Volver a algún sitio que nos haya dejado un mal recuerdo no es nada fácil, eso era lo que pensaba yo cada vez que la sola idea de volver a La Plata pasaba por mi cabeza.
Sin embargo, desde finales del 2024 era algo que me había propuesto, por la necesidad de dejar atrás todas las ataduras emocionales que me estaban impidiendo avanzar. Así que hace algunas semanas, sin mucha planificación, anuncié en casa que iría a ese viaje, al que mi hijo pequeño se motivó a acompañarme.
Al llegar a la estación, me vi nuevamente con mis dos niños pequeños y unas cuantas maletas de todos tamaños y colores, pensando en cómo serían los siguientes días, tratando de asimilar tantos cambios que tuvimos durante una semana de viaje, pero la mano de mi hijo estrechando la mía me trajo al presente de inmediato.
La primera parada era ir al garaje donde vivimos antes de partir. Fue un mes de terror en el que mi cuerpo mimetizó no solo el cansancio físico del viaje, sino el mental de llevar a cabo todo lo necesario para emigrar. Verlo ahora desde fuera, me pareció surrealista, como si algún sobreviviente de la segunda guerra mundial volviera a ver el gueto del cual logró salir con vida.
A partir de ese momento pude empezar a disfrutar del paseo, porque fue como quitarme un gran peso de la espalda. Recorrer nuevamente las calles ya transitadas, pero con otra mirada y otra conciencia fue un proceso de expiación que me ayudó a pasar la página.
En La Plata, tanto las veredas (aceras) como las calles son amplias, así que caminar es un ejercicio agradable que no solo sirve para la comodidad de los usuarios, sino también invitan a recorrer la ciudad y conocerla, caminando cómodamente.
La mezcla de la arquitectura antigua con la moderna, se da sin forzar los espacios, siendo este un atractivo visual infinito, además de contar con numerosos murales que embellecen aún más los espacios.
Caminamos por los espacios conocidos hasta llegar a la Plaza Italia, la segunda parada de este viaje de sanación y reconocimiento, encontrándola completamente acordonada por estar en remodelación. Inclusive la figura en bronce fue desmontada!
Verla así me hizo pensar en haber perdido el tiempo de llegar hasta ella, pero un rato más tarde entendí el significado de todo. Fue en esa plaza el punto más álgido de todo lo malo que pasé allá, y mirar cómo se está reconstruyendo fue ver todo mi proceso desde fuera, poder darle una imagen a lo que estoy pasando y entender que aunque haya pasado tanto tiempo, por fin esa historia se ha cerrado para dar inicio a una nueva etapa.
Going back to a place that has left us with a bad memory is not easy at all, that's what I thought every time the mere idea of returning to La Plata crossed my mind.
However, since late 2024 it was something I had set out to do, due to the need to leave behind all the emotional ties that were holding me back. So a few weeks ago, without much planning, I announced at home that I would go on that trip, which my young son was excited to join me on.
Upon arriving at the station, I found myself once again with my two young children and a few suitcases of various sizes and colors, thinking about how the following days would be, trying to process the many changes we had experienced during a week of travel, but my son's hand holding mine brought me back to the present immediately.
The first stop was to go to the garage where we used to live before leaving. It was a month of terror in which my body not only mimicked the physical exhaustion of the journey, but also the mental exhaustion of carrying out everything necessary to emigrate. Seeing it now from the outside, it seemed surreal to me, as if a survivor of World War II returned to see the ghetto from which he had managed to escape alive.
From that moment on, I was able to start enjoying the stroll, because it felt like a weight had been lifted off my shoulders. Walking the familiar streets again, but with a different perspective and awareness, was a process of expiation that helped me turn the page.
In La Plata, both the sidewalks and streets are wide, so walking is a pleasant exercise that not only serves the users' comfort but also invites exploring the city and getting to know it by walking comfortably.
The blend of old and modern architecture occurs seamlessly, making it an endless visual attraction, in addition to having numerous murals that further beautify the spaces.
We walked through familiar spaces until we reached Plaza Italia, the second stop on this healing and acknowledgment journey, only to find it completely cordoned off for remodeling. Even the bronze statue had been removed!
Seeing it like that made me think I had wasted my time reaching it, but a while later I understood the significance of it all. That square was the peak point of all the bad experiences I had there, and watching how it is being rebuilt allowed me to see my entire process from an external perspective, to give a visual representation to what I am going through and understand that even though so much time has passed, that story has finally come to a close to make way for a new chapter.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.