¡Hola, queridos amigos! Espero que se encuentren bien. Hoy quiero compartir con ustedes las intensas semanas de estudio que he experimentado en este febrero, un auténtico torbellino de emociones. Estoy inmersa en el fascinante mundo de la anatomía, una disciplina compleja y extensa que ha desafiado mi confianza en mi capacidad de aprendizaje.
La anatomía humana, con sus más de 7 mil partes, ha sido un desafío constante. Cada día me enfrentaba a la inseguridad y la necesidad de concentrarme para asimilar estos conocimientos tan detallados. Sin embargo, ayer viví una clase transformadora, la primera completa sobre huesos y músculos, dirigida por una doctora que nos brindó una perspectiva única, enfocada especialmente en el masoterapeuta y en la toma de conciencia de nuestros conocimientos.
Lo que más capturó mi atención fue la fascinante composición de los músculos. Pero más allá de los aspectos técnicos, descubrí algo hermoso que deseo compartir con ustedes. En un artículo anterior, mencioné la importancia de caminar descalzo en la tierra para regular las energías. Ayer, entendí mejor esta práctica en relación con la anatomía. Resulta que los músculos tienen iones tanto negativos como positivos, y estos iones son cruciales para el organismo. Ayudan a relajar los músculos (esto se estudia más en cistología). La conexión entre este concepto y el "Earthing" se volvió más clara para mí. Fue fascinante comprender cómo la conexión con la tierra puede influir en nuestros músculos a un nivel tan profundo.
Durante la clase, tuvimos la oportunidad de dialogar con la doctora y resolver todas nuestras dudas. La evaluación incluyó nombrar algunos músculos, y antes de las prácticas de masoterapia, participamos en un ritual de canalización con una rosa roja, enfocado en la salud. Fue una experiencia hermosa y holística. La rosa, símbolo de amor y bienestar, fue entregada solo a algunos estudiantes, y tuve la suerte de llevármela a casa como un recordatorio tangible de esa experiencia única.
Estoy agradecida por estas semanas desafiantes (y las que vienen!), que no solo me han enseñado sobre la complejidad del cuerpo humano, sino que también me han permitido expandir mi comprensión de la conexión entre nuestro ser físico y la energía que nos rodea.
Gracias por leerme y espero compartir con ustedes mucha más de mis experiencias ¡Hasta pronto!
Hello, dear friends! I hope you are fine. Today I want to share with you the intense weeks of study that I have experienced this February, a real whirlwind of emotions. I am immersed in the fascinating world of anatomy, a complex and extensive discipline that has challenged my confidence in my ability to learn.
The human anatomy, with its more than 7 thousand parts, has been a constant challenge. Every day I was faced with insecurity and the need to concentrate to assimilate this detailed knowledge. However, yesterday I experienced a transformative class, the first complete one on bones and muscles, led by a doctor who gave us a unique perspective, focused especially on the massage therapist and on raising awareness of our knowledge.
What caught my attention the most was the fascinating composition of the muscles. But beyond the technical aspects, I discovered something beautiful that I want to share with you. In a previous article, I mentioned the importance of walking barefoot on the ground to regulate energies. Yesterday, I better understood this practice in relation to anatomy. It turns out that muscles have both negative and positive ions, and these ions are crucial for the body. They help relax muscles (this is studied more in cystology). The connection between this concept and "Earthing" became clearer to me. It was fascinating to understand how connection to the earth can influence our muscles on such a deep level.
During the class, we had the opportunity to talk with the doctor and resolve all our doubts. The assessment included naming some muscles, and before the massage therapy practices, we participated in a channeling ritual with a red rose, focused on health. It was a beautiful and holistic experience. The rose, a symbol of love and well-being, was given to only a few students, and I was lucky enough to take it home as a tangible reminder of that unique experience.
I am grateful for these challenging weeks (and those to come!), which have not only taught me about the complexity of the human body, but have also allowed me to expand my understanding of the connection between our physical being and the energy that surrounds us.
Thank you for reading and I hope to share with you many more of my experiences. See you soon!