Las manzanas del jefe
Hace un par de años ya no quisiera recordar cuantos, trabajaba en una institución pública como asistente. De un momento a otro al iniciar el año cambiaron el jefe que teníamos que era joven por otro que no era tan joven. El nuevo jefe era un profesor jubilado y era el que se encargaría de la institución ese año.
De inmediato cuando presenta su forma de trabajar nos deja en claro que era diabético y bueno yo acostumbraba a dar café con una galleta de avena al anterior jefe y ahora este ni al café se le podía colocar azúcar, era un castigo para mi yo soy tan dulcera al igual que el resto de los compañeros de trabajo en ese momento.
Un día el jefe me dice que cuando la glucosa se le alteraba se la controlaba con manzanas pero como yo no acostumbraba a comprar manzanas porque solían ser muy caras no las incluía como parte de las meriendas.
Una mañana llego a la oficina y el jefe estaba inquieto con la cara roja y como si se le fueran a salir los ojos, yo de momento no le preste atención porque él se solía poner así cuando estaba molesto, sin embargo me acerque a darle la taza de café y me dice que se sentía muy mal que estaba con el azúcar descontrolada.
Yo recordé aquella reunión y salí corriendo a buscarle una manzana, ese fue el día que yo más he caminado jajaja yo no montaba en moto y carrito por puesto ni pasaban, camine tanto que ya me dolían los tobillos, tratando de conseguir una manzana, hasta que al final en una pequeña frutería conseguí unas manzanas las más caras de la bolita del mundo, me quede sin pasajes ese día y de pasapalos estaban muy feas pero bueno era lo mejor que pude conseguir.
Al llegar a la oficina las lave muy bien y las corte quitando lo dañado de algunas para disimular y se las lleve a la oficina.
Mi jefe se sintió mucho mejor, el agradeció ese gesto que yo tuve con él y aun después de tantos años que inclusive él está en otro país siempre recuerda y ese día.
