesús, un muñeco, es decir, que fuera varón y no las típicas replicas de niñas bebés. El mío debía ser varón, pues me sentía (eso creo) como las madres que tienen muchos hijos de un mismo sexo y siguen intentando hasta que nazca un bebé del sexo que no tienen, como si de una colección se tratara.
Pues yo era "madre" de muchas niñas y quería un varón, y milagrosamente debajo del árbol apareció un muñeco al que se le daba agua con una jeringa y orinaba por debajo. Me imagino que por eso se llamaba "Pipino"
La vida entonces me premió con dos "pipinos" de carne y hueso, y aunque con el mayor jugué bastante mientras era bebé, con el segundo la diversión era mucho mayor, pues entre su hermano que para entonces tenía 7 años y yo, establecíamos juegos con nuestro nuevo muñequito.
Una de las cosas que lamentaba el hermano mayor, era que él quería un niño con el que pudiera jugar y comunicarse y no un bebé que solo durmiera, así que tratando de enmendar un poco este error en la entrega de lo que él pedía con tanto anhelo, hice que Fabrizzio empezara a hablar a través de mi.
Le inventaba historias y cuentos para cuando su hermano regresara del colegio, y estando ya más grande, le hacíamos fotos con elementos que obviamente no comía, ni usaba, pero que a nosotros nos resultaban graciosos.
Con solo 4 meses, ya jugaba cartas y comía palomitas de maíz mientras veía películas infantiles en el DVD junto a su hermano, quien terminaba comiéndolas todas y él ni se molestaba.
Y es que hasta simulando que comía mangos le sacamos fotos e inventamos cuentos!
Una de mis fotos favoritas fue cuando queriendo o no, hizo la misma seña que hacía su hermano para las fotos, y quedó inmortalizado haciendo la V de la victoria.
Algo que si recuerdo de esos días era que su sueño era muy ligero, cualquier cosa lo despertaba, así que muchas veces optaba por dejarlo en el mismo cojín de amamantar o si lograba colocarlo en la cuna procuraba hacer el menor ruido posible para lograr descansar un poco, aunque su hermano estaba atento y buscaba su turno de estar a solas con mamá.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.
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