"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar". (Mateo 11: 28).
No hay mayor descanso que el que Dios ofrece. Las cargas del hombre son espirituales, que afectan a su alma, llenándola de ansiedad, angustia, vacío y soledad.
La necedad aturde el espíritu, lo hace rebelde a Dios y esto influye en la vida del hombre. Es necesario llevar toda carga de pecado a los pies de Cristo y esto hará más llevadera la carga emocional del hombre, lo que permitirá que la paz de Dios cubra el espíritu humano e impacte el alma, donde se encuentran las emociones.
La verdadera libertad está precisamente en el área espiritual. Cuando dejamos atrás nuestros pecados, Cristo nos libera con su sangre y comienza la vida restauradora del hombre.
Venir a Cristo es recibir la invitación a dejar los pecados al pie de la cruz y experimentar la remisión a través de su sangre.
Es el comienzo de una nueva vida con paz, amor y pasión por servir a Dios. Cuando somos redimidos con la sangre de Cristo, entonces, descansamos en sus brazos y esto genera nuevas fuerzas para seguir adelante y triunfar en la vida.
Cuando Cristo se hace presente en nuestras vidas, se lleva las cargas de ansiedad, angustia y estrés generadas por el mundo y el pecado.
Venir a Cristo es una invitación que proporciona descanso, seguridad, paz, amor, libertad, confianza y mucha fe, que viene de Dios.
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Reflections on Life: Rest in God
"Come unto me, all ye that labor and are heavy laden, and I will give you rest." (Matthew 11: 28).
There is no greater rest than that which God offers. Man's burdens are spiritual, which affect his soul, filling it with anxiety, anguish, emptiness and loneliness.
Pecacy stuns the spirit, makes it rebellious to God and this influences the life of man. It is necessary to bring every burden of sin to the feet of Christ and this will make the emotional burden of man more bearable, which will allow the peace of God to cover the human spirit and impact the soul, where the emotions are found.
True freedom is precisely in the spiritual area. When we leave our sins behind, Christ sets us free with his blood and the restorative life of man begins.
To come to Christ is to receive the invitation to leave sins at the foot of the cross and experience remission through his blood.
It is the beginning of a new life with peace, love and passion to serve God. When we are redeemed with the blood of Christ, then, we rest in his arms and this generates new strength to move forward and triumph in life.
When Christ becomes present in our lives, he takes the burdens of anxiety, anguish and stress generated by the world and sin.
Coming to Christ is an invitation that provides rest, security, peace, love, freedom, trust and much faith, which comes from God.