Era mediodía y ya habíamos hecho el check-in en nuestro Airbnb en Bogotá. Nos hospedamos en el centro, relativamente cerca al Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Registraduría de la discordia.
Usualmente, los lugares cierran a los 2:00 pm aquí, pensamos, así que decidimos descansar dos horas y salir luego a vacunarnos.
Aprovechamos la siesta de Sayri para dormir todos pero, cuando la alarma sonó a las 2:00 pm, decidimos ignorarla — como era lo más maduro, por supuesto, y tomarnos el día para descansar. Estábamos agotados. Incluso, la noche anterior, cuando tomamos el bus a Bogotá, Rafael acababa de llegar de un viaje largo hace unas pocas horas.
La cuestión con el pasaporte era la siguiente: a partir del día de su cita (hoy), teníamos 8 días hábiles para presentarnos a la cita en caso de haber alguna complicación.
Misión Vacuna
Ya era la mañana del día número 2. Un viernes. El plan era vacunarnos muy temprano, ir a la registraduría a ver cómo podían ayudarnos a resolver y, de allí, volver al Ministerio y sacar el pasaporte.
Fuimos al centro de vacunación más cercano entre cientos en Bogotá.
Yo tiendo a exagerar con mis numeraciones pero creo que quedaría corta si digo que habían unas 500 personas. Era un centro comercial. Al intentar ingresar, nos informan que necesitábamos cita previa. Y que tampoco vacunaban a venezolanos sin PEP - una especie de documento que legaliza a los venezolanos en Colombia sin llegar a tener el peso legal de una visa. Yo tenía PEP, Rafael no.
El hecho de necesitar cita nos sacó de onda ya que, en internet, decía punto de vacunación sin agendamiento y para todos.
Nos dan la página web donde podemos hacer citas. Eran unos once lugares, creo.
Bingo!
Justo en el penúltimo sitio, ya sin esperanzas, conseguimos una cita para el mismo día. Era dentro de una hora así que agarramos un taxi y rezamos a todos los dioses y santos para que el tráfico bogotano nos permitiese llegar a tiempo.
Al llegar, nos informan, de nuevo, que en ese lugar de acceso para todos solo admiten a quienes tengan EPS – un seguro médico. Yo estaba afiliada a una EPS pero Rafa no.
Así que me vacuné yo. Fue rápido, indoloro y sencillo. Me atraganté (en serio, qué pastilla tan enorme, hermano) con acetaminofén antes y después.
Y fuimos a la registraduría. Luego de nuestra fila de hora y media, el canto de la victoria se vio interrumpido de nuevo ya que no tenían ninguna forma de ayudarnos.. La registradora de Salento debía incluir la Resolución 8470 en el registro, nos dijeron. Y listo. No había más opciones.
Dos cosas, entonces:
Era imposible resolver en Bogotá; debíamos volver a Salento. Aunque teníamos aún el fin de semana y seis días hábiles para sacar el pasaporte, nos sentíamos derrotados.
La registradora no iba a incluir la cláusula. Fue muy clara la última vez: dentro de la Resolución 8470, dice que deben otorgar una (1) copia del registro civil original gratuito con la nueva cláusula que otorga la nacionalidad. Cuando Sayri obtuvo su nacionalidad. lo pedimos y nos dijeron que debíamos pagar 7.000 COP:
Él es colombiano por fallo de tutela, no por la resolución. No aplica para la copia gratuita.
¿Morir o no morir? He ahí la cuestión con la vacuna
Regresamos al Airbnb y decidimos pasar la tarde y noche visitando los museos de la zona. Strike 2.
¿O 3?
¿O 4 o 5?
No habían pasado dos horas cuando empecé a sentirme agotada y, básicamente, me dormí desmayada.
Despierto bañada en sudor y a 0°C. Intento ir al baño pero mis ojos no enfocan nada. Me voy de lado. Me agarro a las paredes. Mis pies se hunden en la arena movediza de almohadas que era el suelo de parquet.
Y llegó el dolor. Era 2020 y estaba en mi casa en Armenia, eran las 12 am y yo gritaba de dolor. Mi coxis, mi pelvis, mis glúteos se contraían del dolor. Con ellos, se contraían mis pantorrillas, muslos, vientre, brazos, hombros. ¿Cuántos segundos llevaba en esta contracción? Se sentían como días. Soltaba. Respiraba. Volvía a contraer. ¿Estaba en labor de parto?
