La sombra contagiada del cuchillo asesino.
Iba el hombre caminando
por una alegre avenida,
y por cuestión de la vida
algo le estaría acechando.
Sintió una sombra adherida
a su vida en el momento
cargada de un pensamiento
de asesinar sin medida.
Sintió un ímpetu violento
que lo incitaba a matar
y se dejaba llevar
para tener saciamiento.
Él se llegó a contagiar
con sombra de un asesino
que se encontró en el camino
y no puede controlar.
Ese contagio le vino
de una sombra impresionante
de un criminal trepidante
con un proceder dañino.
Ya desde ahí en adelante
siente impulso criminal
pues sombra fatal
le ordena muerte al instante.
La sombra le da un puñal
y sale en busca de gente
que marcha tranquilamente
sin ver el riesgo mortal.
Le domina así la mente
produciendo desconcierto
porque resulta acto incierto
lo que en ese estado intente.
Es lamentable, por cierto,
que anteayer lo poseyó
la sombra que lo dejó
y halláronlo en casa hoy muerto.