El relato de un muerto.
En el viejo cementerio
de un conocido poblado
aconteció algo muy serio
que a la gente ha impresionado
pues verdadero misterio
de esto todo ha resultado.
Aconteció que una noche
entró entre fuego prendido
un negro y enorme coche
que hizo un hueco desmedido
y en la entrada como un broche
quedaba uno sorprendido.
A todo malo que entraba
la experiencia recibía
de que el hueco lo tragaba
y de él ya no se sabía,
pero nada le pasaba
al que sencillo lucía.
Una mano con un guante
se lo llevaba a la fosa
y de manera impactante
dejaba gente llorosa
que al ir como acompañante
tornaba solo a su choza.
Una vez varios amigos
denunciamos el asunto,
y todos fuimos testigos
de atendernos un difunto
que con un libro consigo
nos desglosó punto a punto.
Pegamos muy fuerte leco
a las tres de la mañana
y no se escuchó ni el eco
porque el difunto en su gana
nos lanzó al profundo hueco
golpeándonos con macana.
Todos resultamos muertos
y el difunto con su acción
nos castigó en desconciertos
y nos dio como misión
vigilar siempre despiertos
y mostrar siempre atención,