¿Será que quiere ser mi amigo?
Esta es una pregunta que me he hecho bastante desde que apareció. No sé si lo atraje con alguna idea furtiva, al ver la relación tan bonita que algunas personas de Hive tienen con estos felinos; o porque pensando en lo astuta que es una gatica gris llamada Tziki y que también conocí aquí en la Blockchain, el Universo determinó que en mi vida hacía falta una de estas bolas de pelo.
Lo cierto es que después de disfrutar estas historias y derretirme de amor con los bebés de Tziki, llegó a mi vida este amigo o no sé, llamémoslo por el momento Gato.
Es tan raro, pues en mi barrio no hay muchos gatos. De hecho, no se dejan ver. O yo no había puesto atención y no reparé en su presencia hasta entonces. El único -digamos- contacto que he tenido con los supuestos gatos de mi barrio es el de escuchar esporádicamente el sonido de alguna que otra rencilla-apareamiento en mis noches muy calladas. Un día, hasta escribí un poema, inspirada en esos escarceos.
Mira que le he dado vueltas a este asunto y no logro comprender el motivo de por qué él insiste en este encuentro diario. Pensé que a lo mejor tiene hambre y ve en mí la posibilidad de un plato extra de comida.
Pero se supone que no se acerque tanto porque aquí Chanel es la mandona y le ladra con mucho ahínco.
Sin embargo, Gato no está preocupado por Chanel, sino más bien por lo que puede obtener de mí, que hasta el momento sigo pensando que se trata de comida. Ya le he dado comida dos veces.
Allí donde lo ves, él se acuesta todas las tardes, sobre las 6 pm y es muy gracioso ver los movimientos de su cola y de sus orejas, y cómo también está muy atento a todo a su alrededor.
He ido a conversar un poco con el visitante como si me entendiera y una de las veces intenté tocarlo y me lanzó un zarpazo. Quedé algo confundida.
Lo que hice ipso facto fue salir de allí mascullando unas cuantas cosas como: Oh, este amigo, es tímido, o quizás no está acostumbrado a que le den arrumacos, o no sabe manejar bien estos arrebatos de amor que suelo sentir. Mejor lo dejamos tranquilo.
El hecho más contundente es que ha venido todas las tardes desde el comienzo de esta semana. Me observa desde allí largo rato mientras trabajo. Desde su lugarcito, en un silencio tal que apenas noto su presencia, Gato mide todos mis movimientos.
Ay, pero hoy… hoy fue diferente. Hoy me habló. "Miau, miau", -dijo. Muchas veces repitió miau en varios tonos. Bajos, agudos, arrebatados miaus.
Tuve que acercarme nuevamente y se ha puesto como loco restregándose en la cerca perle.
Ay, Gato se coló por el hueco de la cerca y cayó adentro de nuestra terraza. Digo nuestra, pero es la terraza de Chanel.
Tuve que hacerle una fuerte advertencia a la perrita cantora para que no se abalanzara sobre Gato. Ella me obedeció.
Díganme por favor qué hago ahora con esta bola de pelos amarilla que me habla, y yo no sé qué quiere. Le di comida otra vez. Pensé que luego de esto se iría, pero insiste en adueñarse de la terraza de Chanel.
¿Será que quiere ser mi amigo?
A todas estas pienso que debe tener dueño. Gato se está aprovechando de mí. De lo blandito que tengo este corazón. ¿Qué hago? No sé. Por el momento evito que entre a la terraza. Chanel está atenta a sus movimientos, mirando todo el tiempo hacia el muro donde Gato se acuesta, allí donde está acomodado como si esa fuera su casa de toda la vida.
¡Qué lío!
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Vamos a jugar un poco, ¿te animas?
Si me traes el poema que escribí inspirada en los sonidos de los gatos en la noche silenciosa, una pequeña recompensa llegará a tu wallet.
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Does he want to be my friend?
This is a question I have been asking myself a lot since he appeared. I don't know if I attracted him with some furtive idea, seeing the beautiful relationship that some people from Hive have with these felines; or because thinking about how cunning a grey cat named Tziki is and that I also met here in the Blockchain, the Universe determined that I needed one of these fur balls in my life.
The truth is that after enjoying these stories and melting in love with Tziki's babies, this friend or I don't know, let's call him Gato for the moment, came into my life.
It's so rare because in my neighbourhood there aren't many cats. They don't let themselves be seen. Or I hadn't been paying attention and didn't notice him until then. The only - shall we say - contact I've had with the so-called cats in my neighbourhood is to sporadically hear the sound of the occasional grumbling appearing on my very quiet nights. One day, I even wrote a poem, inspired by those dalliances.
I've thought about it and I can't understand why he insists on this daily encounter. I thought maybe he was hungry and sees in me the possibility of an extra plate of food.
But he's not supposed to get too close because Chanel is the bossy one here and barks at him too hard.
However, Gato is not worried about Chanel, but rather what he can get from me, which so far I still think is food. I have already given him food twice.
There where you see him, he lies down every evening, around 6 pm and it is very funny to see the movements of his tail and ears, and how he is also very attentive to everything around him.
I have gone to chat a bit with the visitor as if he understands me and one of the times I tried to touch him and he gave me a paw. I was a bit confused.
What I did ipso facto was to get out of there mumbling a few things like: Oh, this friend, he's shy, or maybe he's not used to being cuddled, or he doesn't know how to handle these outbursts of love that I often feel. We'd better leave him alone.
The most telling fact is that he has been coming every afternoon since the beginning of this week. He watches me from there for a long time while I work. From his little place, in such silence that I hardly notice his presence, Gato measures my every move.
Oh, but today... today was different. Today he spoke to me. "Meow, meow", he said. Many times he repeated meow in various tones. Low, high-pitched, rapturous meows.
I had to approach again and he's been going crazy rubbing himself on the perle fence.
Oh, Gato slipped through the hole in the fence and fell into our terrace. I say us, but it's Chanel's terrace.
I had to give the little singing dog a strong warning not to pounce on Gato. She obeyed me.
Please tell me what I do now with this yellow furball that talks to me, and I don't know what he wants. I gave him food again. I thought he would go away after this, but he insists on taking possession of Chanel's terrace.
Does he want to be my friend?
At this point, I think he must have an owner. Gato is taking advantage of me. How soft my heart is. What should I do? I don't know. For the moment I keep him from entering the terrace. Chanel is attentive to his movements, looking all the time towards the wall where Gato lies down, where he is settled as if it were his home for life.
What a mess!
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Let's play a little game, are you up for it?
If you bring me the poem I wrote inspired by the sounds of cats in the silent night, a small reward will come to your wallet. △▽△▽△▽△▽△▽△▽△▽△▽