La Vinotinto
Una Vinotinto llena de carencias saltó al campo a disputar su final personal, con el afán de derrotar a su similar paraguayo y concretar la clasificación a los Juegos Olímpicos París 2024 siendo, además, local en la competencia. Sin embargo, lo que podía ser una noche de ensueño acabó por convertirse en pesadillesca. Con muchos más problemas que virtudes a lo largo de los 90' de partido, la clasificación se escapó ante un rival que tampoco demostró nada sorprendente. Sumándose así una más a la lista de derrotas desoladoras en compromisos donde, de conseguir un resultado favorable, se habría logrado trascender.
Más allá de eso, aunque sea difícil obviar lo que estaba en juego (cupo a los JJOO); por sí solo el desempeño del Venezuela hoy resultó ser sorpresivamente decepcionante. La sorpresa, por supuesto, parte de que el equipo no había jugado mal (más allá de situaciones puntuales, especialmente relacionadas con la zaga de centrales) hasta esta fecha donde, a excepción de los primeros 20', fueron avasallados por el combinado albirrojo.
De poco sirvieron los intentos de superar el arco de Paraguay, de los cuales el único realmente claro fue aquel rebote concedido por el guardameta rival que Carlos Vivas cazó dentro del área y direccionó hacia el interior de los tres postes, y que posteriormente fue invalidado por posición adelantada. Sin embargo se respiraba cierta "calma" debido a que el marcador seguía a cero, y quizá, después del descanso, los dirigidos por Ricardo Valiño podrían superar el mal momento y encontrarse con su mejor versión en el complemento.
La Vinotinto
La realidad, por supuesto, fue otra. A pesar de que la selección adversaria parecía no hallar tampoco su camino hacia el gol (hasta entonces tuvo más aproximaciones que la Vinotinto) una novatada de Renne Rivas, cuyo brazo encontró el balón dentro del área tras un centro, bastó para que el cuadro hoy campeón del Preolímpico abriera el marcador (49') y se convirtiera en amo y señor del campo.
A partir de ello la Vinotinto se derrumbó. Todo atisbo de orden y/o planteamiento en el campo se desvaneció y, de no ser por la buena reacción del cancerbero Samuel Rodríguez, el segunto tanto paraguayo pudo caer varios minutos antes. Desafortunadamente, donde Paraguay no pudo encontrar la puerta del segundo gol, los seleccionados vinotintos se encargaron de guiarle al camino una vez más. Una jugada de Andrés Ferro, quien con intención de "pasar" a Rodríguez, terminó enviando la esférica por encima de este y dejándola servida al punta contrario, Marcelo Pérez, que solo empujó el balón con la cabeza (75') y cerró el telón de la decepcionante contienda.
Muro hecho escombros
Sin ánimos de desmeritar al rival, que concretó un Preolímpico excelente y que hoy, ante una débil selección local, obtuvo su merecido premio; lo cierto es que las virtudes demostradas por Paraguay en este compromiso fueron pocas. La Vinotinto perdió en gran medida por mano propia (literalmente una mano inició la derrota) y la jugada de Ferro, impensada para cometer por un profesional, no fue más que la acometida final contra un muro Vinotinto que no pudo aprovechar las circunstancias favorables: ni la localía, ni las pocas llegadas que tuvo al arco, y terminó por ser poco más que un montón de escombros.
Es inevitable pensar, una vez más, que Venezuela dejó escapar la posibilidad de trascender (futbolísticamente hablando, claro). Las puertas de Olimpo estuvieron abiertas todo el certamen, y las circunstancias propiciaban la clasificación, pero en 90' minutos el golpe de la realidad las cerró. No bastó la fe para lograr el objetivo, y las excusas sobran al contemplar un patrón que parece repetirse en las pocas ocasiones que la selección de fútbol (en diferentes categorías) ha tenido la oportunidad de lograr algo memorable. El panorama, por lo pronto, es triste.
CONMEBOL
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Juan Pavón Antúnez
