Estas últimas semanas han sido una locura en casa, la verdad, esta época del año es así por estos lares, ya que son los cumpleaños de mis padres y de mi hijo en una misma semana, lo que hace que mi agenda se complique un poco, por lo cual suelo desaparecer de Hive, para ocuparme de las cosas que hago en casa por estos días, y aunque este año no fue mucho lo que hicimos, debo acotar que me toco trabajar en mi emprendimiento, en paralelo con las actividades de las fechas, desde la llegada de Mathias a nuestras vidas, mis padres han querido que la atención se centre en el día del cumpleaños de él, sin embargo, es algo que no me agrada en lo absoluto, su vida se celebra de igual manera, como bien lo decía mi abuela, la vida se celebra sin importar la edad, y aunque sea un pequeño panque para apagar la velita es bueno.



Tener a mi familia completa, es para mí una gran bendición, más en estos tiempos en los que muchas familias se han visto fracturadas por la condición política, social y económica de mi país, y la consiguiente ola migratoria, otras tantas se han visto extintas, casi en su totalidad por la pandemia, entonces, poder disfrutar de ellos aunque sea con algo sencillo como una pequeña torta de cumpleaños, es sin duda, algo por lo que agradecer, este año no hubo grandes tortas ni lujos en los días de cumpleaños de mis amados padres e hijo, pero sin dudarlo por un instante, hubo amos y agradecimiento en cantidades industriales.



Las hermanas de mis padres, las infaltables de nuestros cumpleaños, y de nuestras vidas, pues en cada una de las circunstancias que la vida nos coloca, están ellas sin dudarlo mucho, no podían faltar; desaliñados y con algo de pereza, pues además estábamos trabajando en nuestro emprendimiento, se cantó cumpleaños feliz y se soplaron las velas de todos y cada uno, pero, lo más importante, como lo mencione al principio, estuvimos todos juntos, y eso es mucho por lo que brindar. Hoy comparto con ustedes, si bien, no son las mejores fotografías, son las que se tomaron esos días y que para mí valen oro, pues son recuerdos que se van forjando tanto para nosotros como para mi hijo.



Mathias para este año quería una gran fiesta, con amiguitos, piñata y demás periquitos, sin embargo, la situación no me lo permitió, ciertamente ha habido grandes gastos que cubrir que no me permitieron hacerle la fiesta que deseaba y que, a decir verdad, se merecía, pero como bien lo ha dicho siempre mi padre, vendrán tiempos mejores, y en pro de disfrutar de ellos, estamos trabajando actualmente. Quise preparar el famoso panaché mágico para cubrir la torta de Mathias, y termino resultando un gran desastre, que se tapó un poco con algunos toppers de Batman que había comprado, el que me conoce sabe que las tortas me quedan deliciosas pero feas jajaja, y esta no fue la excepción.



Para el cumpleaños de mi madre, un quesillo gigantesco y una torta de naranja cubierta con falso ganache de chocolate, se robó los suspiros de todos en casa, para ser sinceros, mientras escribo esto, se me antojo; mientras que, para mi papá, no podía faltar la torta de pan, esa que hacemos en casa sin seguir una receta específica, como la hacía mi abuela y la que fue la favorita también de mi abuelo, esta es la torta por la que muchos esperan todo un año para disfrutar jajaja. Aún faltan un par de cumpleañeros por lo que queda de año, pero es probable que no lo celebren en casa, aunque si lo hacen no me molesto, es más torta para degustar jajaja. Vivimos en una época en la que, el valor de la familia ha ido en declive, así que, mantenerla unida y disfrutar de ella, es algo que hay que enaltecer siempre. Feliz vida para ustedes.

_{Imágenes de mi propiedad, tomadas con mi teléfono Redmi Note 9S, editadas con Snapseed.}

Gracias por tomarse el tiempo de leer esta publicación, si tiene alguna pregunta, crítica o sugerencia, le agradecería dejármela en la caja de comentarios, y recuerda, ¡Tú también puedes hacer magia en la cocina y a dondequiera que vayas!