Imagen propiedad @lanzjoseg
Las Peceras
Cuando era niña vivíamos en una hacienda muy bonita. Pasaba un rio no muy caudalosa a lo largo y ancho del lugar, mis hermanas y yo éramos dignas de admirar ver correr el agua, en algunas oportunidades nuestros padres nos dejaban bañar. Mis hermanas y yo en ocasiones pescábamos unos pequeños peses que no eran de colores ni nada solo eran pequeños peses que nadaban muy rápido, y en algunos casos, conseguíamos pequeñas crías de sapo (hasta que estaba grande me di cuenta que esos pequeños eran crías de sapo). Todos aquellos diminutos los colocábamos en una ponchera con agua clara y pasábamos el tiempo mirando nadar los peses.
Cuando ya éramos mayores pudimos salir a la ciudad y ver que existían estas peceras donde se podían tener los peses sin que estos se murieran como lo que les solía pasar a aquellos que metíamos en las poncheras eso si nos llenó de felicidad, pero ahora no podíamos tener una de estas peceras porque eran muy costosas, sin embargo camino al liceo o de vuelta en muchas oportunidades pasábamos minutos pegadas al vidrio de aquella tienda viendo aquellos diminutos peses de colores nadar
Para mí era mágico ver la pecera. Me llenaba de tanta tranquilidad, de no sé explicarlo era como si yo me sumergiera con ellos a nadar, me daba la sensación de ser feliz, era algo maravilloso.
Hoy en día ni donde vivo, ni en la ciudad más cercana hay peceras, y el río que esta no es tan accesible, si me gustaría que mis hijos conocieran las peceras o se divirtieran un rato viendo los peses nadar, sé que les agradaría mucho.