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Hoy al ver esta imagen para el concurso Observa, Piensa y Escribe, en esta linda tarde de mayo quiero distraerme haciendo mi entrada. Se ven un par de motocicletas estacionadas y me recuerdan una anécdota de hace unos años...

Era una cálida tarde cuando decidí dar un paseo por el este de la ciudad de Barquisimeto, muy cerca del centro comercial Sambil, Mientras caminaba, escuché el estruendo de motores rugiendo a lo lejos. Intrigada, me acerqué a la calle por donde se encuentra la plaza de la música y vi un grupo de motociclistas llegando en formación para una exhibición de motos que habría allí. La vista de las brillantes motos y los cascos relucientes capturó mi atención de inmediato.

Entre los motociclistas, uno en particular destacaba: un joven con una mirada desafiante y una sonrisa traviesa. Sentí cómo mi corazón latía con fuerza al verlo acercarse a mí. Nuestros ojos se encontraron por un instante y en ese instante, un chispazo de emoción recorrió mi cuerpo.

El motociclista se detuvo frente a mí y me ofreció su casco, invitándome a dar una vuelta en su moto. Con una mezcla de nerviosismo y emoción, acepté la invitación y me agarré fuertemente al joven desconocido. El viento en mi rostro, la velocidad y la adrenalina hicieron que mi corazón latiera aún más rápido.

Mientras recorríamos las calles de la ciudad, sentí una mezcla de libertad, emoción y felicidad. La sensación de estar tan cerca de alguien desconocido pero a la vez tan conectada con él me embriagaba. Los motociclistas rugían a nuestro alrededor, creando un ambiente de camaradería y aventura que nunca había experimentado antes.

Al regresar al punto de partida, el motociclista me pidió el casco de regreso y me guiñó un ojo antes de alejarse con el resto del grupo. Me quedé allí, con el corazón palpitando y una sonrisa en los labios, sintiendo que había vivido una experiencia única e inolvidable.

Y así, en esa tarde, descubrí que los motociclistas no solo eran amantes de la velocidad y la aventura, sino también portadores de emociones intensas y conexiones fugaces que podían cambiar mi vida en un instante.