Tottenham
Luego de una presentación agridulce en la primera jornada, el Tottenham recibió al Manchester United, un rival cuya visita ha sido especialmente complicada para los Spurs en los últimos años, con la necesidad de llevarse los tres puntos. Antes de empezar el compromiso, no imaginé que presenciaría la maravilla de esta tarde; un espectáculo fiel a la intensidad "a lo Premier League", que se vivió como digna representación de una batalla entre gladiadores, donde blancos y rojos se enfrentaron a muerte, con todo Londres como coliseo.
Fotografía de Spurs_ES
A pesar de que la justa fue dominada por Red Devils de Erik ten Hag en, por lo menos, los primeros 30 minutos, la fortaleza del guardameta Guglielmo Vicario mantuvo el arco en cero para su escuadra. Oportunidades sobraron para los de Manchester, siendo la más clara tras media hora una combinación en diagonal dentro del área entre Garnacho y Marcus Rashford, que terminó con disparo de este último, salvado por el guante derecho milagroso de Vicario, quien además instantes antes entendió la jugada rival y achicó el espacio de disparo a Rashford.
Más allá de la excelsa actuación del portero italiano, las actuaciones de Cristian Romero y Micky van de Ven jugaron un papel fundamental en las labores defensivas del equipo. Muy a pesar de que Romero fue el mejor de la dupla de centrales, también fue él quien desvió con la mano, dentro del área, un disparo de Alejandro Garnacho, en una ofensiva que pudo terminar de manera mucho más favorable para la visita. La acción claramente fue una infracción, ergo penal, dadas las circunstancias. Sin embargo, Michael Oliver, en una demostración de incompetencia, aun contando con la asistencia del VAR, no lo sentenció. Resulta preocupante ver cómo, semana tras semana, las decisiones arbitrales parecen ser cada vez más desacertadas. Curiosamente, tras esto la tendencia de la contienda cambió.
Fotografía de Spurs_ES
Los gladiadores blancos soportaron 30 minutos de una batalla de pesadilla, y entonces llegó la hora de cobrar a los contrarios la factura de aquel desgaste. Por un momento André Onana quitó el traje de héroe a Vicario y cara a cara frente a Pape Sarr ahogó el grito de gol de los Spurs. Pero, incluso sin saberlo, el senegalés avisó lo que ocurriría en el complemento: Gol. Para este punto el balón rodaba de un extremo del campo al otro. Entre el público y jugadores la tensión era evidente. Todos sospechaban que el tan ansiado gol estaba por llegar y, como es costumbre en partidos con un nivel de fricción como este, el que marcara sería, sin dudas, el vencedor.
Pape Sarr entregó la esférica a Pedro Porro y a paso firme, sin perder de vista al balón, corrió en línea recta hacia el corazón del área. Porro la entregó a Dejan Kulusevski, quien también ingresó cuál flecha en el corazón de la fortaleza rival. Solo por un segundo pareció que toda la defensa del United se concentró en Kulusevski, quizá el sueco contaba con eso. Nadie advirtió que el peligro del senegalés que inició la jugada era tal que, al momento en que reaccionaron, Onana volaba tratando de evitar un disparo indetenible. Tottenham Hotspur Stadium gritó el gol y lo que inició como una arremetida infernal, una pesadilla vívida contra los locales, acabó como un sueño.
Aunque el United intentó reaccionar, la energía duró poco. Casemiro y Anthony casi igualaron el marcador, pero el iluminado Vicario y los postes de su arco lo evitaron. Así cada vez más el campo se volvió más blanco y menos rojo, la visita bajó más los brazos y la intensidad hasta que Ivan Perišić pateó un extraño remate/centro, que intentó encontrar a Ben Davies, que al final tropezó en Lisandro Martínez, quien la guardó dentro del arco de su propio equipo y dio la estocada final de esta batalla. Tottenham guardó los tres puntos en casa, y el Manchester United se marchó dándolo todo pero sin recibir nada.
Fotografía de SpursOfficial
Juan Pavón Antúnez
