La Vinotinto
Ahora que entramos en un lapso de calma expectante (por llamarlo de alguna forma) con respecto a las eliminatorias en la Conmebol, y una vez que ha pasado la euforia de estos dos últimos –intensos– compromisos y, por ende, se puede pensar con la cabeza fría, más allá del entusiasmo consecuente de los goles y la siempre bien recibida victoria, vale la pena preguntarse si realmente la Vinotinto tiene (o no) lo necesario para clasificar a la Copa del Mundo.
Esta interrogante, quiero aclarar, parte de una base en la que pretendo ser lo más objetivo posible. Por supuesto, no se trata de lo que quiero que pase; es, por el contrario, lo que creo que deparará el futuro próximo a la selección nacional venezolana. Y, para tratar de entender esto último, considero que mirar hacia el pasado, más concretamente al historial de la eliminatoria, muchas veces llamada «más complicada del mundo», es necesario para obtener un poco de contexto.
Y es que, contando la actual, es la octava ocasión en la que el premundial sudamericano se celebra en un formato de todos contra todos. Equipos de 10 países (nueve en un par de ocasiones) enfrentándose a muerte por el más pírrico punto. De todas ellas se formó una estadística que podría pasar desapercibida: el conjunto que ocupa la sexta posición siempre ha sumado 20 puntos o más (promedio de 23,42 puntos). Allí parece haber una línea de tendencia clara. En esa plaza, otrora concedida a las naciones relegadas a "casi llegar" al Mundial, hoy hay, en efecto, un premio que no es otro más que la clasificación directa.
La Vinotinto
Partiendo entonces de la base de que Venezuela (y cualquier otra selección) necesita sumar 24 unidades (superando así el promedio) para tener la probabilidad de clasificación a su favor, a los del 'Bocha' Batista todavía les queda un largo camino por recorrer; una empinada cuesta arriba que se traduce en adicionar a la cuenta, por lo menos, 17 puntos más o caer en el intento. ¿Pero, qué tan probable es esto? Pues, si el pasado jugara, la probabilidad es cero.
Por fortuna, no lo hace. No obstante, de alguna forma difícil de explicar, pesa. Sin embargo, en el entorno de la actualidad, creo que las dos próximas fechas serán cruciales para definir el destino de la Vinotinto. Por un lado, reciben a Ecuador. Una victoria sobre la sancionada tricolor sería lapidario para sus aspiraciones; y tratándose de una de las mejores escuadras en América hoy en día, vencerles se traduciría, seguramente, en un envión anímico sin precedentes para los nuestros, que en la sexta fecha enfrentarán al rival más importante de toda eliminatoria, Perú.
Me permito explicarme. ¿Es Perú el rival más fuerte de Conmebol? Ni de cerca. Sin embargo es el enemigo a vencer fundamental para la Vinotinto. En este caso, el rival contra el que no se puede dejar de sumar. Contra cualquiera de los otros combinados se pueden conceder puntos (entiéndase como perder en calidad de visitante, principalmente), incluída una Bolivia que, a pesar de que vive un presente amargo, en la Paz muy probablemente encontrará una forma de pasar factura, como ya lo ha hecho antes; de cualquier manera, no arañar al menos una unidad en Lima el venidero 16 de noviembre supondría un revés durísimo de cara a terminar la eliminatoria en, en el peor de los casos, ese séptimo puesto; el "repechaje", que te mantiene en la lucha por el Mundial.
La Vinotinto
En pocas palabras, las fechas cinco y seis serán las más importantes para Venezuela. Me arriesgaría a afirmar que son las que aclararán u oscurecerán el panorama de la nuestra. Ceder ante Ecuador no es una opción, y perder contra Perú tampoco. Obtener cuatro puntos en la próxima doble fecha sería un colchón ideal con el cual las aspiraciones mundialistas no peligren de cara a las últimas tres jornadas de la primera vuelta, en las que tocará visitar a Bolivia, recibir a Uruguay y seguidamente al vigente campeón del mundo, Argentina. Un cierre en el que dificilmente esta selección podrá añadir un punto más a su haber, por lo cual cobra aún más importancia el no trastabillar frente a los antes mencionados rivales.
Juan Pavón Antúnez