El mundo real me espera. ¿O será, más bien, que quien lo anhela soy yo? ¿Acaso el agobio de lo virtual me está superando? Permíteme contarte.
Hace tiempo que vengo deseando algo más real en mi vida. Hace mucho tiempo que no conecto con personas físicamente, y lo necesito. Y no, mal pensados, no me refiero a contacto sexual. Sino a esa conexión emocional, espiritual, ese abrazo, la empatía, el calor de una estrechada de mano, ese "gracias" hablado, viendo a los ojos, y no viendo una pantalla o leyendo un comentario.
Desde hace meses he querido alejarme de lo virtual, de esa fría cercanía digital. De esa efímera y casi absurda alegría de conocer gente a través de un teléfono o computadora o de ver cifras que te indican que tu lista de amigos está creciendo, pero cuando ves sus nombres no te trasmiten nada, porque no sabes nada sobre ellos, ni siquiera sus nombres reales, solo lees un nombre de usuario muchas veces sin sentido.
Quería alejarme de esa lejanía virtual y aumentar mi cercanía a lo real, con personas de carne, de hueso a quienes ver y apreciar de verdad y sin filtros, escucharlos hablar con sus muletillas y su pronunciación accidentada y no con transiciones o cortes de edición. Deseaba todo esto, pero no sabía cómo hacerlo ¿o será que más bien no lo quería del todo? Puede que no lo quisiera en su totalidad y aún esto, tiene un motivo que en otro desahogo te expresaré.
Acercarme al inicio de un nuevo año ha despertado en mí el muy común deseo de cambio, de reinicio personal, de nuevas metas profesionales y comenzar a trabajar en proyectos distintos. Ya saben, los "año nuevo" tienen ese poder y magia de hacernos soñar, creer y prometer vainas que no cumpliremos del todo. Pero aún así, no perdemos la costumbre y aún más, la fe y esperanza de que este año sí que sí. Por eso, ensayo las típicas frases: ¡2024, aquí voy! ¡2024 sorpréndeme! 2024 ¡eres mío! En fin.
Mejor sigo con mi intento de filosofar mis temores y rollos internos.
Les decía que deseaba más realidad y menos virtualidad y para ello, cumpliré con la tradición. No dejaré pasar la costumbre de desear, fijar nuevas metas y planificarlas. Y una de las cosas que más anhelo lograr este año es abandonar mi burbuja digital, al menos, disminuir el tiempo y esfuerzo que dedico a ella.
Por los últimos 5 años me dediqué en un 90% a desarrollar mi presencia digital. Casi el total de mi tiempo y esfuerzo a diario era para potenciar mi presencia en Internet: redes sociales, blogs, páginas de destino, páginas biográficas, árboles de enlaces a mis redes sociales, podcasts, videos, artículos. En fin, toda esa parafernalia y la sarta de requisitos que te exige la sociedad y el mundo actual para que, según sus estándares, tengas éxito con tu emprendimiento y negocio.
La verdad es que me sabe a un muy reverendo cacahuate (maní) lo que piense la sociedad actual. Honestamente estoy cansado de términos como: seguidores, vistas, likes, alcance, efectos, filtros, SEO, marketing digital, buyer persona, influencia y viralidad.
Deseo más y mejores experiencias. Deseo más y variadas sensaciones. A través de talleres a través de conferencias conversatorios, sencillamente una conversación y sentir la calidez de un abrazo, lo profundo de alguna mirada. la risa con alguien. Visitar personas a sus casas, visitar enfermos. Conectar definitivamente necesito conectar con seres humanos, pero no por teléfonos ni computadoras. Esto es parte de lo que deseo en este 2024 al salir de mi burbuja digital. Pero deseo mucho más. Te lo ampliaré en una futura publicación.
Gracias por tu lectura. Me encantaría saber tu opinión sobre lo que leíste. Atento a tu respuesta y comentario.
Un fuerte abrazo. No olvidemos vivir intensamente y comunicar mejor cada día.
Gary Bilbao | @gsbilbao
Por si deseas saber más Sobre mí
The real world awaits me, or is it rather that I am the one who longs for it? Is the burden of the virtual world overcoming me? Let me tell you.
I have been longing for something more real in my life for a long time. It's been a long time since I've connected with people physically, and I need it. And no, wrong, I don't mean sexual contact. I mean that emotional, spiritual connection, that hug, the empathy, the warmth of a handshake, that spoken "thank you", looking into the eyes, and not looking at a screen or reading a comment.
For months now I have wanted to get away from the virtual, from that cold digital closeness. From that ephemeral and almost absurd joy of meeting people through a phone or computer or seeing numbers that tell you that your list of friends is growing, but when you see their names they don't transmit anything to you, because you don't know anything about them, not even their real names, you just read a user name many times meaningless.
I wanted to get away from that virtual remoteness and increase my closeness to the real thing, with flesh and blood people to see and appreciate for real and without filters, to listen to them speak with their crutches and their rough pronunciation and not with transitions or editing cuts. I wanted all this, but I didn't know how to do it, or maybe I didn't want it at all? Maybe I didn't want it all, and even that has a reason, which I'll tell you about in another post.
Approaching the beginning of a new year has awakened in me the very common desire for change, for a personal restart, for new professional goals and to start working on different projects. You know, the "new year" has that power and magic to make us dream, believe and promise things that we will not completely fulfill. But even so, we do not lose the habit and even more, the faith and hope that this year we will. That is why I rehearse the typical phrases: 2024, here I come! 2024 surprise me! 2024, you are mine! Anyway.
I'd better get on with my attempt to philosophize my inner fears and rolls.
I was telling you that I wished for more reality and less virtuality and for that, I will comply with tradition. I will not let go of the habit of wishing, setting new goals and planning them. And one of the things I am most looking forward to achieve this year is to leave my digital bubble, at least, to reduce the time and effort I spend on it.
For the last 5 years I dedicated 90% of my time and effort to developing my digital presence. Almost all of my time and effort on a daily basis was to enhance my online presence: social networks, blogs, landing pages, biographical pages, link trees to my social networks, podcasts, videos, articles. In short, all that paraphernalia and the string of requirements that society and today's world demands from you so that, according to their standards, you can be successful with your venture and business.
The truth is that I don't give a damn what today's society thinks. Honestly I'm tired of terms like: followers, views, likes, reach, effects, filters, SEO, digital marketing, buyer persona, influence and virality.
I want more and better experiences. I want more and varied sensations. Through workshops, through conferences, talks, simply a conversation and feel the warmth of a hug, the depth of a look, the laughter with someone. Visiting people in their homes, visiting the sick. I definitely need to connect with human beings, but not through telephones or computers. This is part of what I desire in this 2024 as I step out of my digital bubble. But I want so much more. I will expand on that in a future post.
Thanks for your reading. I would love to hear your thoughts on what you read. Looking forward to your response and comment.
Best regards. Let's not forget to live intensely and communicate better every day.
Gary Bilbao | @gsbilbao