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Tras varios meses de verano, Centella, el caballo blanco de la finca, estaba agotado, las cosas no estaban yendo bien para nadie, la terrible sequía, hacía más difícil la ardua labor del campo. Mauro, el dueño de la finca, lo cuidaba con mucho amor y respeto, centella era más que un ayudante en la tierra, también lo consideraba su amigo.
Eran tiempos duros, el sol era implacable y parecía que la lluvia se había olvidado de esa tierra. Los recursos eran cada vez, más limitados, los afluentes de agua se estaban secando, si la situación seguía así en poco meses todo sería un caos.
En las fincas aledañas algunos estaban tomando la decisión de vender el ganado y el resto de sus animales, ya no había lugares a donde llevarlos a pastorear y comprarles alimento no era viable, todos les aconsejaban a Mauro, que hiciera lo mismo, ya que los pronósticos no eran prometedores.
Mauro, se rehusaba a renunciar a Centella y los pocos animales de su establo, le habían servido por tanto tiempo, sin ellos no hubiese disfrutado de esos buenos tiempos de cosecha y para él, la situación era pasajera, tenía la esperanza de que llovería y el prado se llenaría de ese verde intenso de nuevo, los afluentes volverían a tener un caudal que cubriera la demanda de la comunidad y a nadie le faltaría el alimento.
Mauro no quería darse por vencido y cada mañana salía a trabajar la tierra como siempre y a su lado estaba Centella, aunque ya no tenía la misma energía de antes, lo acompañaba y hacía que esas mañanas calurosas pasaran más rápido para Mauro, quien se la pasaba contándole historias y anécdotas, como si fuese un amigo más.
Por un momento pensó en que tal vez sus vecinos tendrían la razón, lo mejor era llevar a Centella a un lugar menos hostil para él, miraba al cielo, buscando alguna nube gris como señal, pero solo encontró un azul intenso y unos rayos de sol llenos de esplendor, pero la señal, la encontró en la mirada de centella, con sus ojos llenos de brillo, parecía decirle, que no perdiera la esperanza, que alejarlo del solo le traería tristeza.
Así fue como Mauro, renovó su fe y lucho día a día por no dejar morir su finca, aun en estos tiempos difíciles, vio con tristeza como las fincas aledañas quedaron desoladas y espero con entusiasmo esa lluvia que haría brotar la prosperidad de la tierra de nuevo.
Y así fue, dos semanas después, algunos truenos en el cielo, anunciaron que la sequía había llegado a su fin y el pasto creció de nuevo, el jardín se llenó de flores y Mauro y su caballo, gozaron de las bondades de la tierra de nuevo.
Esta es mi entrada al concurso #topfamily. Ha sido un placer participar de nuevo, aprovecho para invitarlos al concurso dejaré el enlace más abajo:
English Version.
After several months of summer, Centella, the white horse of the farm, was exhausted, things were not going well for anyone, the terrible drought, made the hard work in the fields more difficult. Mauro, the owner of the farm, took care of him with much love and respect, Centella was more than a helper on the land, he also considered him his friend.
Those were hard times, the sun was relentless and it seemed that the rain had forgotten that land. The resources were becoming more and more limited, the water tributaries were drying up, if the situation continued like this in a few months everything would be chaos.
In the neighboring farms, some were deciding to sell their cattle and the rest of their animals, there were no more places to graze them and buying feed was not viable.
Mauro refused to give up Centella and the few animals in his stable, which had served him for so long, without them he would not have enjoyed those good harvest times and for him, the situation was temporary, he had the hope that it would rain and the meadow would be filled with that intense green again, the tributaries would again have a flow that would cover the demand of the community and no one would lack food.
Mauro did not want to give up and every morning he went out to work the land as usual and by his side was Centella, although she no longer had the same energy as before, she accompanied him and made those hot mornings pass faster for Mauro, who spent the time telling her stories and anecdotes, as if she were another friend.
For a moment he thought that maybe his neighbors were right, the best thing was to take Centella to a less hostile place for him, he looked at the sky, looking for a gray cloud as a sign, but he only found an intense blue and some sun rays full of splendor, but the sign, he found it in Centella's look, with her eyes full of brightness, she seemed to tell him not to lose hope, that taking him away from her would bring him sadness.
That was how Mauro renewed his faith and struggled day by day not to let his farm die, even in these difficult times, he saw with sadness how the surrounding farms were desolated and waited with enthusiasm for that rain that would make the prosperity of the land sprout again.
And so it was, two weeks later, some thunder in the sky announced that the drought had come to an end and the grass grew again, the garden was filled with flowers and Mauro and his horse enjoyed the goodness of the land again.
This is my entry to the #topfamily contest. It has been a pleasure to participate again, I take this opportunity to invite you to the contest I will leave the link below:
Imagen de @lanzjoseg, banner y separador creado en canva, traducción realizada en DeepL.