Dolor y fiebre. Viviendo entre el 2020 y 2022.
¿Tenía covid otra vez?
Grité. Sayri me tocó el brazo. ¿Por qué me duele tanto el brazo?
Ah, porque me vacuné hoy. Atisbos de un recuerdo comenzaban a llegar.
Yo temía vacunarme. Temía que se me cayera el brazo de dolor como había escuchado a otros. O que me produjera náuseas o tanto sueño que no pudiese llevar bien los trámites de Sayri.
No, ni náuseas ni simple dolor de brazo. Vacunarme fue, exactamente, como tener covid de nuevo.
Agradecí tanto haber viajado con Rafa y no sola — como había planeado originalmente. ¿No nos damos cuenta de la bendición de tener compañía amorosa hasta que nos enfermamos?
Yo la agradecí desde la cachetada que fue el primer rechazo en el Ministerio.
La noche fue de dolor. De alucinaciones. De llorar para no gritar de dolor en cada contracción. De cien cobijas que bañaron mi cabello y el colchón en sudor y que no calmaban el frío.
A los museos, no fuimos. Ni ese día ni el siguiente — el cual vino con muchísimo menos dolor pero con mucha fiebre y sueño recurrentes.
Los museos los cambié por el maratón de Pablo Escobar: El Patrón del Mal que estaban pasando en la televisión. Hoy, cinco semanas después, finalicé la serie finalmente. Por lo menos el covid me dejó una nueva obsesión y cien artículos leídos sobre la historia sociopolítica de Colombia.
Regreso a Salento: Nueva luz en el horizonte
Ya es domingo y regresamos a nuestro hogar. Nuestra idea era visitar al personero que nos ayudó con la nacionalidad de Sayri (hola, somos nosotros... otra vez)Italic el lunes pero lo agarramos para descansar el viaje y mi vacuna. Fuimos el martes por la mañana.
Fue sencillo, gracias a Dios, sin procesos judiciales ni peleas de por medio:
Impriman el fallo de tutela y preséntense con eso. Él es colombiano. No entiendo por qué les pidieron la resolución.
Luego nos dijo algo que cambió completamente nuestro panorama e iluminó un nuevo camino a seguir:
¿Para qué se van a Bogotá? Es muchísimo más fácil conseguir el pasaporte en Armenia — (capital del departamento de Quindío, donde vivíamos).
Nuevo plan de acción de la Misión Pasaporte: Armenia.
A 40 minutos de Salento.
Continuará en un próximo post.
Primera parte de mi travesía Colombia – Venezuela: Despedida a Colombia - Capítulo I: Misión pasaporte y peleas burocráticas [esp/eng]
It was noon and we had already checked in at our AirBnB in Bogotá. We were staying in the center, relatively close to the Ministry of Foreign Affairs and the Registry of the Discord.
Places usually close at 2:00 pm here, we thought, so we decided to rest for two hours and go out later to get vaccinated.
We took advantage of Sayri's nap to sleep all of us but, when the alarm sounded at 2:00 pm, we decided to ignore it — as it was the most mature thing, of course, and take the day to rest. We were exhausted. Actually, the night before, when we took out bus to Bogotá, Rafael had just arrived from a long trip a few hours ago.
The issue with the passport was as follows: from the day of his appointmen(today), we had 8 extra business days to show up for the appointment in case of any complications.
Mission Vaccine
It was already the morning of day number 2. A Friday. The plan was to get vaccinated very early, go to the registry office to see how they could help us solve the problem and, from there, go back to the Ministry and get our passport.
We went to the nearest vaccination center among hundreds in Bogotá.
I tend to exaggerate with my numbers but I think it would be an understatement if I say that there were about 500 people. It was a shopping mall. When trying to enter, a guard informed us that it we needed previous appointment. And that they did not vaccinate Venezuelans without PEP - a kind of document that legalizes Venezuelans in Colombia without having the legal weight of a visa. I had PEP, Rafael did not.
The appointment factor shocked us. On the internet, it said vaccination point without scheduling and for everyone.
Well, they gave us the website where we could make our appointments. There were about eleven places, I think.
Bingo!
Right in the penultimate place, with all hopes lost already, we managed to get an appointment for that same day. It was within an hour so we took a taxi and prayed to all the gods and saints that the Bogota traffic would allow us to arrive on time.
Upon arrival, they informed us, again, that they only admitted those who have EPS – a medical insurance. I had mine but Rafael didn’t.
So I got vaccinated. It was quick, painless and simple. I choked (seriously, what a huge pill, bro) on acetaminophen before and after.
And we went to the registry. After an hour and a half queue, our victory chant was interrupted again: they had no way to help us. The Salento registrar must include Resolution 8470 in the registry, they said. That’s it. There were no more options.
Two things, then:
- It was impossible to do anything in Bogotá anymore; we had to go back to Salento. Although we still had the weekend and six business days to get the passport, we felt defeated.
- The registrar was not going to include the clause. You see, it was very clear last time: within Resolution 8470, it says that one (1) free original civil registry must be given when they included the new clause that grants nationality. We asked for it and they told us we must pay 7,000 COP:
He is Colombian due to guardianship ruling, not because of the resolution. So he isn’t applicable to get a free original registration.
To die or not to die? That's the issue with the vaccine
We returned to the AirBnB and decided to spend the afternoon and evening visiting the museums in the area. Strike 2.
Or 3?
Or 4 or 5?
Less than two hours later, I started to feel exhausted and basically passed out to sleep.
I woke up bathed in sweat and at 0°C. I tried to go to the bathroom but my eyes wouldn't focus. I fell sideways. I clung to the walls. My feet sank into the quicksand of pillows that was the parquet floor.
And the pain came. It was 2020 and I was at my house in Armenia, it was 12 am and I was screaming in pain. My tailbone, my pelvis, my buttocks contracted in pain. With them, my calves, thighs, stomach, arms, shoulders contracted. How many seconds had passed within this same contraction? Seemed like days. And then the release came. I was breathing. Another contraction. No, no, not again. Was I in labor?
Pain and fever. Living between 2020 and 2022.
Did I have covid again?
I yelled. Sayri touched my arm. Why does my arm hurt so much?
Oh, because I got vaccinated that day. Glimpses of memories started to come into my mind.
I remember fearing getting vaccinated because I was afraid my arm would fall off in pain. Or that it would made me nauseous or so sleepy that I couldn't handle Sayri's paperwork.
No, not nausea or simple arm pain. Getting vaccinated was exactly like having covid all over again. For me, at least.
I was so grateful to have traveled with Rafa and not alone — as I had originally planned. Why don’t we realize the huge blessing it is to have people who care and love us around us until we’re facing extreme situations?
I started realizing about how blessed I was of having him with me the moment of the slap that was the first rejection in the Ministry.
The night was painful. Full of hallucinations. I cried so I wouldn’t scream in pain everytime my body contracted. A hundred blankets were over me and sweat bathed my hair and the mattress. Nothing could calm how cold I was.
To the museums, we did not go. Neither that day nor the next — which came with much less pain but recurring fever and insane loads of sleep.
I changed the museums for a marathon of Pablo Escobar: The Drug Lord that was airing on the Airbnb’s television. Today, five weeks later, I finally finished the series. At least the covid vaccine gave me a new obsession and a hundred new articles read about the sociopolitical history of Colombia.
Return to Salento: A New Light on the Horizon
We were home, in Salento, on Sunday. Our idea was to visit the municipal attorney who helped us with Sayri’s nationality (hello, it's us... again) on Monday but we grabbed that day to rest from thr trip and from my vaccine. We visited him on Tuesday morning.
It was simple, thank God, without legal proceedings or fights involved:
Just print the guardianship order and present yourself with it. He is Colombian. I don’t know why they would ask for that resolution.
And then, he told us something that changed our whole direction and new path to follow:
Why are you going to Bogotá, anyway? It’s much easier to get the passport here in Armenia (capital of Quindío, the department we lived in).
New action plan for Sayri’s passport - Mission: Armenia.
A 40 minutes trip from Salento.
It will continue on a following post.
First part of my Colombia – Venezuela Odissey: A Colombian Farewell - Chapter 1: Mission Passport and Bureucratic Fights